Elogio de una nueva facultad de medicina…

«Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente, nunca se hará

República con gente ignorante».

Simón Rodríguez

 

«Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.

Por la falta de una herradura fue que el caballo se perdió.

Por la falta de un caballo fue que el caballero se perdió.

Por la falta de un caballero fue que la batalla se perdió.

Y así como la batalla, fue que un(a)reino se perdió.

Y todo fue porque un clavo el que faltó«.

Jacula Prudentum (1651)[1]

 

¿Dónde se perdió el clavo en MI país? ¿Cuál fue ese clavo? Sin dudas, educación en libertad para la excelencia… solo eso…

Leo en la prensa virtual que, ¨el rector de la Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR) de Caracas, ubicada en La Pastora, señor Carlos Alberto Boully, informa acerca de ¨la creación de la facultad de medicina «José Gregorio Hernández», en honor a este médico venezolano…¨, y además anota, ¨faltando realizar la parte legal correspondiente, habilitar espacios y todo lo que amerita…¨, expresó durante una entrevista en el programa ¨Al Aire¨, transmitido por Venezolana de Televisión el 26 de junio del año que corre. Se aprovechará para honrar los cien años ¨del centenario del nacimiento¨ de este médico ahora en proceso de beatificación y santidad por parte del Vaticano¨. Ocurrió un pequeño desliz en las palabras del rector, pues fue su fallecimiento el que ocurrió el 29 de junio de 1919, y no su nacimiento, precisamente hace cien años… ¡La falta de conocimiento y sinceridad traiciona…!

En junio 24 de 1827, nuestro Libertador Bolívar junto al eximio galeno José María Vargas, en pleno ejercicio soberano de la nueva República de Venezuela decretó los nacientes “Estatutos de la Universidad Central de Venezuela (UCV)” y tan solo un día después, el 25 de junio, se instalaría la Facultad Médica de Caracas con su primer director el Dr. José Luis Cabrera.

Nuestro padre, el doctor José María Vargas Ponce (La Guaira 1786 – Nueva York 1854), con relación a lo estudios médicos escribió el 31 de julio de 1850, ¨Excusado es decir que la clínica médica y quirúrgica durante los cuatro últimos años de los estudios médicos es el complemento de ellos, es adquirir el hábito de observar a la cabecera de los enfermos y en la ejecución de las operaciones, la práctica de curar, de aliviar o consolar al hombre en sus dolencias, objeto final de toda educación médica¨; ¨…por último el joven médico coronará el edificio de sus estudios con las máximas de la moral médica, que le recuerde sin cesar sus deberes hacia Dios, hacia el hombre enfermo, la sociedad y sus comprofesores. Lean y relean el juramento de Hipócrates, el Príncipe de la Medicina, todavía más grande como filósofo moral que como médico; lean al célebre Galeno…¨.

En 1827, después de la reorganización de dicha universidad por el Libertador Simón Bolívar como ya lo permitía el nuevo estatuto, Vargas fue electo como primer rector seglar y el primer médico en ese cargo. Tal era su probidad que en el año 1830 fue nombrado albacea testamentario de Bolívar. ¿Cómo les suena a los ¨bolivarianos¨ de medio pelo falaces y salteadores…?

  • ¿Es propio y conveniente crear una nueva facultad de medicina en la Venezuela de hoy? Me pregunto yo, y quien más que el propio santo José Gregorio podría arrojar luces en relación con el proyecto de marras… Pidámosle nos hable algo de su juventud, vida estudiantil y profesional …

-¨Yo nací el 25 de octubre de 1864 y tal vez sea propicio hacer algunas precisiones:  Durante el periodo comprendido entre 1830 y 1857 el nombre oficial de nuestro país era Estado de Venezuela; ​ mientras que en la constitución de 1858 el país adquirió el nombre oficial República de Venezuela. ​ Luego del triunfo del Partido Liberal en la Guerra Federal, se convocó a una asamblea constituyente para crear una nueva constitución basada en los principios federales. El 28 de marzo de 1864 los miembros de la asamblea constituyente reunidos en Caracas firman la constitución. El presidente Juan Crisóstomo Falcón ordena su publicación y circulación el 13 de abril y finalmente es refrendada el 22 de abril por sus ministros.

Es de hacer notar que el pensamiento político liberal se fundamentaba sobre tres grandes ideas:

  1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a la propiedad y la felicidad. Esto se basa en los tres
  2. Esto se basa en los tres derechos naturales de John Locke (1632-1704): vida, libertad y propiedad privada.
  3. El gobierno y, por tanto, la autoridad política debe resultar del consentimiento de las personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera privada de los ciudadanos.
  4. El Estado de Derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder¨.

 ¨…Me vine a Caracas a comenzar mis estudios en el Colegio Villegas, graduándome de Bachiller en Filosofía en 1884 a la edad de 20 años. Mi formación científica fue muy sólida y exigente como era la regla entonces en la Universidad de Caracas; como que fui modelado desde mis primeros años de estudios médicos por maestros de gran madurez, densidad y saber, como Adolfo Ernst (1832-1899) y Adolfo Frydensberg (1849-1908). Tenía que ser así, no había otra forma, pues un médico sin anatomía, fisiología, química, fisiopatología, farmacología y semiótica vacila, se encuentra sin norte, incapaz de alcanzar ninguna concepción precisa de la enfermedad, practicando una especie de profesión a palos de ciego, golpeando ya la enfermedad, ya al paciente sin saber cómo ni a quién da…¨.

  • -¿Y que vino después, cuénteme, doctor…?

¨Pues finalicé mis estudios en Medicina en la Universidad Central de Venezuela tamizados por la gran seriedad y severidad de insignes profesores que no hacían nada fácil transitar el camino a espíritus bobalicones; sin embargo, me examiné ante un jurado excepcional el 29 de junio de 1888. Se estilaba por esos días que en presencia del Rector se realizara dicho examen final, y, como era costumbre, saqué dos temas que debía de desarrollar ante el jurado examinador; fueron estos, 1º). La doctrina de Läennec, que asentaba la unidad del tubérculo, frente a la doctrina de la escuela del eminente patólogo Virchow, que sostenía la dualidad; se trataba de la tuberculosis, tan actual entonces como ahora en nuestro golpeado país –esa que como usted recordará Hipócrates, nuestro Padre, en el Siglo V a.C. definiera como ¨la enfermedad más grave de todas, la de curación más difícil y la más fatal¨-; y 2º). La fiebre tifoidea típica de rara presentación en Caracas en el cual concluí que si existía era de presentación excepcional. Puedo decirle apreciado doctor Muci, que, en forma premonitoria, estos dos temas estaban relacionados con enfermedades bacterianas, un nuevo campo médico que más tarde yo estudiaría en Europa y al cual dedicaría mis mejores esfuerzos, y gracias a ellos, ustedes médicos que me siguieron, tuvieron la generosidad de considerarme el fundador o padre de la bacteriología en Venezuela.

  • -¿Y cuando ocurrió el acto de graduación, doctor…?

-¨Déjeme decirle que portando justificadamente el blasón del ¨primer estudiante de medicina de la facultad¨-como fui llamado por mis logros académicos excepcionales-, me doctoré en Medicina diez días más tarde, el 29 de junio de 1888. Cinco profesores del facultad sentados en semicírculo escucharon atentamente mi disertación en tres temas sacados al azar –por supuesto que estaba muy nervioso, pero confiando en mis conocimientos y en la ayuda del Espíritu Santo, aventure mi mano en la bolsa que contenía los títulos-, y así, en sucesión expuse, 1.Medios para distinguir la locura real de la locura simulada; 2. El lavado del estómago, una operación inocente y de gran utilidad en las operaciones de este órgano en que esté indicado, y, 3.En caso de cálculo vesical, ¿cuándo esta indicada la litotripsia? Y, ¿cuándo las diferentes especies de talla? En la medida en que yo hablaba me invadía la calma porque conocía muy bien los temas. Los cincos profesores me preguntaron durante media hora cada uno y mis repuestas me convirtieron más en orador que en replicante, pues monologaba más que dialogaba. Uno de ellos dijo que mi exposición había sido ¨magistral¨ y que el jurado examinador, ¨me aprobaba por unanimidad con nota sobresaliente¨. Fue entonces cuando anunciado formalmente por el señor secretario, el rector me confirió el título de Doctor en Medicina diciéndome, ¨Venezuela y la medicina esperan mucho de usted doctor José Gregorio Hernández¨. El nutrido público que me acompañaba fuera de la estancia y que se había aglomerado en las inmediaciones del recinto, me ovacionó con fervor. Era la consecución de un sueño hecho realidad con esfuerzo, insomnio y mucho estudio…¨.

  • Y le pregunto, ¿Qué camino tomó después… doctor Hernández?

-¨Bueno, no quise quedarme en Caracas; había ofrecido a mi madre que me iría a Isnotú, usted sabe, mi pueblo natal, a ayudar y consolar a mi gente, pueblo muy atrasado y en manos de brujos y saltabancos. Montando un burrito traté de honrar mi promesa. Trabajé mucho, estudié mucho porque sabía que la profesión de médico es cosa seria y nunca acabamos de aprender…¨.

  • -¿Y cómo ocurrió ese viaje suyo a Europa; fue producto de palancas o partidismo político…?

-¨¡No me diga eso doctor Muci, que me ofende…! Vea usted como ocurrió todo: mi profesor y maestro, doctor Calixto González, alumno dilecto del sabio Vargas y médico de cabecera del entonces presidente de la república, doctor Juan Pablo Rojas Paúl –quien a pesar de ser abogado sabía de la importancia de una medicina para todos, concibió, construyó en tiempo record e inauguró el Hospital Vargas de Caracas en 1890-, le pide que le hable de ¨un joven médico, de nacionalidad venezolana, graduado de doctor en la Universidad Central, de buena conducta y de aptitudes reconocidas¨. Él pensó en mí e insinuó mi nombre al mandatario quien de inmediato me hizo venir a Caracas, y entre muchos aspirantes, por decreto ejecutivo del 31 de julio de 1889, me nombra becario para viajar a París… Debía instituir a mi regreso los estudios de microscopia, bacteriología, histología normal y patológica, y fisiología experimental que no existían en el pensa y a su vez, me dieron dinero para comprar un completo laboratorio para instalarlo en el Hospital Vargas con el cual pudiera llevarse a cabo el cometido propuesto… ¡Vaya compromiso, pero estaba yo exhultante de entusiasmo, pues lograría que el pueblo miserable que solía atender, y nuestro país inculto y desasistido, ocupara un lugar especial ante las naciones con una medicina de calidad…!¨.

  • ¡Qué interesante…! Viajó entonces a Europa, y ¿cómo fue eso?

-¨Facilitó mi estada el hecho de que yo hablaba el francés, latín y tenía conocimientos de inglés y alemán… Permanecí en la capital francesa entre 1889 y 1891… Allí estudie en la Escuela de Medicina de París, fisiología experimental con el doctor Charles Richet (1844-1907) que había sido discípulo de Claude Bernard, máximo exponente de la medicina experimental en Francia, y, además, Premio Nobel de Medicina o Fisiología en 1913 por sus trabajos sobre anafilaxia y, en adición, recipiendario de la Gran Cruz de la Legión de Honor. Al mismo tiempo de me adiestraba en el empleo de los aparatos fui haciendo una lista de todo el material necesario y adquiría conocimientos, me permití enviar una misiva dirigida al ministro de Instrucción Pública de Venezuela donde le numeraba la lista de instrumentos y equipos necesarios para instalar en Caracas un laboratorio de Fisiología Experimental y le decía, ¨Sería un instituto que estaría al nivel de los más adelantados del mundo científico, puesto que sería una copia exacta del de París¨; tres meses después, el 21 de abril de 1981, el Consejo Federal, destinaría la suma de doce mil ochocientos ochenta y cinco bolívares con treinta céntimos para la compra del equipamiento, dinero que yo recibiría quince días después…  Pero además, aproveché mi tiempo y estudié Histología y Embriología con Mathías Duval (1844-1907), quien viendo mis dotes de médico serio, estudioso y enterado me otorgó una constancia de mis méritos… Por su parte, el doctor Isador Straus (1845-1912), discípulo de Emile Roux y Charles Chamberland, me consideró su discípulo preferido e igualmente, me otorgó un premio a mi labor…

También escuché en Madrid lecciones de don Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) que había instituido desde España para todo el mundo, la teoría de la neurona. Soñaba con regresar a mi país a corresponder con creces toda esa ayuda que había recibido del gobierno venezolano, agradeciéndole a Dios y al Espíritu Santo tantos favores concedidos…

A mi regreso a Caracas, regenté la cátedra de Fisiología Experimental y Bacteriología, y posteriormente el Laboratorio del Hospital Vargas a raíz de la trágica muerte de mi alumno, el bachiller Rafael Rangel; pero además, me di a la tarea de enseñar, escribir, dar clases teóricas y prácticas e instituir la vivisección: Mis alumnos me vieron como un profesor muy exigente pero justo. Mi compañero, querido e indeclinable amigo, el doctor Santos Aníbal Dominici en una ocasión dijo de mi, ¨No creo exagerar si asiento que los primeros diagnósticos científicos fueron los suyos…¨.

Fui un alumno de postín en las diversas cátedras donde estudié en la Universidad de París y como ya le dije, mi seriedad y competencia como estudiante me hicieron acreedor a confianza y reconocimientos escritos…

  • -¨¿Y qué piensa de la creación de una nueva facultad de medicina con su nombre en una universidad no autónoma, producto del contubernio de un sector de la iglesia católica con un régimen abusivo y negador de los derechos humanos, ciudadanos y políticos…?

-¨Me va a perdonar doctor Muci por lo que voy a decirle, pero nace de mi conocimiento de otras facultades de medicina ¨experimentales¨ que ya ha fundado el mal llamado gobierno ¨socialista¨ y que además, ha conducido a mi país a la miseria más extrema; y en lo relativo a los estudios de medicina, los ha conducido a lo que hoy, en su tiempo se llama, Macdonaldización de la medicina, en su acepción de estudios fraudulentos, rápidos, con muy poca sustancia, escaso amor por la excelencia y poca función nutricia, con rectores –clientes políticos- sin preparación ninguna, ideologizados e ideologizantes; con profesores cubanos sin calificación ninguna que se conozca, en presencia de alumnos de enredados nombres que no saben cómo entender ni cómo escribir, así, como tampoco, el significado de conceptos básicos; en ausencia de pacientes a quienes examinar –y todo lo aprendido lo saben al través de computadores y maniquíes plásticos-, en completa ausencia de laboratorios adecuados –esos que yo me empeñé en fundar para hacerlos eficaces y útiles-, de exámenes de lapso y finales rigurosos de épocas pasadas donde el que no estaba preparado, no pasaba y no se graduaba – no de esos de comiquita revolucionaria donde los mismos estudiantes se examinan ellos mismos, y unos con otros se adjudican la calificación que siempre es aprobatoria-.  En los récipes que entregan a los pacientes me deja sorprendido y lelo la manifestación de su ignorancia en materia médica y la pobreza de su lenguaje tanto formal como médico.

  • -¿Quiere usted decir mi admirado doctor, que los estudiantes son sembrados con basura intelectual e ideológica en desmedro de una formación para la excelencia, realmente médica, engañados para ser manipulados políticamente, para transformarlos en médicos esclavizados, esclavos y serviles a la usanza cubana…?

-¨Sí eso creo…, mis profesores densos en su saber y rectos en sus procederes me enseñaron y prepararon para el éxito; a estos pobres jóvenes engañados, graduados en serie, los han preparado para hacer y hacerse daño. Estas universidades tienen un fin macabro, pues no se basan en la enseñanza de la medicina u otras áreas del saber, sino que, se fundamentan en enseñar para ideologizar, enseñar para capitalizar esclavos, enseñar para dominar, enseñar para esclavizar y así, en forma abierta o subliminal, los instructores insuflan el odio de clases en su enseñanza –más bien, en el adoctrinamiento de esos intelectualmente menesterosos- y en su práctica –amor al pobre y odio al rico-; los auto discriminan pues ellos no se mezclarán con los médicos de facultades autónomas; no asistirán a cursos de educación médica continuada o a congresos dictados en centros de estudio autónomos –entre otras cosas, porque no entenderían de qué se habla-. Son pues, el producto de la táctica de una pobre medicina para pobres ejercida por pobres de espíritu… Por ello, en esta diáspora que juzgo con tanta tristeza desde los cielos, veo como esos médicos comunitarios son rechazados de plano en otros países al desconocerse los objetivos de estas universidades, sus pensa, la calidad de sus profesores y su rendimiento académico…

    Y es que como usted sabe, doctor Muci, los profesores y estudiantes de medicina deben exhibir esas tres cualidades a veces llamadas las virtudes de Vitruvio o la Tríada de Vitruvio: firmitas, utilitas, venustas; es decir, deben ser sólidos, útiles y hermosos.

 Nunca olvidé al pobre, al engañado, al pata en el suelo, que ya en mi tiempo eran también aprovechados por gobernantes inescrupulosos, pues ya conocía que, en 1790 el Dr. Johann Peter Frank expresó en la Universidad de Pavía que, «La pobreza es la madre de todas las enfermedades»; y también, que en 1792, el médico y diputado a la Asamblea Nacional de Francia, François Xavier Lanthenas (1754-1799), en su opúsculo de 36 páginas y 12 acápites, lo remarcó en su, «La influencia de la libertad, sobre la salud, la moral y el bienestar»:

“La primera tarea del médico es, por consiguiente, política: la lucha contra la enfermedad debe comenzar por una guerra contra los malos gobiernos: el hombre no estará total y definitivamente curado más que si primeramente es liberado: y que todos los días en casa del pobre y del rico, en casa del ciudadano y del más poderoso, bajo la choza y las moradas suntuosas contemplan las miserias humanas que no tienen otro origen que la tiranía y la esclavitud…” [2]

  • ¿Cómo ocurrió su incorporación a la Academia Nacional de Medicina…?

¨Según me fue informado por el doctor Luis Razetti y otros notables de mi tiempo, con base a mi personalidad científica y ejemplar ciudadanía y, por ser, además, profesor de la Facultad de Medicina había sido escogido para fundar la Academia Nacional de Medicina y ocupar el Sillón XXVIII de la corporación, y, desde entonces institución cumbre de la medicina venezolana, lo cual acepté con humildad y honra¨.

  • ¿Cuál es su sentir acerca de esta nueva facultad de medicina socialista que pretende llevar su nombre…?

¨En una ocasión enuncié, «El bien sólo puede venir de la verdad, nunca del error», por ello, será como todas las proposiciones que están teñidas de mala intención, odio de clases y de ignorancia supina … Quieren utilizar mi nombre a sus nefastos fines porque represento lo bueno del venezolano, por el fervor que el pueblo venezolano me profesa y porque no estoy presente para defenderme; pero mis reales colegas saben que no soy un tonto útil, ni nunca lo fui, y así, dependo de sus buenas voluntades para que salgan en mi defensa y denuncien la maniobra, el fraude y el desatino… Es muy posible que, igualmente, funden el parapeto sobre las flojas bases de un pantano, no otra cosa que un mamotreto creado por fantoches y presumidos, estrafalarios y oportunistas. ¡Dios perdone sus desatinos…!

Según veo desde el infinito, durante la cubanización de la medicina, el progreso del conocimiento se ha detenido, o quizá, más vale decir que ha retrocedido porque el conocimiento es poder y esta gente lo sabe; el desarrollo médico se ha visto obstaculizado o entorpecido por la presencia de grises figuras de referencia que todo desconocen, nada valen y nada aportan; que ocupan lugares de poder desde donde manipulan, qué se puede decir y qué no puede ser dicho, qué se puede enseñar y qué debería ocultarse. Pterodáctilos provenientes de un triste y remoto pasado que revolotean torpemente y se reproducen en un minúsculo coto endogámico. Desaparece la verdad, el engaño se exalta y la mentira se impone en el estrecho menú que ellos confeccionan. Es una comilona siniestra en la que los comensales creen elegir el plato que, de todos modos, están obligados a elegir.

Será difícil hacerles comprender a estos prospectos de médicos engañados lo que realmente significa ser médico… Por mi parte, yo comprendí desde muy temprano en mi profesión, que, ¨…después que uno entra en la práctica con responsabilidad, lo que antes, cuando era estudiante, era camino llano por deliciosos valles se torna en montaña erizada de peñascos y en el que abundan los precipicios. ¡Ah! Antes era yo sobrado orgulloso, cuando creía tener conocimiento exacto de las cantidades de fuerzas de que disponía¨.

Como usted bien conoce, el envío de médicos por la dictadura cubana al mundo con la falacia de ¨solidaridad¨ o ¨cooperación¨, es la aplicación en el siglo XXI del ¨internacionalismo castrista¨, ese mismo que inició las guerrillas en América Latina desde los años sesenta; por ello, hoy día me cuesta y me duele pensar que esas generaciones de empíricos de la medicina, puedan apenas dar unos pasos en el duro camino de la profesión, y cuando el modelo de gobernar cambie, como seguro habrá de cambiar, deberemos pensar en cómo ayudarlos a ser verdaderos médicos o a lo mejor, útiles y eficaces paramédicos¨.

  • Muchas gracias doctor Hernández por habernos iluminado el camino, mostrándonos su vida recta y honesta, sin dobleces ni fisuras,  teñida de virtudes y de compromiso patriótico y científico…

Puede que con nuestras fuerzas no podamos detener su creación torcida, que no podamos intentarlo con éxito. Basta con que pensemos que ¨podríamos¨, para que nuestra mente médica esté alumbrada por el espíritu científico, que nos aparta, en todo momento, de ese retorno a la magia, donde reina la penumbra y la verdad se extingue para siempre.

Ahora podemos deleitarnos, juntos todos, de esa fruición incomparable, de haber sabido arriesgar nuestra verdad humilde contra la mentira brillante de los filisteos; y haberles ganado una vez más una partida… Sin ella la enorme crisis social y económica, nunca tendrá solución.

[1] Atribuido a Benjamín Franklin (1706-1790), pero anterior a él se escribió en Jacula Prudentum (1651), una recopilación de proverbios hecha por George Hebert, un poeta, orador y sacerdote de origen galés.

[2] Cuba se queda con el 75% de los $3.300 de salario mensual de los médicos que envían al mundo en misiones.  Según cifras oficiales, en 2018, el gobierno recibió $6.400 millones por estos servicios (el mayor rubro de su economía).Si esto no es esclavitud (moderna), ¿qué lo es?

Publicado en Academia Nacional de Medicina de Venezuela, Editoriales.

4 Comentarios

  1. Apreciado Dr. Rafael Muci M.
    He disfrutado el exquisito placer de leer tu cultivada prosa en relación a los desafueros cometidos y por cometer en la educación medica de nuestro país. Hasta cuando tendremos que esperar para detener esta cascada de humillaciones a la cual es sometida nuestra paciencia por esta cáfilas de ignorantes? Tu amigo incondicional, Nayib Salomon

  2. No son ingenuos los «estudiantes» de pseudo-medicina de las universidades mal llamadas bolivarianas: entre todos no alcanzan el nivel requerido para ser admitidos en las Facultades de Medicina de las Universidades públicas autónomas tradicionales del país. Lo saben, aún así, se prestan para representar la pantomima acorde a su pobreza mental y de espíritu. Licencia para matar les otorgan: ellos la ejercen.

  3. Excelente entrevista con el benemérito Dr. Hernández desde el más allá. Ojalá la tuvierán la manera de protestar o de diferir dela creación de Facultades médicas de garage y a conveniencia del de Turno. Esa protesta está en nosotros, LOS del más acá aún, fortaleciendo procederes del acto médico verdaderamente ético e integral.

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