¿Qué nombre, que adjetivo, puede dársele a estas monstruosidades sin que la fibra humanitaria de los capitostes del régimen se conmueva…?
Un día el jefe de una estación ferroviaria hablando con uno de sus empleados, le pregunta:
– Dígame, ¿usted qué haría si ve que dos trenes van a chocar?
– Avisarles por la radio o con banderas para que cambien de carril – responde muy seguro el empleado.
– Y, ¿si no tuviera ni radio ni banderas? -insistió el jefe.
– Pues, entonces llamaría a María, mi esposa.
– ¡Ajaaaa!, su esposa María, y ¿qué sabe ella del tema?
– Nada, es que nunca ha visto un choque de trenes de frente.
Tiempos incomprensibles, de indiferencia e irresponsabilidad gubernamentales, de asco y crimen… de incumplimiento de obligaciones éticas y morales, ¿Es que acaso no es criminal suspender los pagos, negar las divisas a fabricantes y proveedores de medicamentos, producir su desaparición de las farmacias y droguerías y presenciar impertérritos cómo se descompensan, cómo se agravan y cómo se mueren pacientes sin que nada se haga…?; ¿Es que acaso no se ha producido un angustioso peregrinar, desesperante e infructuoso buscando la medicación para delicadas dolencias como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus o la miastenia gravis, todas capaces de producir infartos cardíacos, accidentes cerebrovasculares y hasta la muerte por asfixia…?; cuándo no se encuentra una pastilla de acetaminofeno para paliar una fiebre o un dolor, ¿volver al yerbatero?; ¿Cuándo si te infartas en vez de destapar la arteria y colocar un stent, tienes que sufrir una cirugía a tórax abierto con todo lo que ella implica…?; ¿Cuándo si tienes un cáncer mamario localizado en vez de extirpar el bulto tumoral e irradiarte, tienen que amputarte la mama y luego darte quimioterapia…?; ¿Qué nombre, que adjetivo, puede dársele a estas monstruosidades sin que la fibra humanitaria de los capitostes del régimen se conmueva…?
En junio pasado el Gobierno de Nicolás Maduro donó 5 millones de dólares a la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés) para desarrollar cultivos de arroz en el África Sub-Sahariana; adicionalmente, 5 millones de dólares más para investigar la infección por ébola en África. No cabe la menor duda que los principios de solidaridad son convenientes y necesarios y deben existir, pero, primero el máximo deber es con casa antes de regalar sin consultar a nadie o malversar los recursos que le pertenecen a cada uno de los venezolanos. ¿Por qué no se invierte en salud en Venezuela? ¿Cómo regalar diez millones de dólares en seguidilla al África, cuando las epidemias de dengue y fiebre chikungunya ya alcanzan niveles tan elevados que vemos gente rengueando por las calles, llenos de dolores, ayunos de esperanza? La Misión Médica Cubana, ¨solidaria, desprendida e internacionalista¨, médicos cubanos seguidores de las prédicas del Che Guevara, ¨paradigma de humanitarismo¨ cobra 1.275 millones de dólares a Venezuela por 92 días de servicios médicos: la módica suma de 13.858.695,65 de dólares diarios. Entiéndase bien, en el último trimestre del 2011, por ¡cada día de asistencia médica!, Venezuela pagó, no a los médicos sino a la ruinosa burocracia cubana, trece millones ochocientos cincuenta y ocho seiscientos noventa y cinco dólares con sesenta y cinco centavos, pero para el venezolano no hay divisas…
En ese mismo año, el Ministerio del Poder Popular Para la Salud recibió un presupuesto de 17.931,50 millardos de bolívares. Esto significa que mientras el gobierno destinó a la salud de los venezolanos, a través de su principal organismo el Ministerio de Salud, un poco más de 4.170 millones de dólares, en el mismo periodo la burocracia cubana se nos birló unos 5.700 Millones de dólares, una cifra equivalente al 113% del presupuesto del Ministerio de Salud de Venezuela.
El pueblo venezolano, también indiferente ante tanta escasez y restricciones nos vamos acostumbrando cada vez más a ser humillados y a vivir mal. Tenemos la sangre fría y el corazón afligido. Los dirigentes de la oposición no hablan claro, se sienten constreñidos y faltos de inventiva; están como la María del cuento, esperando a que el marido la llame a presenciar un choque de trenes…