«La contrarrevolución no será una revolución contraria,
sino lo contrario de la revolución»
Joseph Marie de Maistre
Un contrarrevolucionario es cualquiera que se opone a una revolución, sobre todo el que intenta revertir sus resultados, parcial o totalmente; pero advierto que no somos reaccionarios, es decir, no aspiramos a instaurar un estado de cosas similar al que anteriormente existía con las viejas guardias adecas, copeyanas, masistas o comunistas. ¿Quién hoy día no es un contrarrevolucionario…? Puede ser que en nuestra sufrida Venezuela el nombre no se ajuste a las definiciones clásicas, pero entendamos que un enorme porcentaje de connacionales que no están medrando en las arcas públicas y sufren inmerecido apartamiento y pena, se oponen a las políticas del gobierno actual y quisieran revertir la situación de emergencia compleja que nos azota…
Desde mi carta abierta al embajador cubano del 4 de marzo de 2001, publicada en la sección Cartas al Editor del diario El Universal –puede leerse buscando mi nombre en Google-, nunca he conspirado o asistido a reuniones furtivas en cenáculos; siempre mi disenso ha sido abierto y diáfano, con un lenguaje directo y sin tapujos; publiqué en el pasado muchos artículos de opinión en el mismo diario hasta mi retiro hace cuatro años por desacuerdo con el cambio de su línea editorial y su intento de coaccionarme; comencé a escribir por mi cuenta, en lo que he llamado el Uni-Personal y ahora en mi página de Internet, (http://rafaelmucimendoza.com), publicando al presente 152 artículos- siempre tratando de crear conciencia, de hacer patria, de mostrar desde entonces lo que nos está acabando hoy día. El espíritu festivo del venezolano donde ¨todo le rueda y de todo hace un chiste¨, impidió que la mayoría comprendiera la tragedia que se cernía sobre nuestro país; mis amigos despreciaban mi labor y en tono jocoso me anunciaban cárcel. Cuando fui presidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela para el bienio 2014 y 2016, en la cuenta semanal del presidente y al inicio de mis palabras, dedicaba siempre unos párrafos a la calamitosa situación del país, siempre muy duros y críticos, como debía ser. En una de las asambleas, un Individuo de Número pidió la palabra para censurarme exigiendo que se borraran mis palabras en la grabación que luego se transcribe porque ¨podía ser inconveniente desde el punto de vista político y acarrearnos consecuencias indeseables –especialmente porque para su subsistencia, la institución siempre ha dependido del ejecutivo nacional-…¨. Antes de que yo pudiera responderle, de súbito y sin pedir la palabra se levantó muy indignado el maestro Blas Bruni Celli y nos dijo a los presentes,
-¨¿El día de mañana qué pensarán nuestros hijos y nietos cuando se enteren que no quisimos ni supimos defender la patria y la democracia desde esta tribuna; por supuesto que no debe borrarse…¨, y así quedó grabado e impreso para la posteridad.
Y es que siempre ha habido muchos miedosos, muchos pusilánimes, cobardes y apocados, de muelle actitud que pensando en sus intereses personales y en su hacienda han adoptado la estrategia del avestruz… Pocos mostraron y todavía muestran algún interés, me han llamado paranoide o han tomado mi actitud a sorna, no hubo compromiso ni acción, la posesión del país por Cuba hace años es un hecho que mana indignación por los cuatro costados, es la ceguera virtual del venezolano que todavía continúa siendo una realidad, aún en nuestra Academia…
Desde aquellos que fueron y siguen siendo expulsados del país por miles por la marea roja, hasta nosotros los del insilio, esos que decidimos quedarnos y continuar haciendo nuestra labor de patria, trabajando, enseñando, sembrando, cosechando y denunciando…, dando apoyo a los desprotegidos, preparando el terreno para buenos y mejores tiempos que vendrán, de solidaridad y democracia donde se respete la ley, la Constitución y el trabajo honrado, donde sea premiado el mérito y condenada la prevaricación. Esa nueva marea blanca de cambio llegará igualmente hasta la nación que nos domina: Cuba, pero, además, hasta Nicaragua, Bolivia y todo país donde la izquierda no signifique progreso sino oportunidad para la tropelía, el abuso y el enriquecimiento ilícito.
Las páginas de Opinión, 4 y 5 del diario El Nacional del sábado 28 del corriente muestran en forma diáfana una de las tantas facetas de la destrucción de nuestra querida patria iniciada, continuada y mantenida con conocimiento de causa de lo que hacía, por Hugo Chávez Frías aun hasta después de su muerte; ahora intentada ser completada por su sucesor ilegítimo e incapaz Nicolás Maduro Moros… ¿Y qué los movía y qué los mueve…? No otra cosa que el odio. Ese odio que ellos y su camarilla se tienen a sí mismos, a su propia miseria humana y que han proyectado sobre el que algo posee por esfuerzo propio, especialmente intelectual o material. Sus descendientes y amigos, aquellos que quemaban autobuses a las puertas de la casa que vence la sombras en nombre de la ¨justicia social¨, término hueco en sus bocas, se han hecho de ingentes sumas en dólares, desde la hija favorita María Gabriela hasta los sobrinos de Cilia entrando ahora en los predios de los ¨bolichicos¨, mientras nuevas/viejas formas de agredir son fraguadas en el cerebro del médico asesino extraídas de las profundidades el Averno.
Esas cuatro páginas a que hago referencia son una oda al odio desbocado que ha creído no tener un juicio ni un castigo y ya vemos, el castillo inexpugnable, el castillo de naipes se desmembra por el peso del mismo odio expulsado hacia inocentes en el afuera…
¿Quién me quitó a mis hijos, a mis nietos, a mi hospital con mis alumnos y mis colegas, a mi escuela de medicina, a mis pacientes, a mis niños de la calle, a mis cansados viejitos de los más bajos estratos cogiendo sol y pasando penurias…? Una revolución ridícula sólo de camisas rojas sin sesos ni buenas intenciones; con mucho odio destructivo. ¿Quién me robó la oportunidad de construir un verdadero país, un país fuerte y sustentable…?, ¿Quién arrebato a mis pacientes 24 mil médicos que han migrado allende los cielos, caminos y mares?, ¿Cuánto nos costará ser de nuevo un país que reemplace al fallido que tenemos, gobernado por gente mala, brutal e indolente, con hombres y mujeres de buena voluntad?
Todas las formas de intimidación y demostración de frágil poder han lanzado contra nosotros. Pero ellos bien saben que el momento de la verdad se acerca y los cerca, se creían fortalezas inexpugnables y mire que débiles eran… Já, já, já… Ya no encuentran que inventar, pero no nos los calamos más… No podrán escapar ni tener paz porque la mano de la justicia será larga e implacable.
Somos felices siendo así; ¡sí, somos contrarrevolucionarios, no hay términos medios…!, a ver cómo nos ponen a todos presos…
“La felicidad puede encontrarse incluso en el más oscuro de los tiempos, pero sólo para aquellos que recuerdan encender la luz.”
—Albus Dumbledore, personaje de Harry Potter