Elogio de la ¨virología¨, estrabismo, ambliopía y afines…

 

Sobre “virología”: Estrabismo, ambliopía y afines…

Escapa al dominio de mi razón el por qué, de repente y en el sitio, me encontré participando de un ágape en la palaciega residencia de Irreflexa Muchaplata, digno espécimen de la fauna del nuevorriquismo venezolano de los “entornos”,¨bolichicos¨y ¨enchufaos¨ que han tomado por asalto las casas del Country Club elevando las paredes cual castillos medievales. Una de ellas, que sus envidiosas congéneres llaman “recién-vestidas”, finalizando el platillo de entrada, patilla con morcilla, invitó a cada cual en la mesa a comentar sobre los pasatiempos de sus consortes.

Ella, por supuesto, no podía quedarse a la zaga y de súbito, dijo desatinada, –“¡Muéranse compinches, que mi Henry es sifilítico!” Turbado, el marido palideció y al tiempo que se estiraba el cuello de la camisa, presuroso, suavemente la corrigió, -“¡Filatélico, gorda! ¡Fi-la-té-lico!, ¡Fi-la-té-lico!” No satisfecha con el desboque, algo más tarde arremetió nuevamente al enterarse que mi colega de al lado trataba niños con estrabismo, o lo que es lo mismo, con la vista desviada… Echándole tierra en los ojos al marido, le regurgitó curiosa, -“¿Así que eres tú lo que llaman un ‘virologo’?” Azorado, pero aún solícito, el abochornado tormento le enmendó otra vez, -“¡Estrabólogo, gorda…! ¡Es-tra-bó-lo-go!, ¡Es-tra-bó-lo-go!”. Encañonándolo con su indice acusador, la misia le objetó guachamarona, -“¡No mi gordo, esta sí que no me la ganas, si atiende ‘virolos’, tiene que ser ‘virólogo’..!”

Periódicamente y con acierto la oftalmología venezolana realiza campañas para hacer conocer al gran público y particularmente a los médicos generales, pediatras, maestros, padres y representantes, sobre la causa más común de deficiencia visual en el niño: la ambliopía, un desorden ante el cual nuestra sociedad se ha mostrado negligente. Del griego, ambliopía significa “el que tiene la vista débil”, de ‘ambli’, obtuso o imperfecto, y ‘opía’, relacionado con el ojo o la visión. Es una situación prevenible a condición de que se le diagnostique precozmente. De no serlo, conducirá a una deficiencia visual, casi siempre unilateral, permanente e irreversible. Como el niño puede no mostrar ningún rasgo externo del problema, debe ser investigado mediante jornadas de pesquisa en las escuelas, para poner de manifiesto a los afectados asintomáticos y administrarles tratamiento…

Desde que Juanito nació, “metía” el ojo derecho. Su pediatra, así como su familia, restaron importancia al asunto, decidiéndose esperar hasta la edad de dos años, pues “se arreglaría por sí mismo…”. Beatricita vino al mundo con un lunar de sangre—angioma— sobre su párpado superior. El párpado izquierdo estaba caído y como un telón, cubría todo el orificio de la pupila… Se les sugirió no hacer nada, pues estaba muy chiquita y desaparecería con el tiempo… Al nacer, Nicolás tenía una miopía por un sólo ojo, pero.. ¿quién podría saberlo!, por fuera no se le notaba nada anormal. Cuando a los 10 años su madre lo llevó al oculista para un examen rutinario, la visión por el ojo derecho era muy deficitaria, y tal vez, no podría corregirse nunca con el auxilio de lentes ni de cirugía… Cristina fue una niña muy hermosa, pero su madre se percató de que en la pupila de su ojo izquierdo había aparecido una mancha blanca: Una catarata congénita le fue diagnosticada, pero se aplazó la oportunidad de extraerla hasta la edad de 2 años… Los cuatro niños desarrollaron ambliopía y nunca alcanzaron un nivel de visión normal en esos ojos... El avance médico nos indica que las conductas que en ellos se tomaron fueron guiadas por falsos conceptos reñidos con los conocimientos actuales…

Hagamos este problema comprensible explicando acerca del desarrollo visual normal del niño: Si se observa atentamente los ojos de un recién nacido veremos cómo de vez en cuando; “mete” un ojo o el otro. A esa edad es normal y evidencia que el control cerebral sobre los músculos que mueven los ojos aún no se ha alcanzado. Hacia los seis meses la maduración ya habrá ocurrido y por tanto, si los ojos ven por igual y están derechos, el niño deberá ser capaz de enfocar, de fundir en una sola, las imágenes proyectadas en ambas retinas. Esa cualidad, normal, de enfoque binocular o de fusión, trae consigo aparejada la llamada estereopsis o sentido de percepción de profundidad, función que nos permite percibir “tres dimensiones”, juzgar las distancias y proporciones de los objetos. A los seis años, esta capacidad estará totalmente desarrollada. Imaginemos ahora el caso anormal, donde los músculos extraoculares no están bien balanceados, donde no trabajan sincrónicamente como lo haría una yunta de bueyes, es decir, donde el niño tenga un ojo desviado por estrabismo: desviación del alineamiento de un ojo en relación al otro, impidiendo la fijación bifoveolar. No es raro que los padres noten el defecto luego de una eruptiva, de una caída o cuando les vean acercándose a la lectura. Al no estar alineados apropiadamente, los ojos no enfocan juntos hacia el objeto, rompiéndose la fusión y ocurriendo doble visión. A diferencia del adulto, el niño no es capaz de verbalizar el enojoso síntoma… Su cerebro compensa el conflicto de información, a un mismo tiempo, dos imágenes diferentes, debilitando o suprimiendo la imagen desenfocada, ignorándola, olvidándose de que esa imagen y ese ojo existen… En la medida en que el niño se acerque a los seis años y el cerebro no utilice la información confusa de ese ojo, el defecto se irá afianzando y aun cuando el ojo sea anatómicamente perfecto, estará debilitado y no será capaz de percibir imágenes claras, la visión central será borrosa —como a través de un vidrio esmerilado— , el ojo se habrá ambliopizado y no habrá vuelta atrás… Una situación similar se produce cuando las imágenes no pueden proyectarse con nitidez en la fóvea de la retina central, la zona de mayor exquisitez visual, porque exista un obstáculo al paso de la luz: un párpado caído, una catarata congénita, una nube en la cornea, o una miopía, astigmatismo o hipermetropía severos. La formación de una imagen clara e igual en las retinas es requisito indispensable para que se desarrolle una función visual normal; de no haberla, se origina una ambliopía “ex-anopsia” o visión precaria por falta de uso…

¿Qué debe obligar a buscar el consejo de un oftalmólogo general? Puesto que puede ocurrir sin síntomas ostensibles, todo niño debe ser examinado antes de los 3 años. Más obligante aún si el niño mete un ojo, aunque sea ocasionalmente después de los 6 meses. ¡Nunca espere a que el niño crezca! La consulta será igualmente mandatoria, si un párpado caído tapa la pupila del ojo, o si existe una nube blanca en el centro. La ambliopía puede ser exitosamente tratada entre los tres y los seis años, sea tapando u ocluyendo el ojo sano para obligar al enfermo a enfocar, sea con ejercicios de ortóptica, lentes o cirugía; sin embargo, se recomienda su pesquisa hasta los 10 años, dándole al niño el beneficio de la duda, de que pudiera haber una respuesta tardía al tratamiento. De no realizarse, el cerebro ignorará, rechazará la imagen no formada, malformada o desenfocada y eventualmente perderá toda capacidad para interpretar los mensajes enviados por ese ojo. A resultas, el niño quedará con un sólo ojo y sus consecuencias, ¡por una condición que pudo ser pre-ve-ni-da…!

¡Hasta en un 95% de los casos, la ambliopía no se superará espontáneamente! Sea que su niño tenga 6 meses, 2, 3 o 6 años, debe ser examinado preventivamente por un oftalmólogo general, o tan pronto como sus padres noten alguna anormalidad. ¡Lo que usted aprenda esta semana sobre prevención de la ambliopía puede ser decisivo para la salud visual de su hijo!

Pero, para qué hablamos de estas nimiedades; el niño venezolano virolo o no, sufre una profunda amargura al ver que sus necesidades básicas como es tener una alimentación adecuada no le es asegurada por ese Estado fallido llamado irrespetuosa y pomposamente ¨bolivariano¨ de Venezuela. Es difícil e incomprensible entender la maldad cuando el recipiente de ella es un niño incapaz de defenderse y reclamar para sí derechos que le son negados, que les son conculcados, que les son pisoteados… Pero el optimismo no nos ha dejado a pesar de las ignominias a que hemos estado sometidos y Eos nos traerá un nuevo día

¿Hasta cuándo? La miseria ya tiene suficiente compañía…

Publicado en El Unipersonal.

2 Comentarios

  1. Excelente artículo, leyéndolo, empecé a recordar que una compañera de mi promoción de médicos – cirujanos, ahora ya pediatra y quien ejerce con dedicación en el hospital «Dr. Agustín Zubillaga» comentó a propósito de la pandemia la cantidad de desnutrición infantil, como nunca había visto y como esos niños se complicaba y muchos morían aunque el gobierno los ignore y lo niegue, siguen ahí pesando 3kg al nacer y 2,5 kg a los 3 meses😢

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