¿Qué médico no ha tenido una paciente como ella…? Cuando la observé en la mesa de examen, panza arriba, medio desnuda, no sé por qué recordé una copla que cuatro en mano y con los gallos fuera de lugar, cantaba yo en mi adolescencia. “En la cabeza‘e los negros se señalan caminitos, unos cogen pa’Cariaco y otros para Cariaquito” ¡No me cabían dudas, en la barriga de Pasible, habían jugado la vieja!” Caminerías y cicatrices de longitudes dispares, cruzaban su superficie, uniéndose aquí y desuniéndose más allá, algunas de trazo limpio y seguro, otras anfractuosas, propias de una mano rápida pero descuidada, consecuencias de los diferentes órganos que a través del tiempo le habían extirpado. Para mi desgracia, mis colegas nada habían dejado que yo pudiera mandar a sacar… Para fortuna de ella todavía conservaba incólumes aquellos órganos indispensables para la vida… Aunque, o sea… que según me dijo, su riñón derecho estaba en pico de zamuro a causa de una piedra incrustada, ya no recuerdo dónde…Leer más