Carta abierta con motivo de mi jubilación forzada de la UCV de fecha 17 de febrero de 2011

 

¡Carta abierta del Dr Rafael Muci-Mendoza poniendo su cargo a la orden:

Ejemplo de Dignidad!

El 17 de febrero de 2011 el Insigne profesor Dr Rafael Muci-Mendoza, maestro de generaciones en el Hospital Vargas de Caracas, formando parte de la Universidad Central de Venezuela, dirigió una carta abierta como protesta a la situación de la Medicina en la Venezuela bolivariana. En la misiva pide la jubilación del cargo ejercido en dicho hospital por 53 años y circula desde hace días en la red. Es un documento para reflexionar y actuar y no debe dejar de leerse.

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Carta abierta

A mis compañeros de Cátedra y del Hospital Vargas de Caracas; a las autoridades y profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela y en particular de la Escuela de Medicina ¨José María Vargas¨; a otros miembros de la comunidad universitaria; a mis alumnos  de pregrado y cursantes de postgrados de medicina interna, de oftalmología de los Hospitales Vargas, Rísquez, Domingo Luciani y Militar, al postgrado de neuro-pediatría del Hospital Pérez Carreño y postgrado de neurología de la Universidad de los Andes.

 

El 18 de junio de 2010, conjuntamente con otros destacados médicos venezolanos[1], suscribí un documento intitulado “Consideraciones sobre la incorporación de 8.581 estudiantes de la carrera de Médicos Integrales Comunitarios a los hospitales públicos”, un problema que ya fuera planteado en cartas y comunicados desde julio del 2007 y del que extraigo textualmente algunos párrafos ¨El documento señaló de forma terminante que el diseño curricular de las carrera de Médicos Integrales Comunitarios resultaba  ser prácticamente el pensum de carreras similares que se cursan en Cuba, con un alto contenido ideológico que “pareciera ser un objetivo esencial en su diseño, lo cual está en contra de los principios fundamentales de la educación y especialmente de la educación universitaria, basada en que el alumno pueda ejercer libremente el análisis y la discusión de todas las ideologías, libertad que es atributo fundamental de las universidades….” ¨Como afirmamos en el Manifiesto de julio de 2007 al cual hemos hecho referencia, “no se les ha brindado la posibilidad que nuestras facultades de medicina ofrecen a sus estudiantes: una carrera con un pensum acreditado, garantía de la obtención de grados y otorgamiento de títulos de indiscutible solvencia académica y profesional”. Por su parte y en relación con los cursantes, el documento finalizaba diciendo, ¨asegurar que la práctica que llevará a cabo este personal esté enmarcada en los estándares internacionales para la educación médica de pregrado, que exige alto compromiso en la formación del médico, en la que deben combinarse, la excelencia en la atención de la salud de la persona, de servicio a la comunidad, de sensibilidad humana y equidad en todos los estratos sociales¨.

Pues bien, en la mañana del pasado lunes 24 de enero de 2011, luego de atender, como es mi ancestral costumbre, a mis pacientes de la Unidad de Neurooftalmología del Hospital Vargas de Caracas, me dirigí a las 9:30 a.m. a la Sala 3 con la finalidad de participar en el ritual de la revista médica de sala por tantos años acostumbrado; fue grande mi sorpresa cuando se me comunicó que estarían presentes tres cursantes del programa de Medicina Integral Comunitaria que propicia el estado venezolano en connivencia con la misión médica cubana. Según se me informó, constituía una ¨colaboración¨ pedida por el director del Hospital para recibir a seis pasantes divididos en 2 grupos, uno para la Sala 3 y otro para la Sala 2. Me presentaron a tres mujeres superando la treintena y en gesto de elemental cortesía les ofrecí mi mano. De acuerdo a lo comunicado, serían ¨invitados de palo¨, es decir, que ¨no molestarían, no hablarían, sólo escucharían y sólo tomarían notas¨, como en efecto ocurrió…

Antes de proseguir, debo significar que he permanecido en el Hospital Vargas de Caracas desde 1957, cuando iniciara mi paso por las clínicas en tercer año de medicina; allí recibí información, pero más que todo, formación médica, ética y humanitaria. Me gradué el 5 de septiembre de 1961 y desde entonces mi vida ha permanecido atada al Hospital Vargas de Caracas -53 años; ¡más de medio siglo! -. Solamente durante mi Internado y Residencia en Medicina Interna, recibí mis emolumentos a través del Hospital (Bs. 1.500,oo de entonces). Luego, ingresé al escalafón universitario ascendiendo progresivamente hasta la categoría de profesor titular; todos mis trabajos de ascenso fueron laureados y se recomendó su publicación; todos fueron publicados. Desde entonces y hasta el presente, he permanecido como Profesor Titular universitario activo de Clínica Médica, a medio tiempo de contratación, en la Cátedra de Clínica y Terapéutica B de la Escuela José María Vargas de la Facultad de Medicina de la UCV, a la cual ingresé oficialmente el 1º de febrero de 1965 manteniéndome en mi puesto hasta el día de hoy, es decir, exactamente 46 años y un mes de intensa actividad asistencial y académica; ininterrumpida con excepción del período comprendido entre julio de 1978 y julio de 1980 cuando permanecí en el Centro Médico de la Universidad de California, San Francisco donde realicé un entrenamiento en neurooftalmología durante dos años, superespecialidad hasta entonces desconocida en mi país y la cual enseño desinteresadamente desde entonces.  Debo manifestar que nunca tomé un tiempo completo por temor a no poder cumplirlo, aunque mi lapso de trabajo se extendió habitualmente entre las 7.00 a.m. y las 11.45 a.m..

Es por ello que mi sueldo actual, me avergüenza decirlo, es de tan sólo Bs.F. 1.331,oo que con las deducciones, termina siendo de Bs.F. 829,36. Se pensará que sólo un imbécil trabajaría por un sueldo tal, pero a decir verdad, nunca laboré por un sueldo sino por amor a mis pacientes –los más desposeídos-, por la memoria de mis profesores, al Hospital al que tanto quiero y tanto debo, a la docencia universitaria a la que he dedicado tiempo, desvelos y puntillosa escrupulosidad, y a mis centenares de alumnos de pre y postgrado, solazándome henchido de orgullo al verlos de mis manos aprender y ser mejores ciudadanos y triunfar en nuestro medio y allende los mares.

En mis charlas dictadas y en artículos médicos publicados en el país o en el extranjero, siempre y con orgullo me he identificado como ¨Médico del Hospital Vargas de Caracas¨, nunca he mencionado la institución médica privada a la cual pertenezco. En algún momento y en forma anónima mi supuesta auto designación de ¨Médico del Hospital Vargas¨ conque suscribí muchos artículos de prensa en su defensa, me valió críticas por ¨identificarme como tal sin serlo¨.

He compartido mis actividades de Cátedra con la dirección de la Unidad de Neurooftalmología, fundada por mí, única en el país y dependiente económicamente de mi persona y de los Cursos introductorios de Fondo del Ojo en la Enfermedad Sistémica que anualmente dicto por más de 40 años; nunca he pedido ni recibido ayuda de mi Escuela ni de la Dirección del Hospital, tampoco se me ha ofrecido -se me ha ignorado, lo que también significa que no han interferido con mi labor-. Nunca cobramos un céntimo a nuestros pacientes, considerando nuestro trabajo como una ofrenda a quienes nos han enseñado y como una obligación moral y de empatía.

La Unidad fue designada con mi nombre el 18 de julio de 2003 a pedido de mis propios compañeros de Cátedra y aprobado por el Consejo de la Escuela de Medicina ¨José María Vargas¨ en su sesión # 783 de fecha 15 de mayo de 2003, fundada a mi regreso del Norte en julio de 1980 con material e instrumentos adquiridos de mi propio peculio y a la cual asisto entre las 7.00 a.m. y las 9.30 a.m. viendo una docena de enfermos diarios, intentando solucionar o aliviar sus problemas y de paso, enseñando a los médicos internistas y oftalmólogos que me acompañan lo que considero el arte de la medicina al través de ser un hombre que trata de estar enterado en su oficio, cabal, respetuoso y bondadoso para con mis pacientes y para con mis alumnos.

Tan sólo eso ha sido mi vida hospitalaria…

Volviendo al tema que me ocupará en adelante, tal vez por algún descuido involuntario, no fui informado que estos cursantes asistirían a las revistas de sala, ni que supiera, se hubiera convocado a todos los miembros de la Escuela, del Departamento Médico, de la Cátedra y del Servicio para discutirlo, decidirlo y aceptarlo o improbarlo. Era pues ese lunes, el día en que se consumaba de un hecho cumplido. En razón de ello debo hacer algunas precisiones.

El 8 de julio de 2006 escribí en la sección de Opinión del Diario El Universal de Caracas, 2:9, el siguiente artículo:

¨Oferta fraudulenta…¨

Rafael Muci-Mendoza

La medicina es profesión de elevada actividad intelectual; nuestro padre Hipócrates, 2500 años atrás trocó el empirismo en medicina que se explicaba el mundo en términos de razón, surgiendo así la medicina científico-natural, disciplina en constante evolución y perfeccionamiento. La medicina constituye parte neural de la cultura de una época y de un país. La situación no deja de ser al menos triste… Mil quinientos jóvenes bolivianos, adolescentes ilusionados e incautos, masa proclive al engaño, enlabiada y traída a ‘estudiar medicina’ mediante un plan manipulado y contrahecho: 2500 años de progreso continuado reducidos a un año de estudios limítrofes y 5 de práctica -un tinglado sin bases-, tiempo apenas suficiente para producir un rutinero. Retrocedemos en medio del empirismo revolucionario. Un sistema engañanecios en el que nunca podrán competir con sus pares académicamente formados del primer mundo porque estarán privados de la universalidad del conocimiento, entrampados en estudios superficiales planificados en función política y no científica, resentidos dentro de su propia marginalidad, mesas de tres patas…

Todos los médicos cometemos errores porque la medicina es la ciencia más inexacta de cuantas existen, por tanto, insistimos en formarnos bien y brindar adecuada formación a nuestros alumnos suministrándoles las herramientas necesarias para comprender al humano enfermo en todas sus artistas, desde anatomía hasta humanismo y humanitarismo. Les enseñamos a desconfiar de propias destrezas, a temer a la falsa seguridad de una formación deficiente o fronteriza, no los queremos médicos del montón, los queremos ágiles en el pensar, claros en el diagnosticar, solidarios con el necesitado, acompañantes del sufrimiento y ponderados en la indicación terapéutica.

¿Desearían los gestores de este bodrio tener para sus hijos enfermos, estos empíricos del diagnóstico y la terapéutica…?

rafaelmuci@gmail.com¨

A lo largo de doce años del llamado gobierno revolucionario, los médicos venezolanos hemos sido segregados, insultados, desmerecidos, se nos ha endilgado toda clase de penosos adjetivos, se ha favorecido y forzado una diáspora de más de seis mil médicos jóvenes, nuestros mejores cerebros, nuestra generación de relevo, para implantar dizque una nueva forma de aprender y hacer medicina con ¨médicos¨ que, por su formación, tristemente nunca lo serán. Una verdadera falsificación de los estudios médicos, una verdadera estafa. A este respecto, he tenido una posición crítica y clara, y siendo así, sería una incongruencia con mi conciencia, con mis principios y con mis ideas, cohonestar con mi presencia en la que ha sido mi Facultad, mi Escuela y mi Hospital una manera aberrante de enseñar medicina.

¿Conocemos a fondo el pensum de los estudios de estos cursantes? Fuera del tinte ideológico de sus estudios y el empleo de una computadora, ¿Tenemos alguna idea acerca de qué les han enseñado sobre medicina y cuáles son sus destrezas y sus aptitudes?, ¿Han conversado estos jóvenes alguna vez con algún humano enfermo y aprendido las bases de la medicina clínica: el diálogo diagnóstico-terapéutico, la nosología y la semiología y el arte de tratar al enfermo que no a la enfermedad?, ¿Por qué estos pasantes, que no estudiantes formales, no son enseñados en alguno de los 500 Centros de Diagnóstico Integral, instituciones hacedoras de exámenes complementarios sin rumbo en ausencia de una historia clínica –herramienta principalísima desconocida por sus ductores-, conducidos por ensalzados médicos cubanos? Yo no sé qué saben, ignoro sus planes de estudio, no me siento culpable del producto final que estamos presenciando, no soy responsable de que se les haya engañado, y no pueden pedirme ahora, que participe yo mismo del engaño, de la farsa, dejándolos permanecer de pie frente a mí, como ¨invitados de palo¨ -designación que además considero peyorativa e inhumana-, tomando insulsas notas para continuar el sainete que han montado entre los cubanos, el mandón y médicos traidores a su esencia venezolana. ¿Dónde quedan el esfuerzo y los desvelos de nuestros verdaderos estudiantes para aprobar sus materias? ¿Vamos a juzgar a estos otros de manera diferente? Aunque siento dolor y pena por los engañados, no me prestaré a esta engañifa, pues no deja de parecerme una traición hacia nuestra condición de docentes universitarios, de ucevistas, de ciudadanos de un país al que consideraba soberano.

No quiero ser un títere del autócrata ni de las autoridades universitarias que nos impusieron aceptarlos a través de la Dirección del Hospital y ahora hasta nos piden que los evaluemos; no quiero ser un colaboracionista en esta imposición enmascarada de ¨colaboración¨ después que nuestros mejores hospitales docentes han sido destruidos intencionalmente y con saña, nuestros médicos minados en su mística, nuestros postgrados desmejorados y desmembrados, todo para hacer prevalecer los dictados de un programa paralelo conducido por la Misión Médica Cubana, para conculcar la soberanía de la enseñanza médica instituida desde José María Vargas por invasores extranjeros que han clavado su pendón en estas tierras generosas sin encontrar oposición alguna, pues ni un tiro se ha echado durante la invasión, que venden a nuestros jóvenes una dolosa quimera. Sé que me tildarán de egoísta, de escuálido, y quién sabe cuáles otros epítetos me pondrán a cuestas, pero no ha sido ni será por mí que este caballo de Troya portador del empirismo más redomado haya entrado como ya ha entrado en mi universidad, en mi hospital, en nuestras vidas. Mientras asfixian nuestra Universidad negándole recursos, colaboramos con nuestros enemigos. Y véase, les llamo ¨enemigos¨ tal y como sienten los médicos cubanos a los médicos venezolanos. Ilusos e invidentes funcionales no hemos comprendido la saña de nuestros invasores, de nuestros enemigos.

He tenido una posición clara y crítica con este régimen involutivo, ahora dictatorial; sería una incongruencia con mis principios transformarme ahora en un colaboracionista, en un tonto útil, que seré borrado como mis compañeros en cuanto ya no les sirva más a sus propósitos.

Con todo respeto y consideración, elevo ante las autoridades de mi Universidad, de mi Facultad, de mi Escuela y a los integrantes de mi Cátedra y Servicio, a mis queridos compañeros de tantos años, mi enconada protesta por la conducta de aquellos que han dado muestras de flaqueza y timidez, que quiere ser también un llamado a meditar las consecuencias de este acto de cobarde entrega.

Debo irme… Me separaré temporalmente de mi cargo universitario, he pedido un permiso no remunerado mientras arreglo asuntos concernientes a mi Unidad, a mis pacientes y a mis alumnos a los cuales no abandonaré. Hoy introduje los documentos para mi jubilación ante el Decanato de la Facultad de Medicina. Hasta ahora nadie ha querido como herencia una Unidad donde sólo hay obligación, trabajo y responsabilidad sin mediar ningún estipendio, por tanto, aunque jubilado, seguiré trabajando desligado del Hospital, aunque no de mi Universidad. Permítaseme esta, mi forma de protesta…

Con toda honestidad sé que, con esta, mi decisión irrevocable, perderé mi querencia de medio siglo, mis compañeros de tantos años, mis pacientes, mis alumnos, sustancia con la que está hecha mi vida… Pero ha llegado el momento de decir basta a la imposición velada de quienes parecen no darse cuenta que están siendo también llevados a destruir nuestro hospital, nuestra escuela, nuestra facultad y nuestra universidad haciéndola más venal y tolerante con sus enemigos.

Con Umberto Eco debo decir, ¨Este es el motivo por el que a veces hay que decir que no, aunque, con pesimismo, se sepa que no servirá para nada¨.

Y con José Martí, con la frente en alto y la voz clara, debo también decir que, ¨Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas…¨

Caracas, jueves 17 de febrero de 2011

Dr. Rafael Muci-Mendoza

Profesor Titular de Clínica Médica

Escuela de Medicina José María Vargas

Facultad de Medicina

Universidad Central de Venezuela

Cédula de identidad # 1.345.517

[1] Blas Bruni Celli, Vicente Lecuna Torres, Luis López Grillo, Carlos A. Moros Ghersi. Rafael Muci-Mendoza, José Félix Oletta López, Ángel Rafael Orihuela, Antonio París P., Pablo Pulido M., Carlos Walter Valecillos.

 

 

Sobre mi carta abierta…

Dr. Rafael Muci-Mendoza

Profesor titular de medicina interna, UCV. Hoy 17 de febrero se cumple un año desde que a través de una Carta Abierta y a manera de protesta, presenté ante la UCV luego de 46 años y un mes de servicio ininterrumpido, mi pedido de jubilación forzada –que no mi renuncia-, contra el ingreso al Hospital Vargas de Caracas de los ¨médicos integrales comunitarios¨ (MIC), con la finalidad de hacer pasantías clínicas cuando estaban ya académicamente malformados e ideologizados en profundidad. Lo supe desde que la escribí… mi carta sería un fracaso anunciado. Si las más altas autoridades de la Facultad de Medicina de la UCV habían cohonestado y hasta apoyado bajo cuerdas directa y abiertamente su ingreso, ¿Qué podía yo esperar? Verdaderos traidores a la Patria y a la Universidad, quienes conjuntamente con el coordinador nacional del Programa de Medicina Integral Comunitaria –un venezolano exprofesor de la Escuela Vargas-, facilitaron el secuestro de la soberanía nacional en enseñanza médica entregándosela a la Misión Cubana. Con ello se mostraron como el Arimaza de Voltaire, cuya íntima fealdad era trasunto de su alma torva, de vulgaridad, falta de principios e inmensa perfidia. Perdí mi tiempo con alguno de ellos a quienes acerqué a mi afecto, queriendo enseñarle lo poco que sabía, mostrándole de paso el amor por mi por mi país, por el hospital, la veneración por el legado de mis maestros, el valor de un examen clínico riguroso y fino, en fin, mi orgullo de ser ucevista y médico venezolano.

¡Menudo problema! Los MIC ahora en los hospitales… ignoran si están para ¨nivelarse¨ o para hacer un ¨posgrado; Chávez no sabe qué contestarles. Con otros 20 mil más, son ¨médicos¨ engañados, mal troquelados en la planta de ensamblaje en serie del socialismo del siglo XXI… ¨

Febrero 2012

rafaelmuci@gmail.com

¨La culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote¨

(1). ¨Favor realizar ecosonograma escrotal, ecosonograma prostático. ID: Hidrocele Hernia inguinal¨. (2). ¨Por favor tirarle una placa de espalda al pasiente JM¨. (3). ¨Favor realizar TAC de abdomen simple de pie¨.  (4). ¨Rx de ojo izquierdo y tabique nasal específicamente de huesos¨.

¡Demasiado sospechoso! No, no le creo. Luego de tantos meses mintiendo y sólo diciendo que tiene un cáncer curado, sin ninguna célula maligna en la sangre, ahora, después del revolcón del pasado domingo 12F que le dejó tres días sin habla, viene ahora a decirnos con gran ¨sinceridad¨, palabras más, palabras menos, que adyacente al cáncer de colon que tuvo, apareció otro de 2 cm de diámetro… y que no se sabe si es de la misma estirpe o de otro tipo… En cualquier caso, si fue así, ¿es que no le realizaron una colectomía? ¿Le dejaron tumor en el borde la resección? De acuerdo a Navarrete ¿no era un sarcoma…? Si todos estamos de acuerdo en que recibió grandes dosis de corticosteroides (dexametasona, más probablemente) que le deformaron rostro y cuerpo, ¿¡fue entonces para tratar un cáncer de colon!? A riesgo de ser un mal clínico, este sujeto desafía todas las reglas del arte, es un mentiroso confeso y no le creo, y es hasta es posible que el G2 cubano le haya convencido en deformarlo químicamente con el fármaco para concitar lástima y aumentar su popularidad. Ahora luego de rebajarlos, vuelve por sus fueros… Lo suyo es simple y plano, ¨cojera de perro¨… ¨Como juega el gato maula con el mísero ratón¨-escribí hace unas semanas Mano a Mano, tango de Celedonio Flores…-