Elogio de la perversidad…

 

«No hay mayor dolor en el infortunio que recordar el tiempo feliz». Dante Alighieri

Así define el DRAE la palabra «Perverso: (Del latín perversus). Adj. Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. U. t. c. s. ǁ. Que corrompe las costumbres y el orden o estado habitual de las cosas. U. t. c. s.».

Sólo tenemos que mirar siglos hacia atrás para constatar que el largo trajinar de la humanidad está ahíta de acciones cuyo protagonista es la perversidad humana: El primer hijo de Adán y Eva se llamaba Caín y era labrador, luego nació Abel que era pastor. Caín ofrecía a Dios algunos frutos que cosechaba de su tierra, pero no eran los mejores; sin embargo, Abel le sacrificaba los mejores animales de su ganado. A Dios le agradaba más la ofrenda de Abel, y esto molestaba a Caín que andaba siempre enfurecido y cabizbajo.

Desde que Dios preguntó a Caín, el fratricida: “¿Dónde está tu hermano Abel?», y aquel contestó: «¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?», y Dios le replicó: «Desde la tierra me llega la voz de la sangre de tu hermano»; allí, en ese episodio primigenio debuta la rabia fratricida. Caín no sabía cómo esconderse de Dios pues le remordía la conciencia por lo que había hecho. Dios castigó a Caín a que la tierra que labrase no diera ningún fruto y por tanto tenía que caminar fugitivo y errante por muchos lugares hasta que finalmente se estableció en un territorio situado al oriente del Paraíso…

Si es que todos somos hermanos cómo explicar el genocidio de los indios norteamericanos, el holocausto judío, el gulag de Stalin, la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, la represión argentina, el crimen enseñoreado en los campos de refugiados palestinos, los atentados del 11-S en Nueva York y el 11-M en Madrid, el intento frustrado en Venezuela de ¨freír las cabezas de la oposición¨ -porque aún no les han faltado ganas-, 22.000 empleados despedidos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) por el ente Chávez entre pitazos y risotadas, y sacadas de sus casas sus familias sin importar el llanto suplicante de los niños, los presos políticos de hoy sometidos a los más pungentes rigores en mazmorras malolientes, la destrucción del bachillerato y de las universidades autónomas por los gendarmes del malhadado Proceso, el abandono de enfermos adoloridos, niños y adultos, sin recursos y sin esperanzas… Si el siglo XVIII fue llamado el Siglo de las Luces, ¿cómo podrá llamarse este siglo XXI venezolano, su revolución bonita y la hecatombe contra natura que ha provocado…?

«Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará República con gente ignorante».

Simón Rodríguez

¿No es perversidad que un país en 16 años de revolución exhiba una ¨muy alta violencia¨ esa que sobrepasa los 31 homicidios por cada 100 mil habitantes, siendo las nuestras, cifras alarmantes de 85 muertes por cada cien mil habitantes, lo que nos coloca en un vergonzoso segundo lugar en el mundo, todos caídos por armas de fuego, no en guerra ni en acciones bélicas sino por el hampa criminal enlutado a 231.562 familias, con un índice atroz de impunidad que entre 1998 y 2009 alcanzaba los 100.045 homicidas impunes?

¿Qué decir del genocidio premeditado en salud?, con hospitales que no pueden ofrecer nada porque de todo carecen y donde el hampa manda a través de colectivos asentados en su senos; el crecimiento rampante y sin control de la malaria y otras enfermedades emergentes y reemergentes; las muertes ocultas por ausencia de medicamentos, de intervenciones oportunas -ahora empleando técnicas del pasado-, de la pesquisa del cáncer del cuello uterino de crecimiento incontrolable cuando existe una vacuna para el virus VPH que no poseen dos ex países en Latinoamérica: Cuba y Venezuela?

  • ¿Cómo justificar el embarazo precoz siendo que 25 de cada 100 mujeres encintas son adolescentes; nueve de cada diez jóvenes conocen los métodos anticonceptivos, aunque solo uno de cada diez lo utiliza; 75% de los embarazos en adolescentes ocurre por no usar ningún tipo de protección –hay carestía de condones y anticonceptivos-, y cinco de cada diez menores recibe información no veraz a través de amigos y medios como la televisión y la Internet?
  • ¿No es perverso que para tapiar esta dura realidad el estado haya pretendido atribuirse la exclusividad de la información epidemiológica y que en las últimas 9 semanas haya censurado los Boletines Epidemiológicos Semanales sumiendo a los médicos en una oscuridad informativa que aniquila el derecho al acceso a la información indispensable para su quehacer?
  • ¿No es perverso acabar con la universidad autónoma de Bolívar y Vargas…, crear corralones de estudiantes que eufemísticamente llaman ¨universidades experimentales¨, una manera de demostrar experimentalmente que los experimentos llevados a cabo por sujetos sin probidad ni conocimientos son un atraso y un fracaso, que un médico ¨practicante¨ no puede formarse sin ¨practicar¨, y allí el caso de Universidad Rómulo Gallegos y sus castradas autoridades, profesores y estudiantes?
  • ¿No es perversidad aceptar a un ilegítimo y que la oposición aún lo llame presidente y no diga que estamos en dictadura como en efecto estamos…?
  • ¿No es perversidad sumergir a los opositores, verdaderos presos políticos, en pestilentes ergástulas donde apenas pueden moverse, donde no reciben sol y probablemente la comida no es para humanos… y que la oposición esté peleándose por también malolientes cuotas de poder…?
  • ¿No es perverso y repulsivo que un corredor de carros chocones por torcido enamoramiento de no se sabe quién, sea mantenido por los venezolanos a través de Pdvsa y que en su miserable performance se gaste anualmente 35 millones de euros y otros 18 más, mientras niños y adultos venezolanos con cáncer carezcan de radiaciones y medicación quimioterapéutica…?

¨La mentira sistemática es una forma agravada de perversidad,

pues se hace a plena conciencia¨

 ¿y 2015?

La maldad y el cinismo van de la mano en la calamitosa perversidad; pero no es aquel cinismo de Diógenes de Sínope (412-323 a.C.), ése, el de la linterna encendida que durante el día buscaba un político honesto y para quien la virtud era un soberano bien… Por cierto, se murmura que en habiendo llegado a la vera de la Asamblea Nacional comiendo un plato de lentejas, fue inquirido por una foca aplaudidora: ¨Si como nosotros aprendieras a ser sumiso al jefesote, no tuvieras que comer esa basura de lentejas¨, a lo que aquél, que había convertido su pobreza en virtud le espetó: ¨Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que lamer las botas al jefesote que te abomina¨.

 ¨Soñé que mi vida sería
tan diferente de este infierno en el que vivo.
Tan diferente ahora de lo que parecía.
Ahora la vida ha matado el sueño que soñé…¨

Fragmento de la letra de Les Miserables

Doquier sentimos aires del colosal fraude electoral que se adelanta y todavía los timoneles del barco que nos conducen a elecciones se pelean por miserables cuotas de poder dejando de lado la infinita responsabilidad que les obliga, ¿no es factible que aun siendo mayoría abrumadora se nos arrebate de nuevo el triunfo?

¿Qué diría Félix Pifano (1912-2003), nuestro recordado Maestro de medicina tropical?, «Venezuela ha sido un país sin suerte, pero los hombres pasan y los errores enseñan. Ya no es el momento de andar a la deriva improvisando soluciones con hombres impreparados, con muy baja cultura, carentes del mínimum necesario para garantizar la paz y el respeto para convivir… Es necesaria la transformación del ambiente social para llegar adonde florezca la armonía entre los hombres, la justicia social, la dignidad, una vida sin angustias, donde se obligue a mirar con respeto las tareas del espíritu y a los hombres de bien, las obras del pensamiento, las conquistas de la inteligencia».

¨¡El cielo encapotado anuncia tempestad, chavistas temblad, viva la libertad!¨

 

 Redivivo viernes 10 de noviembre de 2017

Niños color de mi tierra
Con sus mismas cicatrices
Millonarios de lombrices
Y, por eso
Que tristes viven los niños
En las casas de cartón

Que alegres viven los perros
Casa del explotador

Niños marcados de rojo

Nacen con sino triste

Ni siquiera serán hombres

Porque Maduro contento

Les mató de desamor…

Hambre, difteria, paludismo y sarna

Se clavó en sus cuerpecitos

Qué tristes viven los niños

Sin siquiera amanecer…

No hay derecho a tanta saña

Solo por alforjas llenar

Quien vive de la rapiña

Sus huesos han de quebrar

Pero el día que no está lejos

Asoma ya una vindicta

Y seres que son inferiores

Recogerán su Talión

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elogio del sembrador -redivivo-

 

Elogio del sembrador… otra vez

Rafael Muci-Mendoza

 

Yo no hubiera permitido que por razones políticas y de ideología, se me obligara a dañar la vida profesional de tantos

estudiantes a mi cuidado…

 

Justificación

Alguien se quejará de que este artículo es un ¨refrito¨ [Diccionario del Habla Actual de Venezuela. Pérez FJ, Núñez R. UCAB, 1994 //. adj 1. Coloq. Información periodística atrasada o que se vuelve a difundir con ligeros cambios], de que tengo sequía de ideas o que el fastidio de mis no tan consecuentes lectores también me invadió a mí, pero no es así… La situación de la Universidad Rómulo Gallegos y su Facultad de Medicina me ha tocado muy de cerca, muy profundo; la distorsión  de la enseñanza de la semiología sin el paciente de cuerpo presente ha producido en mí un tremendo impacto, gran angustia y la percepción de un gran desvalimiento… ¿Cómo ayudo? ¿A quién recurrir si nadie oye?  ¿A quién acudir para que no se materialice el crimen o es que ya se materializó? ¿Cómo así…? Uno de los profesores de esa casa de estudios dijo que ¨la ropa sucia se lava en casa¨, lavándose las manos como el infame Pilatos. En medio de una dictadura o te enfrentas, o tienes miedo y te escondes… Luego, no te quejes…

La Semiología Médica… Materia de la cual me enamoré muy temprano en mi carrera médica, que estudié y sigo estudiando con admiración, respeto y deleite luego de tantos años, que enseñé y sigo enseñando como el arte al lado del enfermo, diagnosticando el ser humano total y el órgano enfermo que le joroba para luego saber cómo aliviarlo, como sanarlo, y en la cual por poco me raspan en el examen final del tercer año de medicina. Ocurrió cuando uno de mis profesores ante un paciente con el hígado y el bazo recrecidos y confiado yo de tener mi historia clínica muy bien elaborada y mis diagnósticos diferenciales dispuestos, con aire de gran suficiencia me preguntó:

-¨A ver bachiller, ¿qué tamaño tiene la molécula de la albúmina…?¨.

Aquello había sido materia del curso de Bioquímica en primer año, mis lóbulos temporales eran incapaces de procesar ese  pedido, enmarañado como estaba aquel conocimiento en alguna de mis redes neuronales; ello no podía ser el objeto del examen pues no tenía nada que ver con la materia actual, eminentemente clínica: Apreciar mis aptitudes y destrezas de examen y mi razonamiento clínico; así pues, yo me quedé de una sola pieza, pálido, frío, mi piel anserina se humedeció y no pude articular palabra… Ante mi titubeo, me dijo,

 

-¨Ya veo bachiller que no sabe la respuesta, déjeme cambiarle la pregunta a otra más fácil. Bien, recíteme las reacciones enzimáticas del Ciclo de Krebs…¨

Se me bajaron las medias, los calzoncillos lo intentaron también, pero quedaron sustentados por el tiro del pantalón, me invadió un frío terror y temí lo peor… ¿Comportamiento pedantesco? ¿Mala intención? Afortunadamente, otro de los miembros del Jurado Examinador me sacó de aquel tremedal que me llevaba rápidamente al fracaso total y me preguntó acerca de mi enfermo, y entonces, con seguridad y suficiencia pude a medias remendar aquel capote ahuecado por dos cornadas malintencionadas, pues el mal ya estaba hecho. Esa baja calificación, inusual para mi impecable desempeño estudiantil, a la final impidió mi graduación Suma Cum Laude... A la molécula de albúmina, y al Ciclo de Krebs, esa ruta metabólica de importancia fundamental en todas las células que utilizan oxígeno durante el proceso de respiración celular, por supuesto que les cogí ojeriza. A ese sapiente profesor todavía le tengo presente en mis oraciones diarias, pues me enseñó acerca de la insana hostilidad de algunos y de paso, que si bien debía ser exigente como profesor, nunca debía ser injusto ni mucho menos cruel… Creo que esa ha sido mi norte como maestro de escuela…

El comunismo castrochavista -irrisión de la multitud-, ha destruido la educación comenzando por la primaria donde el adoctrinamiento ha sembrado en las mentes infantiles historias inexistentes, mitos, flatos chavistas y torceduras, siguiendo con el bachillerato sin profesores calificados evacuados del sistema por los bajos salarios, mientras los pensa están ayunos de la biología, la química, la física y las matemáticas que preparan a los futuros estudiantes universitarios para un sonado fracaso.

Por ello puedo comprender el pecado cometido por el Decano y el Director de la Facultad de Medicina de la Universidad Rómulo Gallegos provenientes de esa cohorte llena de rencores y pocas luces producto de la colonización cubana… Parece que nunca fueron preñados por el espíritu vital venido de la democracia; almas tristes y obnubiladas, prestas a la venta… Yo no hubiera permitido que por razones políticas y de ideología, se me obligara a dañar la vida profesional de tantos estudiantes engañados y a mi cuidado… Lo habría denunciado a viva voz y con carta pública, pues espero y estoy seguro de ver MI país feliz y próspero en un futuro cada vez más cercano…

Elogio del sembrador…

Rafael Muci-Mendoza

 

¨El que más sabe debe enseñar al que sabe menos y nosotros sabemos menos que tú…¨

Marcos 4:1-9 ¨Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.  Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador que salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;  pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.  Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.  Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.  El que tiene oídos para oír, oiga¨.

Jovencito cursaba el último año de mi carrera de médico en el Hospital Vargas de Caracas, mi querencia por cerca de cincuenta y 56 años; nos hacía compañía un viejo médico español que mezclado con la vocinglería juvenil hacía con nosotros la reválida de su título profesional. Cabello blanco y ralo, incipiente giba de antiguos pesares, persecuciones y abandonos, tez blanca surcada por profundos y anfractuosos caminitos que hablaban de sufrimientos de una guerra entre hermanos, y quizá el deseo de olvidar viejos dolores y de echar raíces en la nueva tierra de gracia que había escogido como bondadoso refugio; zapatos de goma Keds blancos con protuberancias que daban cuenta de los juanetes y callos gestados en caminos pedregosos; una humilde bata blanca cruzada y amarrada con un nudo delante de una panza añosa, y un bastón a la diestra con el que siempre amenazaba en bromas a un maracucho impertinente, nuestro compañero de curso, que contra toda compostura hacía bromas a su costa.

Ya la semiología, la ciencia de la interpretación de los síntomas y signos me había cautivado y aprendía con fruición y asombrada expectativa todo aquello que me permitiera extraer del interior del enfermo las verdades que la piel opaca ocultaban. Pues no somos como las ranas que muestran su corazón latiendo… El Creador no nos lo hizo todo tan sencillito, pero nos dotó de inteligencia, razón y decisión para que hiciéramos el resto por nuestra cuenta, y así, laboriosos y persistentes, ladrillo a ladrillo, construiríamos a lo largo de siglos y sobre firmes bases, el edificio de la semiótica.

   En 1957, el examen del fondo ocular fue un amor a primera vista desde mi tercer año de medicina, dos años antes de mi encuentro con el viejo de hablar pausado y sabio. Armado del maravilloso instrumento llamado oftalmoscopio intentaba aprender sus secretos, vencer la umbra de la pupila y robarle los secretos a la retina, mujer veleidosa y difícil, que muestra poco, pero dice mucho, que oculta esos decidores signos de profundos conflictos del alma que traslucen en la enfermedad somática, y entusiasta comentaba con mis compañeros mis hallazgos y descubrimientos. En una de tantas, con ese español gutural que al pronunciar ¨naranjja¨ lo dice todo, me dijo un día: -¨Muci, ¿por qué no nos da un curso de fondo del ojo? Me mostré sorprendido y le respondí, -¨ ¿Cómo?, sí sé muy poco… soy apenas un bachiller de 6º año¨; su respuesta, dardo sincero en el blanco, se clavó en mi corazón como un mandato. y para siempre:

-¨¡El que más sabe debe enseñar al que sabe menos y nosotros sabemos menos que tú…!¨.

Y así fue como desde ese día, su palabra me graduó de maestro de pueblo, ese que, sin muchos recursos, pero armado de convencimiento y amor me lanzó por los caminos de la enseñanza pertrechado de buenas intenciones y mejores semillas. Por más de medio siglo, siguiendo aquel encargo he tratado de serle fiel al encargo que me hizo, y nunca le olvidé… Es verdad que cincuenta y tres años enseñando no es mucho; como Graciela mi mujer, el enseñar se ha hecho carne de mi carne, y aunque he sido un maestro de primaria exigente, he tratado de ser como el dador feliz: aquel que da y da sin esperar nada a cambio.

Además, siempre me he atenido al precepto orteguiano: ¨Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de los enseñes¨. Mis alumnos –buena tierra-, me han retribuido con su afecto, obligándome a estudiar más con sus estimulantes preguntas y por esto, me siento muy orgulloso y reconocido con ellos, los excelentes y los regulares, los inatentos y los malos, y cada vez que relleno una pequeña laguna de ignorancia en mis lóbulos temporales, esos que almacenan recuerdos, fórmulas, alegrías, tristezas y conocimientos, a su lado se abre un océano de insipiencia, invitándome a continuar llenándolo, a no flejar, a seguir haciendo lo que hago con el mayor deleite…

Por ello, siempre les digo que dejen espacio para la ignorancia y así, toda la vida estará rellenando recónditos circuitos neuronales que, al influjo del deseo y la constancia, se irán multiplicando, atesorando más y más conocimientos que sirvan para entregarlos a otros, a quienes los necesitan: a aquellos, los que menos saben, sin reservas, con desprendimiento, para que, a su vez, ellos enseñen y ayuden a otros.

Suelo decirles cuando lisonjean diciéndome, ¡es que usted sabe mucho!: ¨No se crean, en el mar de la ignorancia estamos todos totalmente sumergidos, la diferencia entre unos y otros, es sólo cuestión de profundidad¨.

Hoy ya viejo pero con muchas energías y nunca vencido, cargado de experiencias, buenas y malas, tristes y alegres, anécdotas simpáticas y amargas, síntomas, signos, un talego repleto para compartir y enseñar, me pregunto, ¿Cómo ha podido esta revolución de mentiras acabar con los sembradores de buena simiente, maestros de escuela que aún quedamos regados por cientos en los hospitales públicos del país?, ¿Qué migaja de pan duro y rancio les han dado a cambio al país y al sufriente?, ¿Quizá algo para ser imitado…?, ¿Quizá saberes interesados, inservibles y fraudulentos…? Nos han hecho la vida imposible con ese desprecio que se le da al gusano, tildándonos de materialistas, maltratándonos con miserables sueldos, acosándonos  con inseguridad personal y frustración al no poder hacer lo que con tanto esfuerzo pudimos aprender a hacer, cortándonos las alas: jubilándonos antes de tiempo, con egoísmo, saña y sin consideración, impidiéndonos hacer nuestro oficio con dignidad. ¡Déjennos seguir esparciendo la simiente, déjennos seguir enseñando…!

¡No!, mis camaradas comunistas de cerebro chiquito y mezquino,  trasnochado y rancio, mezquino y envidioso, full of shit, una computadora no puede reemplazar a un maestro de escuela; una computadora carece de vocación, de sentimientos, de la pericia del buen clínico recorriendo el cuerpo anhelante del enfermo con sus manos perceptivas; auscultando con la fineza de su oído atento y erudito; apoyando con el bálsamo de su verbo bondadoso, comprensivo y sanador; y cuando se enseña medicina con un fin político, queriendo destruir e inventar sin ingenio ni luces, se destruye irremisiblemente el fin y el corazón del oficio: al maestro y al alumno, condenándoles a la ignorancia de la sombras, a ser un chapucero con ínfulas de doctor… Tal vez el mayor pecado por el cual deberán pagar dentro muy de poco… de lo contrario…, dará susto leer la admonición de Antonio Machado (1875-1939) con la graciosa ocurrencia de Lázaro Carreter.

 

La embídia de la birtúd

izo a Kaín kriminál.

¡Glória a Kaín! Oy el bizio

es lo que se embídia más…