Elogio del garrote…

El garrote inclemente del comunismo, va formando su círculo asfíctico alrededor del cuello de la nación 

venezolana sin que pareciéramos atisbar sus catastróficas intenciones…

El garrote vil o simplemente el garrote, fue un artilugio o instrumento de ejecución empleado para aplicar la pena capital que data de tiempos de la República Romana y luego renació desde el siglo XVI hasta el año 1974, pero como veremos adelante existe una versión aún más moderna, virtual y sofisticada en el presente siglo XXI.

El calificativo de vil era porque se aplicaba al pueblo-pueblo, a los villanos, a las personas del vulgo, a la gente común, porque los ¨burócratas nobles¨ eran decapitados con una espada de gran peso, un mandoble. En su versión más moderna consistía en un collar o aro de hierro sólidamente unido al respaldo de un taburete y atravesado por un tornillo que acababa o no en una bola que aplicada sobre la nuca, al girarlo producía fractura de dos estructuras óseas del cuello, el atlas sobre el que descansa el cráneo y la apófisis odontoides del axis. Pero, además, en su avance se aplastaba el bulbo raquídeo y la médula cervical o terminaba ahogando, estrangulando y colapsando la tráquea conduciendo a la muerte instantánea, o no tan instantánea… pues dependía de fuerza imprimida por el verdugo y la resistencia que opusiera el cuello del condenado; luego se demostró que la muerte no era tan inmediata y que se alargaba de forma insana la agonía del condenado con la excesiva lentitud…

Mis lectores se preguntarán a qué viene revivir un monstruo del pleistoceno, una de las formas de infligir el más acuciante dolor y disponer de alguien que lo haga por mandato de otros más poderosos… pues, desgraciadamente, yo no lo reviví, él se revivió solo estos últimos meses, durante los estertores de la revolución comunista y el ilegítimo que la comanda, que nos tortura en su afán de no cejar, de no entregar el poder, ya que el pueblo se ha percatado de todas las mentiras acerca de la guerra económica, el fastidio continuado del pretendido asesinato del mandón ideado desde el imperio, el contrabando de grandes volúmenes de gasolina bien en enormes cisternas que atraviesan la frontera o trasegados en altamar ejecutado por militares de alto rango, la escases de todo lo que un país necesita para vivir, pero sobre todo, la ausencia de justicia y la indignidad gubernamentales.

Ayer 19 de septiembre se cumplió un mes desde que el ilegítimo cerrara los seis primeros municipios fronterizos entre el estado Táchira y la vecina Colombia. Un cierre que en dos días llevó, como planeado, al decreto de «estado de excepción» en el área, y a la expulsión sin flete, arbitraria e inhumana, vil y salvaje, de humildes colombianos traídos por Chávez bajo engaño, todo en colisión con los Derechos Humanos y que ha ocasionado una repulsa mundial. Tenemos la certeza que el plan seguirá progresando como manera de infundir miedo e impedir las elecciones.

El pasado miércoles 16 de septiembre, continuó el cerco de fuerte presencia militar y el cierre fronterizo bajo la misma figura de «estado de excepción» que ganó 7 municipios más, para un total de 23 en tres estados fronterizos (Táchira, Zulia y Apure); el único estado fronterizo que aún se salva de esta tropelía es el Amazonas, pero pronto vendrá…

Es el drama de los días, el encontrarnos entre la ficción de unas elecciones libérrimas y unos resultados inaceptables para los violentos que nadie podría negar. Harán lo posible y lo imposible por quedarse en el poder; el fardo de maldades aún no está vacío y sienten ingente necesidad de llenarlo… Tienen las armas, grupos paramilitares armados y ¿la MUD contra balas? Si llega el caso de ganar, ¿cómo pedir de inmediato la renuncia del ilegítimo o no es para eso que tendremos el poder en la Asamblea Nacional? ¿o es que seremos tan sinvergüenzas que vamos a gobernar con él?

Petit Da Costa, un descarnado y antiguo auscultador de la relación entre ¨colaboracionistas¨ y el poder, piensa como yo que se ha constituido un entramado simbiótico donde los más débiles –nosotros, no conscientes de nuestro poder- sufrimos del negociado de las cuotas de poder por el miedo de enfrentar a los poderosos al que se cuidan en no llaman por su nombre, «¡dictadura!» ¿Es qué no sabemos o no intuimos este nefasto contubernio?

Cual ¨garrote vil¨ prolongando la agonía del condenado con excesiva lentitud… -ahora el vocablo «vil» empleado en su otra acepción de indigno o infame-, el comunismo chavocubano constreñirá más a MI país como lo haría el aro metálico abrazando el cuello de los condenados que somos nosotros todos, la mayoría de nuestros connacionales… Desde las fronteras se irá cerrando el círculo irremisiblemente eliminando voluntades y circunscripciones hasta que una noche negra con su manto de amargura nos cubra pues  estamos desarrollando una peligrosa tolerancia al comunismo y a la mala vida donde el desamparo y el pesimismo reinan. El ejemplo de la condena de Leopoldo López revela lo vil de una jueza, de un sistema y de sus conductores inmediatos: años, meses, horas y minutos… escritos así, con lentitud, saña, fruición y deleite que es como mostrarnos la soga en la casa del ahorcado…

El excremento del diablo aún fluye y permite holgadamente comprar conciencias y adhesiones, traiciones de nuestros amigos y conductores, que nos hacen ver que perseguimos lo inalcanzable: el regreso al país que alguna vez conocimos ahora regalado a implacables depredadores: el comunismo internacional, Cuba, China, Rusia, Bielorrusia… Y me pregunto, ¿Querrán ellos que cambie el estatus quo reinante, ese que les permite el fácil usufructo de esa riqueza que es nuestra o comerán sin que les moleste el hedor a porqueriza y los zopilotes volando en círculos…? ¿Vamos a lograr la libertad cantando, ¨¡se va, se va, se va…!¨ cuando enfrentamos represión, gases  y balas …?

Quizá nos convenga leer otra vez la Alegoría de la Caverna de Platón para comprender esa existencia de dos mundos al unísono: el mundo sensible o conocido a través de los sentidos que nos muestran ficciones, y el mundo inteligible, aquel sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón que nos muestra realidades…

¡Usemos pues la razón o el garrote cercenará nuestros sueños…!