¡¿Qué es esa extraña respiración, bachiller…?!

Soy un apasionado de relatar crónicas donde mi persona tiene un rol; durante las madrugadas, cuando despierto para iniciar mi faena diaria, casi siempre aparece en mi mente alguna de ellas. Me levanto raudo para que nada se me olvide y lo pongo en palabras. Siempre trato de contarlas con la mayor fidelidad posible. En algunas ocasiones son tristes, en otras son festivas y en muchos casos jocosas. Forman parte de esa colcha de retazos que vamos tejiendo a lo largo de nuestra práctica como médicos.

En 1957, cuando cursaba tercer año de medicina fuimos trasladados al prístino Hospital Universitario de Caracas un grupo de alumnos de la lista desde la M hasta la Z. Como pertenecía a la letra M, para ese momento fui uno de los tantos bachilleres mudados al nuevo hospital. El ambiente era moderno, muy limpio, imponente, reluciente, pero a mi manera de ver, muy frío. Cada semana bajábamos al sótano y en la lavandería nos daban una bata limpia y muy aplanchada con la insignia ¨HU¨ en verde; los profesores la llevaban en rojo. ¡Nada que ver con el ahora ruinoso hospital, revolucionario, sucio, lleno de gentes de mal vivir y destartalado!  Ya en cuarto año cursaba entonces una corta pasantía por el Servicio de Ginecología cuyo Jefe de Servicio era el Dr. Hermógenes Rivero, hombre obeso de vocabulario poco edificante quien había introducido la cirugía oncológica en el país. Entre otras obligaciones, debíamos ayudar en las intervenciones quirúrgicas.

Mi primera ayudantía en el Universitario se refirió a una paciente con un avanzado cáncer del cuello uterino a quien había tratarle con braquiterapia o tratamiento radiante liberado desde corta distancia; para ello había que colocarle un ¨tándem de radium¨, vale decir, un tubo de unos 6 cm de longitud que se introducía por el orificio del cuello hasta el fondo de la cavidad uterina, contentivo de 3 tubos de semillas de radium de 15-15-10 mg respectivamente, que hacían un total de 40 mg filtrado por 1 mm de platino. Por supuesto, su finalidad era destruir el tumor mediante energía radiante. Además, contenía un colpostato ovoide a ambos lados del cuello, conteniendo 50 mg de radium filtrado, 25 mg en cada ovoide. Era un tubo de plástico donde se colocaban las semillas y en cuyo cabo proximal se ataba un cordón para poder retirarlo cuando hubiera cumplido su misión.

 

Ese día el cirujano era el doctor Modesto Rivero (1928-2017), quien corajudo confesaba públicamente su agradecimiento al Señor por haberlo rescatado del vicio del licor. Llegó a ser Pastor en diferentes iglesias presbiterianas del país y, además, precursor entre nosotros de la medicina nuclear; era muy hablador, simpático, pero pienso que por momentos era también intemperante y cáustico. Me lavé cuidadosamente las manos –cosa que ya sabía cómo hacer- y una enfermera, cómo es lo habitual, me vistió con el mono quirúrgico, me calzó los guantes y luego me colocó la mascarilla o tapaboca apretándola fuertemente, así que me quedó la nariz doblada y sentía alguna dificultad para respirar.

Ante la paciente con las piernas abiertas, una gran sábana o campo a la manera de una tienda de campaña le cubría el cuerpo dejando solo sus genitales al descubierto; entonces introdujo un espéculo vaginal, siendo que yo podía ver muy poco, y en el intento de acercarme, mi cabeza y mi mentón casi que reposaban en su hombro derecho al lado de su oreja. Con cada minuto que pasaba, sentía que me estaba asfixiando pero me daba vergüenza pedirle a una enfermera circulante que me aflojara el tapaboca.

Luego de dilatar el cuello uterino tomó el tándem con una larga pinza de Cryle y comenzó a introducirlo a través del orificio cervical hacia la cavidad uterina y al fin, habiendo completado el corto procedimiento se puso de pie, giró su cabeza hacia mí, y me dijo,

-¨! Bachiller, ¿Qué le pasa?, ¿Qué se ha creído? Usted tiene una respiración fornicante…!¨

 

A decir verdad, debo confesar que mi búsqueda de diferente tipos de respiración fue negativa para el adjetivo ¨fornicante¨ por lo cual dejo la paternidad de esta nueva variante respiratoria normal al doctor Rivero…

 

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