A decir verdad, desconozco por qué le llaman así… No tiene mayores o casi ninguna pertenencia, solo su vida, su firmeza y su día a día; es latonero y el patio de su casa es suerte de taller compartido con un hermano mecánico. Son dos de los nueve hijos que tuvo misia Pancha, diabética ella y diabéticos tres de sus hijos también; la matrona y una de las hijas fallecidas. La doña murió a los 80 años, era el pilar, el sostén y guía de la familia donde como es usual el padre o padrote, fue inexistente. No obstante, les inculcó férreos principios morales, afán por el trabajo y aborrecimiento por extender la mano para pedir un favor…Leer más