Elogio de los pagapedos y un recuerdo de Álvarez Guedes…

Elogio de los pagapedos…

El 26 de octubre de 2013 el ilegítimo Nicolás Maduro durante el encuentro en Parque Central con sectores sociales del Gran Polo Patriótico decidió unirse, sin pensarlo dos veces, a quienes gritaban la consigna «¡Si se prende un peo, con Maduro me resteo!».

Puede que el título de mi entrega de hoy les suene ordinario y altisonante y de inmediato presento mis excusas por herir susceptibilidades… Pero de quien me estoy copiando es de mi admirado Pancho Herrera Luque quien, hablando de los blancos, ¨grandes cacaos¨ del mantuanaje criollo de los 1800s que se daban cita en misa de diez los domingos en la Catedral de Caracas, y de quienes el pueblo se burlaba inventándoles graciosos cuentos como el de aquella señora aquejada de una flatulencia sonora, agresiva e incontenible, imposible de disimular, que se antojaba de acrecentarse cuando estaba en misa y de rodillas… Pero mire usted el ingenio de aquellas matronas, ¿cómo disimular aquella, tan embarazosa situación? Pues bien, llevaban a su diestra una negrita y cada vez que se le salía ¨un aire¨, la susodicha recibía un sonoro coscorrón por cochina, indecente y pasada… ¿y cómo llamar aquella chivita expiatoria…?, ¡¨La pagapeos¨, pues!,  por eso, los viandantes de esa Caracas colonial, cuando veían pasar a las matronas acompañadas de las “negritas”, murmuraban entre sí:  Allí viene misia Francisquita con sus dos pagapeos.

También tuve un paciente cuyo síntoma, clamoroso, se asemejaba más a aquellos ¨cohetes chicharroneros¨ que Josefina, Manuela y Socorro Balaguer en el viejo Canoabo de Carabobo y en tiempo de difícil comunicación, echaban a volar al aire para anunciar a su clientela la salida de sus famosos chicharrones. Como mi enfermo no tenía negrita a quien culpar, cierto día se le escapó no sé si uno o una retreta de ellos, muy sonoros y contentivos de 999/1000 Unidades ¨FO¨ (abreviado UFO, como los platillos voladores), de una peligrosa combinación de nitrógeno, hidrógeno, dióxido de carbono, oxígeno y el gas de los pantanos, el metano –por cierto, el metano y el hidrógeno son inflamables, por lo que algunas flatulencias son susceptibles de encenderse con el fuego, así que en misa, aléjese de las lámparas votivas, y a la hora de la muerte, de una ¨vela del alma¨-. Pues bien estos cursis ¨flotis¨ o ¨plumas¨ poseen un efecto irritante y revulsivo sobre la pituitaria nasal o mucosa olfativa, por ello fue que un sufrido que se encontraba a su lado poniéndose de pie clamó al cielo con los brazos extendidos, a toda voz e indignado: -¨¡Señores, consíganle un catecismo a este cristiano para que salve su alma, porque su cuerpo se le pudrió y ya no tiene salvación…!¨.

Los seres humanos producimos una media de entre 400 y 1.200 cm3 de gases diarios como resultado, especialmente, del aire que deglutimos al masticar, fumar, beber o masticar chicle y tomar bebidas carbonatadas, y por la descomposición de los alimentos en el intestino, un tercio del total. En personas sanas, la frecuencia de evacuación de gases a través del recto es variable. Se calcula una media de 10-14 expulsiones de gases o flatos al día. Para que no se me tache de sujeto de mal gusto y peor educación, traigo en mi defensa a nuestro padre Hipócrates 420 a.C.: «Si es posible, es preferible liberar la ventosidad silenciosamente, pero mejor que contenerla y acumularla internamente es liberarla con ruido…». Además, Pierre-Thomas-Nicolás-Hurtaur (1719-1791), escritor e historiador quien publicó en 1751 el ensayo físico teórico «El Arte de tirarse pedos» cuyo extracto es el siguiente: «Es en el mundo social donde el pedo puede tener sus mejores desarrollos, ya sea para iniciar una conversación, para hacer callar a un contertulio fatigoso o como salida triunfal en una disputa dialéctica. Hay que ser claro: el pedo es un acto de afirmación existencial solo al alcance de aquellos que han conquistado su libertad más allá de los prejuicios sociales«. Milan Kundera (1929) escribió la novela «La insoportable levedad del ser» (1984); en ella, la madre de Teresa se tira pedos como ilustra el siguiente pasaje: «Luego la madre dijo: «Teresa no quiere hacerse a la idea de que el cuerpo humano mea y echa pedos». Teresa estaba roja de vergüenza, pero la madre continuaba: «¿Hay algo de malo en eso?» y ella misma respondió de inmediato a su pregunta: soltó una sonora ventosidad. Todas las mujeres se rieron…». O, si no les satisfizo, ¿Qué tal François Rabelais (1494-1553) ?, que escribió en 1532 «Gargantúa y Pantagruel» y en dicha obra se refiere al prodigio de un pedo que hizo temblar la tierra nueve millas a la redonda… Más adelante nos referiremos al ¨pedo de Atanasio¨, aquel presente en el recuerdo colectivo capaz de fijar el fin de una época y el inicio de otra.

Una diplomática nuestra ha llevado el blasón revolucionario a varios eventos internacionales donde se ha suscitado episodios vergüenza entre sus allegados; sirva el comentario para mencionar, entre otros, el ocurrido sábado 12 de septiembre cuando uno de los presentes en Quito dejó conocer que las pestilentes flatulencias de la ¨diplomática¨ venezolana le hicieron la vida cuadritos a sus pares, los cancilleres que acudieron al encuentro en Quito para lograr un acuerdo en presencia de los cancilleres de Ecuador, Uruguay, Colombia y Venezuela, luego de que el régimen de Maduro expulsara a cientos de colombianos de Venezuela. El acuerdo no se dio, se ignora si por los efluvios de una flora intestinal desbocada e impertinente o porque de antemano no había ningún genuino interés porque se diera…

En medio de un tema tan espinoso como pestífero, es mi deber aportarles algunos consejos para no espantar amigos o contertulios, o acabar con la luna de miel cuando una vez en la cama y bajo la misma cobija, alguno de la pareja se le escape un desliz… Disminuya el consumo de carbohidratos, legumbres –garbanzos, caraotas y lentejas- y bebidas gaseosas; elimine de su dieta verduras como coliflor o col; evite la ingestión de frituras; las verduras de hoja como acelgas y espinacas, cómalas cocidas; el pescado –si lo consigue o no se infarta al conocer el precio- ingiéralo hervido o asado; la carne dura y mala que se consigue quítele la grasa y ásela; coma masticando despacio y con la medida que impone la dieta revolucionaria; prefiera las infusiones digestivas al café.

  • Aventuras de un flato emboscado…

Ida por vuelta, solíamos ir Graciela y yo los sábados, los domingos o ambos con nuestros tres hijos, al Club Playa Grande en el Litoral Central. Eran momentos para relajar el espíritu y convivir en familia a la orilla del mar. Siempre llevaba un libro. Rara vez podía hacer una lectura completa de un capítulo de su contenido. Había que estar pendiente de los niños y sus travesuras. Aprovechaba también para trotar en medio de aquel calorón. Cuando pasaba por el patio de bolas, veía a mi dilecto amigo, el doctor Oscar Beaujon Rubín con su cuerdita. El espíritu del alcohol hacia que siempre me dijera alguna ¨repugnancia¨, pero bien, a los buenos amigos todo se les perdona. Luego nos íbamos a la Capitanía, cerca de los yates anclados. Comprábamos carnada para que nuestros hijos ¨pescaran¨ unos desafortunados pececitos no muy robustos y esmirriados. Y entonces venía el almuerzo, por supuesto pescado fresco, mariscos, ensaladas… Completado el día nos regresábamos a Caracas para evitar la cola interminable, el tráfico que lo sacaba a uno de quicios…

Una tarde de esas, una sobrina que tendría unos cinco añitos, comenzó a quejarse amargamente y a llorar, al tiempo que se sobaba la barriguita. Con tanta zambumbia que comían nada tenía de raro… Como buen médico, para mis adentros me asusté mucho, pensando en apendicitis aguda, obstrucción intestinal, invaginación intestinal y otras pendejadas que se nos ocurren sólo a los médicos acerca de nuestros hijos quejosos y allegados y ansiaba el regreso para llevarla a la Clínica.

Gustavo, nuestro segundo hijo –siempre ocurrente- nos dijo en un momento dado,

-¨¡Eso no es nada. Es que Mampi tiene un peíto atracado en las tripas…¨!

Nadie le paró bolas a su comentario, pero al cabo de unos minutos un peote largo, sonoro y tartamudeante, como la explosión sucesiva de múltiples cohetes chicharroneros[1] salvadores, en un momentico, la libraron de su pena. A no dudar, Gustavo a quien nunca le gustó la medicina, había hecho un buen diagnóstico, un diagnóstico correcto…

La impertinencia sonora de Joe Biden

Recientemente, en noviembre de 2021, al presidente Joe Biden de los Estados Unidos se le fueron los frenos durante un encopetado encuentro con la familia real británica en la recepción de la noche de apertura de la cumbre COP26 (UN Climate Change Conference of the Parties). Durante la conferencia sobre el cambio climático Biden vivió un momento muy embarazoso frente a la duquesa de Cornualles, Camila Parker Bowles, esposa del príncipe de Inglaterra, cuando en la Kelvingrove Art Gallery de Londres se le disparó ´un pedo largo y ruidoso e imposible de ignorar’, también se desconoce si de sus labios salió la exclamación, ¡Coño, aquí como que se cagaron!

Medios del Reino Unido aseguran que Camila, duquesa de Cornualles, no deja de hablar de la flatulencia de Biden, que parece haber marcado un antes y un después en su vida, tal como lo hizo el famoso Pedo de Atanasio, en el popular chiste del humorista Guillermo Alvarez Guedes

Y eso que la esposa del príncipe sólo se refirió a la parte “musical” y no mencionó –se supone que por decencia- los componentes químicos y radiactivos del disparo presidencial, que sonó como una salva para anunciar la iniciativa de reducir en un 30% las emisiones de metano del ganado vacuno.

[1] Aprendí sobre los ¨cohetes chicharroneros¨ cuando de noviazgo con Graciela, íbamos algunos fines de semana a las Cumbres de Canoabo (Edo Carabobo) donde su padre tenía en pequeño fundo. Cuando en casa de la señora Josefina Balaguer y sus hermanas preparaban carne de cochino requemada o chicharrones, echaban al aire y en ristra, numerosos cohetes como señal…

 Un recuerdo de Guillermo Álvarez Guedes (1927-2013)

Uno de los chistes más hilarantes del recordado Álvarez Guedes, famoso humorista cubano se intitulaba ¨el Pedo de Atanasio¨ que bien vale la pena ponerlo por escrito,¨En el pueblo de El Bonito en Puerto Rico, un joven de unos 15 años llamado Atanasio asistía por primera vez a un baile y durante el mismo tuvo la fatalidad de que al inclinarse a pedirle una pieza musical a una joven, se le escapó un sonoro pedo, tan sonoro y esrepitoso que se oyó en  toda la sala de fiestas. Todo el mundo comenzó a reirse de él y a molestarlo por su impertinencia.

Al día siguiente, doquiera que iba, la gente repetía las burlas y comentarios sobre el llamado desde entonces, por su notoriedad,  el ¨Pedo de Atanasio¨. Fue tal su desespero que decidió irse a San Juan, donde no más, al bajarse del bus y comenzar a ver gente todos le reconocían y hacian chanzas acerca de su escape gaseoso. Ya muy molesto, pensó que si se iba a Nueva York, nadie conocería de su hazaña sonora. Y allí estableció su vida y permaneció por espacio de 50 años… Llego un momento en que el terruño le llamó y regresó de nuevo a Puerto Rico, precisamente a El Bonito. Todo estaba igual. Se dirigió a un bar

de la localidad y pidió una cerveza. Viendo a un viejo de edad aproximada a la de él que estaba sentado en la barra, le invitó a libar. Pensando que más o me

nos aparentaba su edad, le preguntó si era de El Bonito a lo que aquél replicó que sí y que nunca había abandonado el pueblo.  Una nueva pregunta fue para preguntarle qué edad tenía, a lo que aquél respondió, ¨Yo debo tener 64 años, porque cuando el ¨Pedo de Atanasio¨, yo tenía 14…¨

“El pedo es vida, porque hasta el papa se lo tira”, escribió el gran don Francisco de Quevedo (1580-1645), mientras que el premio 

Nobel de Literatura de 1989, don Camilo José Cela (1916-2002), se sonó uno en medio del Senado español, que transcendió casi tanto como sus novelas.

Publicado en El Unipersonal.

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