Elogio de la ternura o el dedito mortificado de Chelita… Revisita

Los niños son como Dios, llenos de ternura, paz y con el lenguaje universal del amor.

Pedro Pantoja Santiago

Para ti Cheli, un amoroso recuerdo y un feliz día de cumpleaños…

Mi hija Chelita (por Graciela Jr.) fue la tercera y última después de dos hijos varones. Hoy, orgullosa madre de tres niños, una hembra mayor y dos varones; el último nacido hace algo más de dos meses. Fue una niña que impregnó e iluminó nuestro hogar con su dulzura, y desde siempre fue ¨la niña de mis ojos¨. Seria, inteligente, estudiosa, correcta y responsable, una catirita con cabello de trigal y risa estruendosa y espontánea, que aun siendo madre, a su tiempo sabe también ser niña. Cuando era muy pequeñita, yo le tomaba del dedo chiquito de su pie y le decía, ¨¡Este es mi dedito!¨. Cierto día le oí un llanto inconsolable e incontenibles y gruesos lagrimones rodaban por sus mejillas de melocotón. Se echó en mis brazos y yo la senté en mis piernas consolándola al tiempo que le preguntaba qué le había ocurrido. ¨¡Es que me aporré tu dedito Papi…!¨, me respondió entre sollozos entrecortados…

No más al hablar por Skype luego que su madre regresara a Caracas después de un mes de mimos y asistencia para ella, sus hijos y especialmente Joaquín, el recién llegado, vi de nuevo una carita de desconsuelo similar al del día del aporreo de ¨mi dedito¨. No es fácil lo que nos ha tocado a tantos venezolanos. Nos reconfortamos con recordar las sabias estrofas del verso de la hermana Teresa de Calcuta ¨Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo; enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño, enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada sueño, en cada vida, perdurará siempre la huella del camino enseñado…¨.

De todos los afectos reprimidos, la ternura es uno de  los que más nos cuesta expresar a los hombres, pues ser duro, insensible y frío son rasgos que parecen asociados a la virilidad masculina; pareciera que la ternura califica a la mujer y descalifica al hombre. Hemos los hombres obedecido al mandamiento cultural destructivo que nos ha enseñado a reprimir nuestros sentimientos al punto de tener que negar lo que tenga de tierno, sensible o vulnerable. Asegura el psicólogo Walter Riso “El problema del hombre no es la atrofia sentimental, sino el miedo a dar rienda suelta a todo su potencial afectivo, porque considera que las emociones expresadas le vuelven más vulnerable”. ¡Cómo nos cuesta llorar a los hombres!, por eso es que nos infartamos, nos deprimimos, nos angustiamos teniendo el remedio tan cerca, en las lágrimas, pues si no fueran para llorarlas, entonces, ¿para qué sirven…? La ternura pertenece a la misma identidad del ser humano desde el momento de nacer.

El enrarecido aire que respiramos en Venezuela, donde todo está sucio, porque está corrompido; donde todo huele mal, porque está podrido; donde no hay paz, porque nos la han arrebatado; donde no hay sosiego, porque todo es murmuración y amenaza, lleva a la consulta de los médicos un triste condimento que es casi la regla al inicio del diálogo diagnóstico. ¿Qué hacer…?, ¿Adónde irse…?, ¿Cómo drenar la rabia sin encasquetársela sobre sí mismos…? Es nuestro deber insuflar esperanza porque sin lugar a dudas esta historia nuestra se ha repetido a lo largo de todos los tiempos y en el momento menos pensado, ha tocado a su fin. Creo que como bien decía mi maestro Rafael Hernández Rodríguez, ¨Todo principio violento tiene un fin melancólico¨, es verdad que en este estado de cosas que nació violento y atrevido, se percibe la melancolía infinita de sus conductores, que más temprano que tarde, llevará a su desaparición no sin antes, es verdad, haber destruido casi todo, pues es su naturaleza, pero el odio a quien más daña es a quien lo alberga y lo esparce, nunca tiene consuelo…

¨La gordura es  crear un bunker alrededor de un alma

que teme que le den en la herida que ya tiene¨.

Alejandro Jodorowsky

Luego de estrecharnos la mano, se sienta frente mí en el borde la silla con sus codos sobre mi escritorio y sus ojos desmesuradamente abiertos oteando los míos y los sentimientos que en ellos reflejo: apenas 46 años, 1.53 m de estatura, 86.4 kg de peso, índice de masa corporal 37.0 kg/m2: muy elevada, una enorme circunferencia abdominal de 120 cm. Dice que ¨le duele todo¨ desde hace 2 años; su cara bonita es trasunto de pena, sus ojos desorbitados buscan una explicación, – empero le pregunto-, ¨¿qué ocurrió en su vida cercano a esa fecha?¨ ¨Me va a hacer llorar doctor…¨ -y sus ojos enrojecidos se humedecen-; Bueno, – le replico- ¿no es para ser lloradas que existen las lágrimas? –le acerco una toallita de papel con la que las enjuga -¨Mis tres hijos, 2 varones y una hembra de 28, 26 y 24 años se fueron del país a distantes sitios  hacer sus vidas, a vivir sus sueños: Suecia, Argentina e Italia…, comencé a dormir mal, a comer desordenadamente por ansiedad, por un atoro aquí en el centro del pecho que no me dejaba vida, dejé de ejercitarme y aumenté 25 kg de peso durante ese tiempo¨: Y, ¨¿no es que su padre falleció a los 60 años con una gangrena diabética, y si usted no se cuida no la cuida nadie?¨. Antes se iban para regresar y engrandecer el país; ahora se van para quedarse, la canalla les ha extrañado de su propia tierra, de su heredada querencia, no los quieren inteligentes y estudiosos, estorban a la revolución de la ignorancia: por ello, han quemado las naves… Algunos como los balseros cubanos serán pasto de tiburones; otros como los balseros del aire, se estrellarán a poco de elevarse, pero muchos otros germinarán en otras tierras y el doloroso desarraigo hará complejo su retorno, pero los tiempos cambiarán y muchos lo harán…

¿Cómo aprender ahora a vivir en el nido vacío, en obligada soledad, en un país desesperanzado y triste, con una espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas…? Una masa humana difícil de examinar a través de aquel grueso colchón de grasa, su coraza de protección. Dicen que la obesidad es la respuesta ante la inseguridad, su hambre es de amor, de represada ternura… ¨No tengo dinero para viajar… no hay pasajes aéreos… Ya no podré ver a mis nietos que me sentirán ausente, lejana y extraña, no podré consentirlos, alcahuetearlos y salvarlos de reprimendas y castigos; mi vejez ya no tendrá sentido…¨. Todo esto es muy triste y es parte de lo que internistas y médicos generales  tenemos que lidiar a diario, que tantas veces es rascar sobre nuestra propia herida… Pero el comunismo daña y no mira a quién, peor aún si es alguno de ellos, si se trata de alguien que ha abjurado de su apestosa fe…

“El amor perfecto, a veces no viene hasta el primer nieto” 

Proverbio galés.

Cada uno del millón y medio de venezolanos que ha emigrado al extranjero en los últimos 15 años tiene una historia que contar del por qué tuvo que abandonar su país y abrirse camino en otra parte, siendo el 88% de profesionales y técnicos de los que engruesan la estadística de la denominada fuga de cerebros.

La Flor de Apamate

Andrés Eloy Blanco

Qué pena de medio luto

tiene la flor de apamate,

qué pena de medio luto,

¡desde que tú te marchaste!

Tu marcha me echó en las venas

los morados de la tarde,

la sangre me quedó viuda

como la flor de apamate.

No sé qué cosa me pides,

no sé qué cosa pedir,

si morir por no quererte

o quererte hasta morir;

yo no sé qué es lo más bueno,

yo no sé qué es lo peor,

no sé si amor sin presencia

o presencia sin amor,

pero no quiere y te llama,

desde que tú te marchaste,

mi sangre de medio luto,

como la flor de apamate.

 

Pero es que tienen que venir tiempos mejores, y aunque pinto algunos pasajes tristes, no es porque desee que echen la cabeza hacia abajo en gesto que sólo pide benevolencia, sino para que las yergan y continúen luchando sin descanso pues ya helios está desperezándose por el oriente…

Para ti Cheli, un amoroso recuerdo y un feliz día de cumpleaños…

Revisita: Exploración sobre lo ya sabido, 17.11-2022

Perdona Cheli, no fue una sequía de ideas para construir un texto, fue una inundación de lágrimas y jipidos que en la soledad de mi biblioteca no me dejaron escribir. Y digo soledad porque para escribir siempre estoy solo, sin Graciela, el porqué de mi vida. Por fin experimenté para qué sirven las lágrimas: ¡Para llorarlas, mujer! -como le dije a mi paciente- hace ya muchos años, como le sigo diciendo a mis otros pacientes del ahora, porque, ¡los seres humanos enfermamos por no llorar!, y muy especialmente los hombres machos y duros. Dicen que cuando nos ponemos viejos exhibimos la¨labilidad emocional¨ de la chochera, y es que al fin, las lágrimas y los jipidos contenidos rompen las barreras de lo no permitido socialmente,  el pujo pierde fuerzas y las lágimas se salen de madre, y a borbotones chorrean hacia las mejillas. Cuánto daño orgánico hubiéramos evitado si hubiéramos llorado…

La ¨niña de mis ojos¨ llegó a la madurez de los 50 años, en Londres -ya no más nebulosa y umbría- con esa sonrisa tan linda, hermosa y espontánea que es la marca de los seres puros y joviales. Su vida ha sido muy productiva, nunca abjuró de su venezolanía y ayuda a los niños venezolanos a través de Chamos Charity, una fundación sin fines de lucro de la cual es la tesorera; nunca nos ha olvidado  y nos hace reir con sus aventuras cotidianas con José Miguel – su marido- y con sus tres hijos, cada cual con un tema diferente, con una historia diferente.

¿No es bellísima nuestra hija? Ella misma elaboró la torta… Como que aprendió de sus madre cómo hacer tortas que expresen amor y sepan a amor… Y eso que no podemos verle su corazón afable y benévolo, que por cierto tienen sus otros dos hermanos.

Bueno Cheli, sabemos que la pasarás muy bien, que con marcadores  harás en los ventanales pintas alusivas a tu onomástico…

¡Guádanos un trocito de tu torta aderezada con tu elíxir de amor!

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