Elogio del investigador
Rafael Muci-Mendoza
Ha sido tan sencillo como quitarle un juguete a un niño..
No soy un investigador, sólo soy un clínico que admira el esfuerzo de ellos porque mi pacientes y yo nos hemos beneficiado de aquellos que enclaustrados en sus laboratorios, hacen de los frutos de sus mentes claras beneficios para la humanidad, beneficios para la tierra venezolana y sus habitantes sin importar color de la piel o bandera política. Corriendo el año 1955 y cursando mi primer año de medicina, conocí los Altos de Pipe cuando éramos llevados al flamante Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC) a recibir el complemento práctico de nuestras clases de Biofísica. Humberto Fernández-Morán (1924-1999), era su director; había inventado el bisturí de diamante que conjuntamente al desarrollo del microscopio electrónico y la introducción del concepto de la crioultramicrotomía para preparar muy finos tejidos cerebrales para su estudio contribuyó al desarrollo de la ciencia básica cerebral. Había escogido ese idílico paraje para construir e instalar el IVNIC con la contratación de 12 investigadores biomédicos y la instalación de un reactor nuclear. En sus límpidos ambientes recibimos clases de alto nivel, por primera vez vimos un microscopio electrónico y presenciamos cómo se tallaban los famosos bisturíes de diamante; infortunadamente no se intentó entonces crear lazos de unión con los investigadores locales que iniciaban sus esfuerzos entre grandes estrecheces y dificultades.
Funcionó por cuatro años hasta la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958. Entonces su nombre mutó y se llamó entonces Instituto de Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) cuyo nombre ha infundido respeto y elevada consideración en Venezuela y allende los mares. Para entonces se constituyó una Comisión Interventora integrada por los doctores Martín Vegas, Francisco De Venanzi y Félix Pifano quienes nombraron al doctor Marcel Roche como su primer Director encargado. y luego permanente entre 1959-1969. Desde entonces hasta la irrupción de la intolerancia, fue una institución científica con calificados haberes, especialmente los cerebros que ha albergado, enmarcada en los principios de libertad de investigación y pensamiento. De su seno salieron mucho más de once mil trabajos científicos bajo la autoría de siete mil autores incluyendo investigadores del IVIC, colaboradores nacionales e internacionales. En él tiene su sede la Biblioteca Marcel Roche con cabida para 4.428 revistas científicas impresas, muchas desde su primer volumen, todas hasta hace algunos años, en permanente actualización, cuando sobrevino la asfixia que imprimen sobre la inteligencia los regímenes totalitarios; un caso único es la colección completa de los Philosophical Transactions of the Royal Academy of Science, publicada en Londres desde 1665. La biblioteca tiene acceso a 11.341 revistas electrónicas y 106 bases de datos científicas, así como una completísima colección de libros de consulta. En su seno se desarrolló y patentó en 1989 la orimulsión para el uso rentable de crudos pesados de la Franja del Orinoco.
Pero el cáncer de la injerencia política no tardó en dirigir su mirada hacia el codiciado fruto del intelecto, pero no para apuntalarlo, mejorarlo y hacerlo más grande, sino para empequeñecerlo y ponerlo en manos de gentuza obsecuente al gobierno. Nunca como hoy fue más vergonzoso para la intelectualidad venezolana ver la imagen de El Che Guevara a la entrada de la Dirección. Ahora, la Asamblea Nacional, entre gallos y medianoche, aprueban en primera discusión de la Asamblea Nacional de Venezuela el 18.11.2014, disolver el IVIC, derogar todo su basamento legal y crear una institución nueva que pasará a llamarse Instituto Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación (IVECIT), el cual será un Instituto Autónomo que haga que, “… la ciencia no estará encerrada en laboratorios, se permitirá que el pueblo y las comunidades construyan permanentemente elementos tecnológicos para la transformación del país. Con esta nueva Ley se democratizará toda la ciencia que se produzca, es la ciencia al servicio del pueblo, la liberación y soberanía de la patria.” ¡Pura demagogia, puro populismo, pura ramplonería…!
Nunca fue más pertinente recordar el episodio del 12 de octubre de 1936 donde se involucra al general José Millán-Astray a quien se atribuye haber pronunciado el,»Muera la intelectualidad traidora», «Viva la muerte», a lo que don Miguel de Unamuno respondió, «Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo -dice Unamuno señalando al obispo de Salamanca-, lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito «¡Viva la muerte!» y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.»
Miguel de Unamuno sin amedrentarse, continúa: «Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho¨.
La gran estafa del llamado Socialismo del Siglo XXI ha sido despojar a los jóvenes de una esperanza académica y Venezuela de una fuerza creadora de prosperidad; el bachillerato es ahora una basura; la falta de materias como la química, la física y las matemáticas que se aprueban sin haber sido dictadas ya ocurre por años sin que se haga algo por formar profesores bien pagados en estas áreas, coloca a los bachilleres en una situación que los maniata para el futuro. Creo que los padres y los mismos estudiantes no se han percatado de la táctica para mantenerlos pobres, sin oportunidades y dependientes de las limosnas del régimen. Y no es por falta de dinero, es porque el dinero existe pero se deriva a otros destinos incomprensibles. Al tiempo que esto sucede, dinero a raudales es regalado diariamente a Cuba ductora de nuestras desgracias y Pastor Maldonado el corredor perdedor de la Fórmula Uno le cuesta a Pdvsa 66 millones de dólares o un millón de euros al año, y luce un reloj Richard Mille de $110.000. Como país otrora soberano, hemos entrado pues de lleno en el basurero de la historia.
Si siembran brutalidad, brutalidad cosecharán. Los bárbaros de antaño luego de rapiñarlos quemaban los pueblos por donde pasaban; los de hogaño ante nuestros impávidos ojos, están incinerando el resto de las instituciones que suponían progreso y nos colocaban a la par de los países del primer mundo. Ha sido tan sencillo como quitarle un juguete a un niño. Tendrán el juicio de la historia y el de todos los venezolanos, y algún día tendrán que pagar por su maldad…
FUENTE: El Uni-Personal, Opinión Virtual. Año 1, No 28. Caracas, domingo 24 de noviembre de 2014