Profesor Felix Pifano Capdevielle (1912-2003): Bosquejo biográfico, tesis de grado, anécdotas y bibliografía general

Aoún Soulie C, Briceño-Iragorry L, editores. Colección Razetti. Volumen XI. Caracas: Editorial Ateproca; 2011.p.59-151. Colección Razetti. Volumen XI.

Justificación
El 1o de febrero del presente año 2011, cumpliéronse 85 años de que el Rector de la Universidad Central de Venezuela, Doctor Diego Carbonell y por disposición del Presidente Constitucional de Venezuela, Gral. Juan Vicente Gómez, propusiera la creación de la Cátedra de Patología Tropical siendo su primer catedrático el Dr. Enrique Tejera Guevara. Luego se alzó la figura de Pifano para enaltecer y afianzar el estudio de la patología tropical. Sea este trabajo un sincero homenaje de admiración y reconocimiento a la memoria de quien impulsó el estudio de las endemias tropicales en el país.

Introducción
El Profesor y Académico de Número de la Academia Nacional de Medicina, Sillón XXX, doctor Félix Pifano Capdevielle viene al mundo para ser Maestro en San Felipe (Estado Yaracuy), el 1° de mayo de 1912 y fallece en Caracas el 1o de agosto de 2003, a la edad de 91 años con tres meses, portando el blasón de una vida honesta y fértil.

Figura 4.1. Pifano y sus entes mitológicos, Cronos, Mnemósine e Higeia.

Maestro de numerosas promociones médicas, nació tutelado por dos deidades de la medicina griega, Cronos, Dios del Tiempo que le permitió espacio suficiente para madurar y dar nutritivos frutos y esparcirlos, pues ̈nacemos, nos hacen, nos hacemos y acontecemos ̈, y Mnemósine, la titánide encarnación de la memoria que “sabe todo lo que ha sido, es y será”. Pero a su decir, en su ancianidad le abandonó Hygeia, Diosa de la Salud, así que los últimos años de su transitar entre nosotros se tornaron muy penosos y aunque el dolor fue inevitable, el Maestro hizo del sufrimiento opción, siempre recordando la frase del celebrado cirujano francés, Profesor René Leriche (1879-1955), quien definió la  salud como, ̈la vida vivida en el silencio de los órganos ̈.

Debo significar que cuando de veras me acerqué a Pifano en su senectud, me encontraba yo, al decir de Víctor Hugo, en la juventud de mi vejez. Con motivo de su muerte escribí, ̈en el otoño de mi vida, volvía yo de nuevo a ser su alumno, oyéndole con interés y veneración, y dándole las gracias a Dios por la graciosa concesión de ese privilegio ̈ (1). Comprendí entonces que alguien desde lo lejos, puede conocer la ilustración de un profesor en el aula, pero mucho desconoce sobre su persona, sobre el cómo y el por qué llegó a alcanzar el sitial desde donde su personalidad magnética irradió su saber. Quizá, el ̈cómo fue ̈, se debió a que nacido entre humildes campesinos siempre ignorados, siempre ignorantes, siempre sufrientes y siempre utilizados por los hombres sin grandeza de espíritu, comprendió sus carencias y su sempiterno dolor, identificándose con ellos.

Figura 4.2. Félix Pifano. ̈Un hombrecillo menudo, que apenas levanta un
metro y pico de la tierra, con la mirada mansa, el rostro atento y comprensivo,
los labios finos y apretados, la cabeza hacia un costado inclinada, como si
oyese los latidos profundos del corazón que se le acerca… ̈ (2).

Tuvo que impresionarle el comparar los pequeños privilegios que detentaba con la desesperanza del hombre simple del campo. Era conmovedor y edificante oírle en sus clases siempre repletas de estudiantes, sin otra ayuda que su convicción y su conocimiento narrando en forma vívida, situaciones por él vividas. Le angustiaba seguir copiando lo que autores europeos escribían a lo lejos acerca de nuestras patologías, para ellos remotas y exóticas. Así pues, había urgencia en comprender en profundidad las¨patologías nostras ̈, abocarse a su estudio en el campo, en el lugar donde se desarrollaban los hechos por lo que investigó los ecosistemas predominantes, los nichos biológicos y todo ello le condujo a dividir al país por zonas y a establecer una relación con determinadas enfermedades. Ya desde los años cuarenta comenzó a definir los pisos altitudinales del país, haciendo un inventario de zonas y plantas, así como de animales transmisores de patologías que todavía nos siguen aquejando, e inexplicablemente, en el último decenio con furia exacerbada, en el ̈decenio trágico ̈ que nos ha tocado vivir.

Figura 4.3. Pifano, Sicut dixit, ̈El rancho es el menor esfuerzo del hombre
para no vivir a la intemperie ̈. Vivienda de palma yagua para medio vivir
entre plagas, privaciones, numerosa descendencia y un huésped no invitado:
El chipo.

Profesor Felix Pifano Capdevielle (1912-2003)
Bosquejo biográfico, tesis de grado, anécdotas y bibliografía general

En 1955, a los 43 años fue postulado y elegido directamente para ocupar el Sillón XXX de Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina, pero solo fue en 1969, el 20 de febrero, a los 57 años, 14 años después, en plena madurez personal y profesional cuando ocupa la Tribuna de Santo Tomás para incorporarse. Su trabajo es un meduloso aporte personal a la definición de la medicina de los trópicos en Venezuela: “Algunos aspectos en la ecología y epidemiología de las enfermedades endémicas con focos naturales en el área tropical especialmente Venezuela” (165); el Juicio Crítico estuvo a cargo del doctor Oscar Beaujon Graterol y la bienvenida bajo la responsabilidad del Dr. José María Ruiz Rodríguez. Explicando el por qué de la dilación para la incorporación escribió, ̈Entre tanto,  preferí el meandro silencioso de la investigación científica en el laboratorio y en el campo, al encuentro con los grandes centros académicos con los triunfadores después de los ardorosos momentos del combate ̈ (166).

Figura 4.4. Pisos altitudinales de Venezuela (1961) (139)

Su historia personal en ciencia la delinea en su Discurso de Incorporación, ̈Me dedico especialmente al estudio de las enfermedades en su medio natural mediante una correlación de fenómenos de carácter ambiental, biótico y humano que definen la expresión regional de nuestra patología. Acaso por arrancar mi origen en el medio rural y haber estado en contacto con la naturaleza y sus pobladores desde mi tierna infancia, he sentido inclinación por los humildes, pasión por investigar los complejos patógenos de las que sufren y atracción hacia las regiones situadas más allá de los centros poblados, en la población rural dispersa y más adentro aún, en las regiones de la soledad y el silencio, del hombre y de la ignorancia, pero al mismo tiempo, de la libertad y el nomadismo ̈.
Amó a la Universidad Central de Venezuela y a su Facultad de Medicina donde participó en muy numerosas comisiones siendo su decanato entre 1944 y 1946 modelo de progreso y justicia. Por espacio de 12 años actuó como representante de la Facultad ante el Centro de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV.  Al haber firmado un documento durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez elaborado por el Dr. Arturo Uslar Pietri y donde se defendía la autonomía universitaria, vivió un exilio forzoso en Ciudad de México;  allí, sin pérdida de tiempo, estudia y enseña con su saber en el Instituto de Cardiología de México doctor Ignacio Chávez.

 

Figura 4.5. Profesor Felix Pifano Capdevielle (1912-2003), tres etapas de una fructífera vida.

Su pesquisa fue de amplios horizontes y sus colaboradores fueron connotados médicos y estudiantes de medicina, la mayoría antiguos o actuales alumnos, estudiando la Enfermedad de Chagas, tripanosomiasis rangeli, leishmaniasis tegumentaria y visceral, anquilostomiasis, esquistosomiasis mansoni, amibiasis intestinal y hepática, blastomicosis suramericana, brucelosis, herpetología, biología de vectores, etc. Fue un jefe bondadoso dando a sus asociados libertad absoluta para la investigación y sin restricciones para el desarrollo de las ideas. A su regreso del exilio establece un convenio de intercambio con el Profesor Carlos Da Silva Lacaz creador del Instituto de Medicina Tropical de Sao Paulo (Brasil) para enviar profesores de su Instituto a aprender y perfeccionarse; así, todos los docentes viajaron a rellenar de conocimientos sus alforjas, entre otros, Edgar Belfort, Alejandro Mondolfi, Rafael Orihuela, Jaime Torres y Salha Abdul-Hadi.

Fue miembro Correspondiente de la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales de Venezuela, de las Academias de Ciencias de Brasil y Nacional de Medicina de Colombia. Miembro de las Sociedades Venezolanas de Cardiología, Gastroenterología. Miembro de los Comités Internacionales de Leihmaniasis, del Comité de Expertos de la OMS en leishmaniasis y bilharziosis, de la Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene (Londres) y Miembro de la Sociedad Internacional de Dermatología Tropical. Sus méritos fueron reconocidos mediante numerosas condecoraciones; entre otras: Orden Libertador, Orden 27 de Junio, Orden Andrés Bello, Orden Diego de Lozada, Orden Francisco de  Miranda, Premio José Izquierdo, Orden José María Vargas de la UCV, Orden Enrique Tejera, Orden del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y Orden Arnoldo Gabaldón. Dos veces “Premio Nacional de Ciencia”.
El ineluctable paso de los años agravó una antigua y severa escoliosis con cambios degenerativos y compresiones radiculares lumbares asociadas a irredimibles dolores, renuentes a toda terapéutica, terminó por torcer su terca disposición al trabajo, a reducirlo a una silla de ruedas y a recluirlo en su domicilio; a huir y encerrarse en sí mismo y en sus recuerdos. Triste aceptarlo, pero Pifano abandonó este mundo muy ayuno del cercano afecto de sus alumnos, muy solitario con sus quebrantos, inconsciente de su cerval miedo a la muerte, escuchando día y noche los crujidos de su debilitado cuerpo, aldabonazos no atendidos en su puerta, pero anunciadores de la llegada de la Parca inclemente que a la final le libró de tormentos. En urticante silencio, el régimen y sus sigüices del Ministerio de la Salud y Desarrollo Social, fue indiferente ante el Duelo Patrio cuando ya promovía nuevos y engañosos paradigmas,

 

Figura 4.6. Acompañado de un niño campesino, el joven Pifano muestra una
serpiente ̈macagua ̈ de largas dimensiones.

El Reverendo Hermano Atanasio de las Escuelas Cristianas del Colegio La Salle de Barquisimeto, su profesor de biología, le mostró el camino de las ciencias naturales, estableció su mentalidad biológica y fue su guía en su tesis de bachiller sobre  ̈Serpientes Ponzoñosas del Estado Yaracuy ̈ en 1929.

Rememoro un decir del también Maestro de la Oftalmología Venezolana, doctor Rafael González Sirit, ̈ Sobrino, residente y gato, ¡Qué trío más ingrato! ̈ como tratar de desplazar la figura del Sabio Vargas como Padre de la Medicina Nacional, por el médico cubano Ernesto Che Guevara cuya credencial fundamental fue el asesinato a sangre fría y el deleite ante el paredón de fusilamiento.

• Al lado de Félix Pifano C. Rememoración filial de un testigo de vista.

Doctor Hernán Pifano Cordido

“¡Para un madrugador, otro que no se acuesta!”. En la consolidación de la posición que ocuparía Félix Pifano C. durante mucho tiempo, hubo años cruciales, llenos de oportunidades y adversidades, que el joven profesional pudo superar, concluyendo su labor con un saldo muy favorable para sí mismo y para la gente por quien trabajó. Mi padre adquirió una sólida formación en Biología, durante sus estudios en la ciudad de Barquisimeto, en un colegio dirigido por los hermanos de La Salle, a quienes recordaba con admiración y orgullo. Su abuela materna, de notable influencia en su formación, lo indujo a estudiar medicina y en 1935 recibió ese título después de una brillante trayectoria como bachiller, Interno y Externo del Hospital Vargas y una abultada colección de diplomas que por concursos, le dieron la oportunidad de ser Monitor de Cirugía, Obstetricia y otros departamentos del Hospital. De esa manera se produjo la primera coincidencia feliz al combinar ambos campos de acción e investigación.
Una vez concluida la formación profesional, regresó a Yaracuy para dar inicio a su profesión. Sin embargo, no fue bien recibido por los gobernantes del estado. No solo era una persona sensible a las vicisitudes sociales provocadas por la férrea dictadura del momento, sino que claramente debía estar en contacto con la juventud que provocó la rebelión del año 28. Fue invitado a abandonar la ciudad y confinado a la población de Nirgua, donde era totalmente desconocido y no disponía de ningún recurso para su sustentación. Con medios de trasporte y comodidades muy escasas llegó a Nirgua. Así narraba la experiencia: “¡Bajé del camión en mi traje de lino arrugado al extremo, sudoroso y polvoriento, buscando en las calles próximas a la Jefatura Civil, algo de que agarrarme!” Providencialmente encontró a un buen amigo que sufría la misma suerte, daba clases de primaria en una escuelita clandestina, y quien años más tarde sería su familiar. Juntos y juntando algún dinero, lograban pagar el aposento, hasta que una madrugada cambió la suerte cuando tocaron la ventana solicitando los servicios del doctor.
Lo condujeron en coche hasta una casa muy bien apertrechada donde yacía macilento, en una elegante cama de sabanas bordadas, un señor de avanzada edad quien sufría de una insuficiencia cardíaca. El Cornezuelo de Centeno y la confianza que inspiró el joven profesional produjeron una recuperación casi instantánea. Tal fue el éxito obtenido con el paciente, que el doctor fue convidado a reposar el resto de la noche en una oficina contigua que ofrecía muchas comodidades. Pero Pifano no logró dormir ni por un minuto al descubrir en la biblioteca, de la oficina la colección completa y actualizada de la Press Medicale, revista francesa que contenía lo más reciente de la actualidad médica. Entre revisar los adelantos científicos a los cuales muy pocos tenían
acceso, y preguntarse quién sería aquel misterioso personaje, se presentó el alba y con ella se comenzaron a aclarar dudas que condujeron a una delicada controversia. El paciente ejercía la profesión pero no era médico. Tenía sólidos conocimientos, pero carecía de título y permiso para ejercer la medicina. No era profesional, pero practicaba el mismo oficio. El drama se elevó al plantearse el cobro de honorarios. Para suerte de los jóvenes exiliados, privó el sentido financiero del amigo (que era su tocayo y quien fue tiempo después un eminente economista) con quien compartía la morada, además del pragmatismo de quien ejercía sin permiso una profesión que fue muy útil a su comunidad. Hubo otra vez comida y ropa limpia y la suerte de los amigos continuó,
porque en diciembre del mismo año, murió el tirano Gómez y terminó el exilio. La plata alcanzó hasta para comprar una mula que devolvió a mi padre al terruño. La madrugada del 19 de diciembre, se fue en la bestia hasta la orilla del Río Yaracuy y por la tarde llegó a San Felipe, mojado y alegre a la celebración del fin de una feroz dictadura.

Aprendimos muchas cosas sobre la vida pasada de Pifano gracias a anécdotas como ésta, a cuentos y citas proverbiales que utilizaba a menudo. Él conversaba con sus interlocutores, haciendo siempre grato el encuentro y dejando una enseñanza de lo cotidiano y lo trascendente, a través del relato de cosas sucedidas. De vuelta en San Felipe, se integró a la campaña contra la malaria, que apenas comenzaba. Fue un soldado insigne de esa lucha heroica, que libraron tantos venezolanos. Ejercía la mayor parte del tiempo  en el medio rural. Para él, su ambiente era un enorme laboratorio repleto de fenómenos biológicos y accidentes de la naturaleza, donde los pobladores humildes se internaban, siendo agredidos, parasitados o expoliados por los agentes patógenos que habían estado allí desde antes de que llegara el hombre.  Mi padre sentía un vínculo estrecho a la tierra y sus pobladores, y un afecto que a veces contrastaba con la sublime intención de su mundo académico. Con los humildes residentes rurales intercambiaba información que a él le era muy útil y a cambio, los campesinos recibían orientación y ayudas oportunas. La amistad tenía un valor incalculable para mi padre, quien establecía con todos sus amigos una especie de reciprocidad y una intimidad que era clave para la conservación inagotable de las relaciones. Pero este vínculo lo compartía con muchísimas personas, y apreciaba a todos en una justa medida, sin comparación. Por ello no mencionamos a ninguno de los tantos que pudiera recordar, porque dejar de mencionar alguno sería una injusticia que no nos hubiera perdonado. Solamente dos personas se escapan a esta máxima: su esposa y el Profesor Martín Mayer.
Angelita Cordido, oriunda del vecino pueblo de Guama, vino a completar el lado afectivo y social de mi padre. De esa unión nacimos cuatro hijos y se construyó una casa, pequeña y solariega, que fue referencia obligada para numerosos familiares y amigos, que nos visitaban con mucha frecuencia y asiduidad. Martin Mayer un hombre universal, Director del Instituto De Medicina Tropical de Hamburgo, expulsado de su patria por la barbarie insolente. Fue un compañero de excepción, maestro, amigo y confidente, con quien compartió en un pequeño laboratorio, que en realidad se extendía a todo el trópico venezolano, ratos de cuantiosa productividad. Fueron dos enciclopedistas de la Medicina Tropical, que hurgaron todos los rincones de un escenario natural que estaba por conocerse, con el único propósito de contribuir a la ciencia. Usaron el método experimental como instrumento y tuvieron una voluntad férrea e inquebrantable, que nada ni nadie doblegó. Trabajaban intensamente como si el tiempose pudiera acabar. Eso los hizo famosos y el humor popular los llevo a una caricatura con una pequeña inscripción que decía: “¡Para un madrugador, otro que no se acuesta!” . Con muchos años encima, Mayer sospechó que iba a morir y le encargó a Pifano decir unas palabras en su sepelio, exigiéndole que las escribiera de pie. Así, garantizó la
brevedad y sencillez de un acto al que no iba a presenciar. Mi padre se trasladó a Caracas en 1939. Su intención era, además de trabajar con Mayer, optar a un concurso que se preparaba para dirigir la Cátedra de Patología Tropical de la Facultad de Medicina, donde se había formado. Para ello, agotó todos los recursos imaginables: internos y externos, de conocimientos, académicos, docentes y de organización de una cátedra, en fin, todos los medios que le permitieran convencer a un jurado de su capacidad. Los males que azotaban a Venezuela eran múltiples y muy complejos, por tanto el cúmulo de conocimientos requeridos era descomunal: chagas, disenterías, leishmaniasis, bilharzia, etc. Entre todos ellos, fue gracias a sus conocimientos sobre la lepra que ganó el concurso. Después de una breve introducción al mal de Hansen, pidió a los miembros del jurado que lo limitaran a una forma clínica de la enfermedad por razones de tiempo. Cuatro horas más
tarde se suspendió la disertación sobre lepra tuberculoide, porque consideraron que ya habían oído lo suficiente.
En 1942, con 30 años de edad, Félix Pifano contaba con una plataforma sólida e irrefutable para aspirar a ser líder de la Medicina Tropical que reclamaba su esfuerzo. Los años de máxima exigencia habían pasado y los que siguieron, aunque no serían nada fáciles, encontraron a un hombre curtido y dispuesto a sacar provecho de cualquier circunstancia. Aceptó el cargo de Decano de la Facultad de Medicina en 1945, con el propósito de modificar la estructura de la Facultad y al cabo de cuatro años había logrado algunos cambios.
La década de los cuarenta estuvo cargada de trabajo. A pesar de los acontecimientos políticos, la voluntad y el propósito claro de la pesquisa lograron imponerse. Más aún, se adhirieron muchos
colaboradores y se inició la formación de los equipos que después estructuraron el Instituto de Medicina Tropical. El fin de la experiencia democrática cerró las puertas a la claridad y vino una época oscura y poco tolerante. A partir de 1949 apenas si le permitían acudir por las mañanas a la Sección de Endemias Rurales del Ministerio de Sanidad.
Fue expulsado de la universidad por adherirse a un movimiento que plasmó en un documento una protesta contra el oprobioso régimen de turno. Un día fue a retirar el sueldo de profesor en una taquilla y le participaron que ya él no trabajaba allí. Privado de la remuneración y la docencia, debió incrementar sus ingresos ejerciendo la profesión para la cual se había preparado en la especialidad de gastroenterología, con uso de rayos X y aparatos de endoscopia.

Félix Pifano fue un excelente clínico, llamado muchas veces en consulta por casos difíciles y era con frecuencia requerido en discusión de casos anatomoclínicos, donde participaban muchos de sus discípulos. Tiempo después, en 1956, viajó por su cuenta a México con el objeto de conocer los intríngulis de la Cardiología y descifrar el corazón chagásico, por cuanto ese mal representaba un problema importante para el país.En 1958, volvió la claridad y comenzó una época de oro para el Instituto de Medicina Tropical, donde Pifano desarrolló toda una estrategia para la investigación, la docencia y entrenamiento del personal que trabajaba en ese campo. Esos años vieron la culminación del esfuerzo colectivo de muchísimas personas que trabajaban en el Instituto, agregando en el campo de sus especialidades innumerables aportes a la medicina que compartimos en los países cálidos. Todos actuaban con libertad y bajo la dirección y estímulo del personal del Instituto y la Facultad de Medicina. Por allí pasaron muchos estudiantes, médicos, técnicos y pacientes que se actualizaban en salud y conocimientos. Con constancia, paciencia y regularidad, papá asistía al segundo piso del Instituto donde disponía de un nicho con microscopio, animales disecados, colecciones de insectos y láminas de colores, los cuales formarían parte de las múltiples publicaciones que produjo su intensa actividad. En ocasiones se colaba la tertulia que le era muy atractiva, o la oportunidad era propicia para degustar un dulcito y un café tan ligero que un amigo zuliano lo bautizo como Café de Leche. De vuelta al trabajo minutos después, señalaba con discreción un letrero escrito en tinta china que decía: “Sí no tiene nada que hacer, hágalo en otra parte” y los visitantes se retiraban del laboratorio.
Felix Pifano fue un hombre de estatura pequeña, su figura menuda contrastaba con su recia personalidad. El cabello lacio y oscuro, la piel blanca, casi rosada y algo pálida, la nariz prominente, aguda y el vello corporal abundante, delataban sus ancestros mediterráneos. Sus labios lineales mostraban prominente el inferior del lado derecho. Su postura era particular y muy característica; como si una pierna fuera más corta. Su cintura estaba siempre inclinada, lo cual compensaba colocando su pulgar derecho dentro del cinturón para hacer equilibrio. Sus pies extendidos en ángulo recto recordaban del ballet, la primera posición. Así lo vimos durante muchos años, envejeciendo con orgullo y satisfacción por una labor llevada a efecto. Todos lo veían como un hombre que se había trazado un proyecto y lo había logrado. Fue pionero y reconocida figura de la investigación y desarrollo de la Medicina Tropical, en un país con enormes necesidades y un gran cúmulo de problemas por resolver. Su mayor legado fue demostrar que las hipótesis construidas alrededor de las dolencias tropicales eran verdaderas o falsas y que los hallazgos probados por múltiples vías y
disciplinas científicas, servían para prevenir y tratar tales enfermedades. En el caso de la enfermedad de Chagas y las leishmaniasis, los resultados fueron más que evidentes.
Pifano vivió épocas turbulentas. Desempeñó su profesión en un recinto universitario que no era del todo pacífico, y en un país donde la política y las pasiones invaden todos los rincones. Sin embargo, su llamado a la actividad científica y la reflexión no fue perturbado. En la intrincada selva humana supo sortear los inconvenientes usando la persuasión, el diálogo y la convicción de sus propósitos y virtudes. Es difícil imaginarse que algunos pudieran ser detractores de su trayectoria. Resulta más fácil recordar a los amigos, colaboradores y hasta admiradores. Muchos pasaron tiempo cerca de él, otros lo vieron por ratos y muchos lo vieron por corto tiempo. Aún hoy en día, y quizás por razones de fisonomía y familiaridad con mi padre, en  encuentros fortuitos sus amigos y discípulos recuerdan sus momentos al lado de Félix Pifano ̈.

Hernan Pifano Cordido


Figura 4.7. Pinceladas de su ser y hacer: Del examen del campesino con los
recursos de la clínica, a la búsqueda del chipo en las pencas de la palma yagua
para comprender su biología en su hábitat, hasta el ojo que escruta y se asoma
a la verdad mediante la óptica del microscopio.

En un artículo publicado en la década noventa del siglo pasado  en el Diario El Universal de Caracas, el sábado 29 de junio de 1991, al final del segundo artículo sobre insuficiencia cardíaca me referí a él respetuosamente…

Primum Non Nocere, Primero, No Hacer Daño
“ La triste historia de un corazón cansado… Parte II

Después de todo para algo sirvió la anunciada y definitiva pérdida de mi amigo, el negro Concepción Bolívar, “hombre de ley”, el del hipertrofiado corazón biológico, pero “así de grande” en su humana parte, fragmento de la reserva moral de este país, ¡tan necesitado de tantos como él! Y digo que sirvió de algo, porque muestra una fracción de ese universo de médicos y pacientes que es un Hospital Público y en este caso el Hospital Vargas de Caracas, porque habla de nuestros muchos fracasos y tan escasas victorias, que como fardo de aditivo peso cada día percibimos más plomizo los que en sus confines en calidad de “curadores”, pasamos “medio tiempo” de nuestras vidas… Pero es de lo “biológico” del corazón que nos han pedido hablar… ¡Y eso es lo que haremos!
El corazón es el protagonista, la estrella del sistema circulatorio. Un sistema de tubos que salen de él —arterias— y a él llegan — venas—, le sirven de complemento indispensable. Órgano muscular por excelencia el miocardio, está diseñado para que funcione continuamente sin pausas ni detenciones, aún mientras se lleva a cabo el permanente mantenimiento a que está sometido —después de todo, es el asiento de la vida y de una de sus más sublimes expresiones, el amor. Solo cesará su perpetuo latir cuando en el Gran Libro de Vidas así se haya dispuesto… Por ello, bombeará a los tejidos sangre rica en oxígeno y nutrientes, segundo tras segundo: Las arterias serán las encargadas de esta función de transporte. Las boronas y desperdicios resultantes del banquete tisular, será traído por las venas de vuelta al corazón. Su corazón, del tamaño de su mano cerrada, visto por fuera parece uno solo, pero en realidad son dos —como otros órganos que nos duplicó la Madre Naturaleza-. Sus funciones son complementarias, ¡no podríamos vivir sin uno de ellos! Uno está localizado a la izquierda y el otro, a la derecha. Cada cual funciona como una bomba impelente con dos cámaras: Una de paredes delgadas o aurícula (cámara de recepción de la sangre); la otra, de gruesa pared o ventrículo (cámara de salida). Así pues, hay dos aurículas con sus ventrículos correspondientes separados por eficientes válvulas o compuertas, que regulan el flujo de la sangre.
Veamos ahora la función que realizan. La sangre “azul” con su carga de desechos que retorna al corazón por las venas desde su cabeza, tronco y extremidades, entra a la aurícula derecha y desde allí, es derivada al ventrículo derecho. Con su contracción enérgica, la sangre es entonces expulsada a través de la arteria pulmonar hacia los pulmones donde se despoja del dióxido de carbono —gas de desecho— con el que venía cargando desde los tejidos más periféricos. La respiración lo arroja fuera del cuerpo hacia el aire; pero igualmente, trae a la vuelta el oxígeno ambiental que es absorbido por la sangre y difunde a los glóbulos rojos. La sangre así oxigenada, ahora “roja rutilante”, es pasada a la aurícula izquierda y de allí al ventrículo homónimo el cual la eyecta hacia la circulación periférica, “fresca y lista para el consumo”. El gran canal que es la arteria aorta, con sus numerosos distribuidores de donde emergen autopistas, carreteras, caminos vecinales, caminos
de recuas y trochas, se encargará de que llegue a tiempo a cada lugar donde se le requiera. Si usted descansa, su corazón también lo hace en parte, disminuyendo la frecuencia del bombeo; por lo contrario, si usted se ejercita o come, él acelerará su marcha para vehiculizar el oxígeno necesario para las combustiones internas. Cuando este fino mecanismo falla, sobreviene la insuficiencia cardíaca, pues la cámara de salida o ventrículo, cansada e inefectiva, no puede bombear el volumen de sangre que debería en un minuto.

Consecuencias: La sangre se represa, se empoza detrás de ella, acumulándose en los pulmones si fracasa el corazón izquierdo, o en el resto del sistema venoso corporal, si fallara el corazón derecho. Se designarán entonces, insuficiencia cardíaca izquierda o derecha respectivamente. Cuando el fracaso es biventricular, se le llama insuficiencia cardíaca global o congestiva. Los médicos venezolanos empleamos a menudo la palabra “flejamiento”, galicismo para denotar fracaso —por “flechir”: ceder, debilitar, flaquear-. Cuando “fleja” el corazón izquierdo la sangre se “encharca” en las venas pulmonares, las cuales se “congestionan” por la abundancia de un líquido mucho mayor del que pueden albergar. Esta congestión entraba la oxigenación sanguínea resultando en dificultad respiratoria. A este síntoma lo llamamos disnea y por ocurrir inicialmente durante la actividad, disnea de esfuerzo: Al correr o subir escaleras (grandes esfuerzos), al caminar vigorosamente (medianos esfuerzos), al moverse y aún comer (pequeños esfuerzos) y su máxima expresión, cuando el paciente imposibilitado por la disnea para moverse debe permanecer sentado o de pie (ortopnea). En estas circunstancias, durante el día el exceso de líquidos se acumula en las piernas por efecto gravitacional; durante la noche, los líquidos se reabsorben y penetran al torrente circulatorio como lo hace la marea alta, comprometiendo más aún la función del corazón ya agobiado e insuficiente. Es así como el paciente despertará bruscamente en medio de la noche, aquejado de tos y severa “sed de aire”, que lo obligará a levantarse de su cama, sentarse o abrir ventanas por sentirse asfixiado (disnea paroxística nocturna). Aunque el corazón derecho puede afectarse aisladamente, más a menudo es el resultado del fracaso de su gemelo izquierdo, quien duplicándole su trabajo lo lleva al cansancio. Pareciera decirle, ¡Me has abrumado de trabajo hermano mío y no pudiendo con mi volumen de trabajo, ahora puedo menos con el tuyo! La sangre acumulada retrocede río arriba y distiende las venas del cuello, se represa en el hígado agigantando su tamaño y “llenándolo” de peso y sordo dolor, se deposita en piernas y pies aumentándolos de volumen (edemas) y termina por crear un tercer espacio en la cavidad peritoneal del abdomen. Es la antigua hidropesía abdominal que hoy llamamos ascitis o líquido movilizable dentro del abdomen.
¿Qué puede causar tan terrible daño a estas cámaras de vida? El derrumbe funcional del corazón puede obedecer a causas diversas: (1). Años de hipertensión arterial no controlada engruesan inicialmente al músculo cardíaco y más tarde le hacen perder su elasticidad, lo que impide su relajación en la fase en que debía llenarse. La función de bomba se debilita por la condena crónica a luchar contra una presión exagerada sin poder decir: ¡Ayuuuda! ¡Cómo se evitaría el desenlace final si el hipertenso tomara en serio su tratamiento! (2). La enfermedad coronaria arteriosclerótica al estrechar las arterias conduce a la asfixia crónica del músculo y pequeñas o grandes obstrucciones (infartos miocárdicos) destruirán el elemento contráctil de la bomba llevándola a su fracaso.
(3). El abuso exagerado y crónico de licor (4). Las válvulas cardíacas que separan las diferentes cámaras pueden ser objeto de estrechamiento, insuficiencia de cierre o infección, sobrecargando aguda o crónicamente la función de la cámara que comprometen (5). Enfermedades por virus y particularmente parásitos como el Tripanosoma cruzi, que transportado por el chipo infame, insecto vector y vecino indeseable del rancho o de la inmediata cercanía de su propietario, el campesino venezolano, ese definido por el maestro doctor Enrique Tejera Guevara (1899-1980) como “…esperando desde el nacer el momento de morir”, produce el mal de Chagas, de vergonzosa endemicidad en la “otra y peor Venezuela del ahora”, que a corto o largo plazo destruye la fibra muscular cardíaca, noble y contráctil, reemplazándola por duras cicatrices incapaces de contracción alguna. El tesonero, silencioso y patriótico trabajo de eminentes venezolanos que señalaron rumbos a los más jóvenes como el doctor José Francisco Torrealba (1896-1973) desde la segunda década del presente siglo hasta que la muerte detuviera su productividad; e  iniciando una marcha fructífera sin solución de continuidad desde 1935 hasta nuestros días, el querido maestro de todos, el doctor Félix Pifano (1912- ), desvelaron al truhán que robaba el corazón del olvidado agricultor ¡Qué Dios lo guarde a este último para que continúe mostrándonos la ruta..!
¿Y cómo tratar este Babel circulatorio donde todo es confusión? Mucho se ha avanzado y gracias a estos adelantos, numerosos insuficientes cardíacos, con la ayuda de la medicación llevan una vida razonablemente normal, pero… ¡tantos maravillosos adelantos estarán vedados a Juan Bimba, que esperanzado, ha jugado su suerte cada quinquenio! “

El 28 de agosto de 2003, escribimos en la Página de Opinión (1-12) del Diario El Universal de Caracas un artículo que reproducimos textualmente,

̈Se me fue mi Maestro ̈
Rafael Muci-Mendoza

̈Con humildad, tal como vivió, así se fue mi Maestro Félix Pifano. En medio de una atroz dominancia de antivalores, su muerte pasará desapercibida por quienes codician la inteligencia y el tesón que genera la excelencia. Perteneció a una clase generosa y capaz, hecha con el pulso sostenido que nace del deseo de saber para mejor servir al país, al paciente y al arte. Profundo conocedor de la idiosincrasia del campesinado, a lomo de mula y con el rigor del sol tropical como cobijo, disecó y descifró el drama de las endemias y epidemias del venezolano. Era un conversador sabroso, siempre con una chispa de humor asomada a sus ojitos escrutadores. Me iluminaba con cada anécdota y aunque muchas veces fue repetitivo ¡Qué más daba!, he sido tardo en el aprendizaje, por lo que después de viejo, nunca dudé en volver al aula a la vera de su lecho, y lo tuve para mí durante muchos sábados cuando una y otra vez me sorprendía con la convicción del que construye, de quien ha vivido útil existencia. Perseguido por la dictadura, se fue a México a aprender cardiología, se volvió cardiólogo para comprender mejor ese Chagas que ladino, dilata el corazón del pobre trocándolo en “bolsa de hielo” sin tono ni sostén, y de paso, enseñó a sus hospederos, su ciencia humana y certera. Cuando en tiempos involucionarios nacen gallineros verticales, conucos en azoteas, se ahogan bibliotecas por inanición, prolifera la mentalidad marginal y la mentira es ley, recuerdo su definición del rancho, “El menor esfuerzo del hombre para no vivir a la temperie”. Se fue sin entender cómo un grupúsculo de sus alumnos trocó por efímera brizna de poder, el amor al país por la indeleble mancha de la traición. No lloramos, agradecemos su vida que fue ejemplo ̈.
También, el 17 de mayo de 2010, publicamos en la Página de Opinión (3-12) del Diario El Universal de Caracas otro artículo quem reproducimos textualmente y al cual intitulamos,

̈Pifano, chagas y revolución… ̈
Rafael Muci-Mendoza

̈El Maestro F lix Pifano (1912-2003) nos dio los instrumentos epidemiológicos y clínicos para entender la medicina tropical de la cual fue nuestro padre venezolano. No hubo un bondadoso Pifano en Cuba, hoy día trasfondo de piratería, negociado y chanchullos. El rancho, según él, ̈el mínimo esfuerzo del hombre para no vivir a la intemperie ̈ se ha multiplicado con la fementida evolución, con sus acepciones de atraso, ignorancia y entrega a los dictados cubanos, pues conocido es, que la misión cubana aposentada en el ministerio de salud —en minúsculas— es la que conduce los desatinos sanitarios del país y para quien no existe vigilancia epidemiológica. Por ello medidas como fumigación son extemporáneas y poco productivas pero efectistas. El problema de la nfermedad de Chagas es uno complejo. La epidemia de Antímano en la Caracas rural-marginal, mordió de nuevo la integridad de 15 niños en el más absoluto abandono revolucionario. Su eclosión actual depende de numerosos factores; no hay que buscar en el calentamiento global sus causas. Las nuestras son el desmantelamiento de las redes epidemiológicas, un ministro militar y sus adjuntos perdidos en la tupida selva de la ignorancia, que corren de aquí para allá mintiendo sin dirección ni tino. Nuestra salud está en manos indiferentes e ignorantes prestas a buscar un culpable fuera de sus turbias conciencias; algunos niñitos curarán, otros quedarán con el corazón hendido para siempre por la furia del tripanosoma. Nada de las meteóricas cifras de dengue y mucho menos de la malaria, hijas de la pobreza, la exclusión y el festín millonario de la boliburguesía. Si, Maestro esto fue lo que quedó de su ejemplo y sus enseñanzas… ̈ ¡Patria, socialismo y el que venga atrás que arree! ̈.

Figura 4.8. ̈Para la determinación de la presión arterial, en mi época bastaba
el viejo oscilómetro esfigmómetro de Michel Victor Pachon (1867-1938)
que solo registraba la presión sistólica (A); al retorno de Europa del Dr. José
Gregorio Hernández alcanzó primacía aquel más completo de Laubry (1872-
1941) y Vaquez (1860-1936), que registraba ambas, sistólica y diastólica (B) ̈.

• Dichos y sentencias

Gustaba Pifano del dicho criollo ocurrente, jocoso y oportuno, ese, propio de nuestra gente sencilla, del llanero vivaz con quien mantuvo estrecha cercanía y sintonía, pero además, de frases de profundo sentido ético y nacionalista:
El árbol es el único ser viviente que se defiende inmóvil”. Mostrándonos que la inacción consciente y disciplinada suele dar frutos en el ejercicio de la medicina.
“Pa’ lapa madrugadora, perro que duerme en la cueva”, era una de sus favoritas, valdría decir, que el médico al conocer la enfermedad tenía que mañanear, vigilar y adelantarse a sus designios y triquiñuelas (1).
“Cochino no come jobo porque no mira p’arriba”, tal vez para significar que los frutos del conocimiento no están al alcance de los espíritus pusilánimes.
“¡Para un madrugador, otro que no se acuesta!” Para mostrar la sagacidad del clínico curtido al diagnosticar la enfermedad emboscada.
̈Acaso por arrancar mi origen en el medio rural y haber estado en contacto con la naturaleza y sus pobladores desde mi tierna infancia, he sentido inclinación por los humildes, pasión por investigar los complejos patógenos de las que sufren y atracción hacia las regiones situadas más allá de los centros poblados, en la población rural dispersa y más adentró aún, en la regiones de la soledad y del silencio, del hombre e ignorancia, pero al mismo tiempo de la libertad y el nomadismo ̈ (5).

̈El problema está no en lo que la gente ignora, sino en las muchas cosas que cree saber, pero que no se corresponden con la realidad ̈ (12).
̈Hombre educado es aquél que escucha con atención cosas conocidas que se las dice una persona que las ignora, ya que es más elegante dejarse engañar que mostrar desconfianza ̈ (12).
̈Es tan peligroso considerarse dueño exclusivo de la propia honestidad como el hecho de no poseerla ̈ (12).
̈Siempre he sido un rebelde pacífico que dice lo que siente y expresa puntos de vista con franqueza ̈ (12).

REFERENCIAS

1. Muci-Mendoza, R. Dr. Félix Pifano Capdevielle. Un Maestro de Excepción 1912-2003. Federación Médica Venezolana. Colección Ricardo Archila. Serie Letras, No 2. Asociación de Médicos Escritores. Caracas. Miguel Ángel García e Hijo, SRL. 2004.
2. Rodríguez Cárdenas, M. Félix Pifano y el recuerdo. En: Anselmi A, editor. Libro Homenaje al Dr. Félix Pifano en el XXV Aniversario como Profesor Titular de la Cátedra de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. México: Editorial Fournier S.A.; 1967:XXVII-XLI.
3. Da Silva Lacaz C. En: Anselmi A, editor. Libro Homenaje al Dr. Félix Pifano en el XXV Aniversario como Profesor Titular de la Cátedra de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. México: Editorial Fournier S.A.; 1967:VII-VIII.
4. Pifano F. Mensaje a la Promoción de Médicos 1957, Dr. Félix Pifano C. Versión mimeografiada. 02.08.1997.
5. Pifano F. Discurso del Dr. Félix Pifano en la inauguración de la Biblioteca del Estado Yaracuy. 28.10.1976.
6. Pifano F. Discurso de Incorporación a la Academia Nacional de Medicina para ocupar el Sillón XXX de Individuo de Número. 20.02.1969.

7. Pifano F. Aspectos de Medicina Tropical en Venezuela. Temas de Cátedra. Organización de Bienestar Estudiantil. Caracas. Imprenta Universitaria. 1964.
8. Navarro P, Safar ML. Félix Pifano: la historia viviente de la medicina tropical. Gac Med Caracas. 2003;111:171-172.
9. Orihuela AR. Dr. Félix Pifano Capdevielle (1912-2003). Rev Soc Brasileira Med Trop. 2002;37:196.
10. Selle R. Editorial. Conmemoración del XXX Aniversario de la Promoción de Médicos egresados de la Escuela de Medicina ̈Luis Razetti ̈ de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela el 8 de diciembre de 1972, bajo epónimo del Dr. Félix Pifano Capdevielle. Rev Fac Med. 2003;26:81-83.
11. Pifano F. Investigación y docencia en medicina tropical. Bases doctrinarias para la enseñanza de la medicina tropical en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela. Arch Ven Med Trop & Parasit Med.1961;4:1-203.
12. Navarro P. Safar ML. Félix Pifano: la historia viviente de la medicina tropical. Gac Méd Caracas. 2003;111:171-172.

Figura 4.9. Hospital Vargas de Caracas. Curso de medicina 1929-1935.
A la izquierda, de pie, el joven Pifano y sus compañeros. A la derecha, humilde
carátula de su Tesis de Grado presentada ante la Ilustre Universidad Central
de Venezuela, 1935.

Contribución al estudio etio-patogénico y clínico del emponzoñamiento bothrópico en Venezuela

Félix Pifano C.

• Anotación preliminar

Tesis presentada ante la Ilustre Universidad Central de Venezuela para optar al título de Doctor en Ciencias Médicas, 1935. 4 Ex-Externo y Ex-Interno del Hospital Vargas. Ex–Monitor de las Clínicas Médica y Obstétrica.
Es el deseo de contribuir en la medida de mis fuerzas a la delimitación de uno de los más urgentes problemas de la vida del campesino venezolano el único motivo que me lleva a redactar las presentes consideraciones sobre una de las formas clínicas del emponzoñamiento ofídico entre nosotros: el bothropico. Regiones hay en nuestro país en que los ofidios ponzoñosos constituyen la amenaza y el pánico de los trabajadores. Hombres imbuidos en supersticiones tradicionales, pagan caro tributo a la vida en manos de ignorantes curanderos y charlatanes; hombres útiles para
nuestra vida nacional, son suprimidos por ̈la macagua ̈, ̈el guayacán ̈, ̈la cuaima ̈ y ̈el mapanare ̈, sin la intervención de una terapéutica científicamente adecuada y racionalmente eficaz.
Dedicados al estudio de este interesante problema desde hacevarios años, hemos podido hacer observaciones detenidas en muchos casos de emponzoñamiento; y hubiéramos querido, tal al menos
era nuestro deseo, que el presente trabajo comprendiera todas las consideraciones de utilidad que hemos podido recoger en aquellos años de estudio.
Considerando el emponzoñamiento ofídico desde el punto de vista de su distribución en Sur América, se han diferenciado cuatro tipos; ellos corresponden, respectivamente, a los cuatro géneros de serpientes ponzoñosas identificadas entre nosotros.
Estudiados por el ilustre médico brasilero Dr. Vital Brazil en 1911, 3 estos síndromes son aceptados sin discusión en la actualidad por todos los herpetólogos. Los enumeramos a continuación.
1. Síndrome bothropico: Causado por la mordedura de las serpientes del género Bothorps. 2. Síndrome crotálico: Determinado por la mordedura de nuestra ̈cascabel ̈ (Crotalus terrificus terrificus). 3. Síndrome laquésico: Clínicamente intermedio entre los precedentes; es generado por la especie Lachesis muta. 4. Síndrome elapíneo: Producido por serpientes del genero Micrurus
(Corales ponzoñosas).
En orden de frecuencia, el síndrome bothropico ocupa el primer sitio; el crotálico se observa con preferencia en nuestros llanos, donde a la inversa de otras regiones predominan las ̈cascabeles ̈ sobre las especies del género Bothrops; los emponzoñamientos lachésicos y elapídicos, sin ser excepcionales, se repiten con poca frecuencia. El presente estudio por razones de claridad y concisión seguirá el siguiente orden:
I. Consideraciones sobre el síndrome bothropico.
II. Género Bothrops.
III. Estudio experimental de la ponzoña bothropica.
IV. Estudio clínico del emponzoñamiento bothropico.
V. Observaciones clínicas.
VI. Diagnóstico diferencial y tratamiento.
I. Consideraciones sobre el síndrome bothropico.
El emponzoñamiento ofídico tipo bothropico, es un síndrome producido por las mordeduras de serpientes ponzoñosas pertenecientes al género Bothrops. Clínicamente se caracteriza por dos órdenes de síntomas. 1. Locales. Flogosis intensa en el sitio de la implantación de los colmillos ponzoñosos con tendencia evolutiva hacia la mortificación de los tejidos. 2. Generales. Aparición precoz de fenómenos hemorrágicos, localizados principalmente a nivel de las mucosas. En los casos graves, ataque profundo del estado general, traduciéndose por cansancio muscular, disnea, vómitos y debilidad del pulso, sudores profusos, hipotermia e hipotensión arterial. Este síndrome flogógeno-hemorrágico, consecuencia inmediata de la triple acción proteolítica, hemolítica y hemorragípara de la ponzoña bothropica, es característico del emponzoñamiento que ocupa nuestra atención y viene a ser la base del diagnóstico diferencial cuando se desconoce la serpiente ponzoñosa que ha producido el accidente. Las manifestaciones nerviosas y perturbaciones visuales —tan frecuentes en los emponzoñamientos crotálico, laquésico y elapíneo como veremos más adelante—, no las he observado en los casos clínicos de emponzoñamiento bothropico tipo atrox, estudiados y tratados por mí.
Género Bothrops Wagler.
En 1926, el ilustre herpetólogo brasilero Dr. Afranio do Amaral (1 ), rompiendo las clásicas sistematizaciones seguidas durante mucho tiempo por varios herpetólogos, logró desmembrar el género Lachesis de Boulenger 1896 (2 ) en tres nombres genéricos que lo deben sustituir.

• Género Trimeresurus Lacepede, 1804 (Tipo T. viridis para las especies del hemisferio oriental.

• Género Lachesis Daudin, 1803 (tipo muta); monotípico.

• Género Bothrops Wagler, 1824. (Tipo B. atrox). Para las especies del hemisferio occidental. En lo referente al género Bothrops, que es el objeto del presente estudio, fue definido por Wagler en 1824 como sigue:
̈Caput supra aut squamosum aut antice scutellatum, scutis
superciliaribus mediocribus; fovea utrinque inter nares et oculos
intermedia; cauda teres, apex simplex ̈.
Ya en 1803, Daudin había creado el género Lachesis para designar solamente la especie Linneana muta; los caracteres que en 1915 dio Mocquard a dicho género, lo diferenciaban perfectamente de los presentados por el Bothrops de Wagler. La antigua clasificación de Boulenger, en la cual no establecía diferenciación entre las Lachesis del viejo y nuevo mundo, fue seguida, sin embargo, por el Dr. Vital Brazil, fundador del Instituto Butantan y ex-Director del mismo (3). Varios herpetólogos actuales aún son partidarios de la vieja nomenclatura del gran zoólogo belga. En la identificación de nuestras serpientes ponzoñosas, hemos adoptado la clasificación de Amaral: la más moderna y al mismo tiempo la mejor documentada en lo referente a sistemática y zoografía.
Entre las especies del género Bothrops reconocidas científicamente como existentes en Venezuela, solo se han identificado hasta el presente, las siguientes:
Bothrops atrox (L. 1758). Es la más abundante de nuestras serpientes ponzoñosas y al mismo tiempo la responsable del mayor número de emponzoñamientos ofídicos ocurridos entre nosotros.
Sinonimia científica. • Coluber atrox. Linneu: Systema Naturae I: 222. 1758. • Lachesis lanceolatus. Boulenger: Catalogue of the snakes in the British Museum. III: 535. 1896 (pro parte). • Lachesis atrox. Boulenger: Cat. Sn. Brit. Mus. III:537. 1896 (pro parte). • Lachesis atrox. Yhering. Revista do Museu Paulista. VIII: 351. 1910 (pro parte). • Lachesis atrox. Vital Brazil: La defense contre l’Ophidisme (Butantan). 84. Tab. XIII. 1914. • Bothrops atrox. Afranio do Amaral. Contributions from the Harvard Institute for Tropical Biology and Medicine. II. Pag. 41. Planchas 1, IV:1, V:1-4, VI: 1-4, VII: 1, 1925. (1). Sobre differenciacao dos nomes genericos Lachesis, Trimeresurus e Bothrops. Revista do Museu Paulista, tomo XIV, pags. 34-40. (2 ). Catalogue of snakes in the Brithish Museum. 1896. (3 ). La defense contre l’Ophidisme (Butantan). 1914.
Sinonimia indígena.
Los nombres indígenas con los cuales se conoce esta serpiente ponzoñosa entre nosotros son sumamente variables para cada región, obedeciendo esta variabilidad a modificaciones en el sistema decoloración, época de la muda, edad, sexo, procedencia, estación en la que sido capturada, etc. Esta diversidad de sinonimias ha traído como consecuencia una gran confusión en lo referente a la sistemática de esta especie, ya que algunos de nuestros herpetólogos, influenciados por los factores antes enunciados, consideran como diferentes a ejemplares que solo son variaciones regionales de una misma especie. Nuestros  naturales denominan ̈Mapanare ̈ a todos los crotalídeos desprovistos de cascabel; es pues este el nombre más generalizado con que se conoce dicha especie en toda la república, principalmente en los llanos y toda la extensión y estados adyacentes a las cordilleras de los Andes y de la Costa.
Los nombres que siguen a continuación recaen sobre la misma especie mapanare: Es la Terciopelo, Guayacán, Rabo Amarillo, Mapanare Rosa y Daya del estado Zulia. Macaurel, Mapanare Terciopelo, Rabo Amarillo, Rabo Seco, Rabo de Candela, Rabo Frito, Macagua, Sapamanare, Mapanare Tigrito y Cuatro Narices en los estados Falcón, Yaracuy, Lara, Portuguesa, Zamora, Guárico y Apure. Cuaima, Macao, Macaurel Amarillo y Daya en los estados Anzoátegui, Sucre, Monagas, Bolívar y territorios Delta Amacuro y Amazonas. Macagua, Tigra Macagua, Tigra Mapanare y Tigra Macaurel en los valles de Caracas. Macaurel Amarillo, Terciopelo, Mapanare Cuatro Narices y Macao en los estados Carabobo, Aragua y Miranda. Mapanare y Terciopelo de los estados Trujillo, Mérida y Táchira.
Es tal la confusión e ignorancia de nuestros campesinos, que muchas veces designan con estos sinónimos, no solo a serpientes ponzoñosas diferentes, sino a ejemplares completamente inofensivos.
• Descripción.

En 1925 el Dr. Afranio do Amaral (4 ), describió magistralmente el Bothrops atrox como sigue: ̈1. Bothrops atrox (Linneo, 1785).

Figura 4.10. Bothrops atrox (L.) visto de lado. ̈Mapanare ̈, ̈Macagua ̈, ̈Guayacán ̈ o ̈Cuaima ̈

(Fotografía tomada por el Dr. Alberto J. Fernández).

Figura 4.11. Bothrops atrox (L.) visto por encima. ̈Mapanare ̈, ̈Guayacán ̈,
̈Macagua ̈, o ̈Cuaima ̈ (Fotografía tomada por el Dr. Alberto J. Fernández).

(4). On the differentiation of the species Bothorps atrox (Linneo, 1758), B. Jararaca (Wied, 1824) and
B. Jararacussu (Lacerda, 1884). Contribution from the Harvard Institute for Tropical Biology and Medicine, II. 1925.

Hocico obtuso con el canthus saliente. Rostral generalmente más alta que ancha; internasales y canthales excavadas en su borde externo, más largas que anchas y situadas longitudinalmente a lo largo del canthus; nasal dividida; escamas de la parte superior de la cabeza pequeñas, imbricadas y fuertemente aquilladas, en 5 a 11 series longitudinales entre las supraoculares que son lisas, grandes y más largas que anchas; dos preoculares, una a tres posoculares; de una a tres suboculares separadas de las supralabiales por una o dos filas de escamas; escamas temporales fuertemente aquilladas; siete (excepcionalmente ocho) supralabiales, la segunda forma la pared anterior de la fosita frenal; 9 a 11 (excepcionalmente 8 a 12) infralabiales. Escamas en 23 a 33 series fuertemente aquilladas con quillas del tipo alto y corto; escamas dorsales relativamente largas y hasta cierto punto lanceoladas en los ejemplares adultos. Ventrales 180-231; subcaudales 50 a 75 prácticamente todas divididas ̈.
̈Coloración: marrón o bruno por encima con dibujos triangulares o cuadrangulares de color marrón oscuro, bordeados de un tono más claro (series laterales) opuestos o alternos con los del otro lado; a cada dibujo corresponden dos manchas redondeadas y oscuras bordeadas de un tono más claro situadas muy versa de las escamas ventrales (series marginales); cabeza marrón oscura por encima, con una lista negruzca que se dirige desde el ojo a la comisura labial del mismo lado; raya sepia oscuro bordeada de blanco a lo largo de cada lado de la nuca; abdomen amarillento salpicado de negro, o bien uniformementeamarillento. Pocos cambios tienen lugar durante el crecimiento. En ejemplares viejos puede observarse una tendencia al acercamiento de los dibujos laterales formándose de este modo una especie de banda oscura a lo largo de la región vertebral. Esta banda puede o presentar ocelos accesorios bordeados de un tono más claro ̈. ̈Largo máximo: 1.910 mm. Cola: 210 mm. Distribución: México, América Central, Santa Lucía, Tobago, Trinidad, Venezuela, Guayanas, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil (hacia abajo hasta el paralelo 23o Sur). Género de vida: vive en los bosques y selvas especialmente en las localidades húmedas. Se alimenta de pequeños roedores. Hemipenis: cilíndrico; la mitad proximal está cubierta de espinas; la mitad distal la cubren cálices distribuidos en 16 a 20 filas transversales ̈.
Adolfo Ernst (5), identificó la ̈Guayacán ̈o ̈Tigra macagua ̈ como Craspedocephalus sp. Siguieron su clasificación los doctores, Lisandro Alvarado (6 ) y Rafael Guerra Méndez y la consideraron como Craspendocephalus atrox. En 1922, el Dr. Benito Gutiérrez López (7 ) aborda magníficamente el estudio clínico del emponzoñamiento ofídico entre nosotros. En lo referente al género Bothrops, dijo entonces: ̈Bothorps lanceolatus (Bothrops hierro de lanza, la macagua de nosotros): Aunque esta serpiente no se ha visto descrita sino como huésped de las islas de Santa Lucía y Martinica, se han encontrado en nuestra macagua todos los caracteres de su especie ̈.
El ilustrado Dr. José Quintín en 1924 (8), hizo un estudio sistemático de los ofidios existentes en ̈la fértil zona, en gran parte formada por las selvas vírgenes, que se extiende a lo largo de la línea férrea entre Santa Bárbara del Zulia en el Estado del mismo nombre y El Vigía, en el Estado Mérida; como también en las márgenes del río Escalante ̈. En  su interesante estudio concluye el ilustrado herpetólogo: ̈Los hechos nos demuestran que entre las especias del género Lachesis (antes Bothrops) que frecuentemente encontrábamos, todas pertenecen a una sola especie: la Lachesis lanceolatus (Jararaca del Brasil), la llamada allá ̈Guayacán ̈y ̈Rabo amarillo ̈ y es la que ocasiona frecuentesvíctimas entre los labradores y sus animales ̈. Dos años más tarde (9),
nos identifica de nuevo la temida ̈Guayacán ̈ o ̈Rabo amarillo ̈ como Lachesis lanceolatus, clasificaciones que fueron confirmadas por el
(5). La exposición nacional de Venezuela en 1883. Tomo I. Pág. 353.
(6). Glosarios de voces indígenas en Venezuela. 1921. pág. 167.
(7). Contribución al estudio de las serpientes ponzoñosas de Venezuela. Tesis de doctorado en Ciencias Médicas, 1924.
(8 ). ̈Apuntes para el estudio de las serpientes ponzoñosas en Venezuela ̈Tesis de doctorado en Ciencias Médicas, 1902.
(9 ). ̈Los animales ponzoñosos… ̈ de ̈Contribución a la geografía médica del ferrocarril de Santa Bárbara a El Vigía, en los estados Zulia y Mérida ̈. Memoria del V Congreso Venezolano de Medicina, 1926. Dr. Vital Brazil, quien se basó en fotografías que le fueron remitidas.
En 1931 aparece la interesante publicación, ̈Introducción al estudio de los ofidios en Venezuela del Dr. Federico Milá de la Roca (10), en el cual reconoce como científicamente existente entre nosotros el Bothrops atrox L. El Dr. A. L. Briceño Rossi, en su estudio sobre el ̈Problema del Ofidismo en Venezuela ̈ (11), nos describe el Bothrops atrox con los nombres indígenas de Terciopelo ̈, ̈Guayacán ̈ y ̈Cuaima ̈.
Crítica:
Resumiremos en párrafos breves, una crítica sistematizada a las diferentes clasificaciones emprendidas por los herpetólogos citados. El género Craspedocephalus, con el que identifica Ernst, Alvarado y Guerra Méndez respectivamente la ̈Guayacán ̈o ̈Tigra macagua ̈ fue considerado posteriormente por Amaral como sinónimo de Trimeresurus. Como se podrá ver en la descripción de género Bothrops que hemos hecho en la primera parte del presente estudio, el género Trimeresurus solo es aplicable a ciertas serpientes ponzoñosas del hemisferio oriental. Si admitimos tal opinión, la aplicación del término Craspedocephalus a la serpiente citada, es incorrecto. Por lo que respecta al trabajo de Gutiérrez López le anotamos, considerando los trabajos de Fitzinger en 1884 y Amaral en 1926, que la especie lanceolatus es sinónima estricta de la especie atrox. La clasificación adoptada por el Dr. Quintíni: ̈Guayacán ̈ o ̈Rabo amarillo ̈= Lachesis lanceolatus (Jararaca del Brasil, Fer-de-lance de la Martinica) adolece de ciertos errores que pasamos a exponer sucintamente. Boulenger, en su famoso ̈Catalogue of the Snakes in the British Museum ̈, reunió bajo el nombre de Lachesis lanceolatus tanto a la especie de la Martinica, como a todos los ejemplares sudamericanos que presentasen cola no prehensile, subcaudales pares, escamas aquilladas, 180 a 240 ventrales y 40 a 70 sub-caudales. Varios herpetólogos, entre ellos Vital Brazil, adoptaron esta clasificación.

(10). Boletín de la Sociedad de Ciencias Naturales. Tomo 1. 1931 a 1932.
(11). Boletín del Ministerio de Salubridad y Agricultura y Cría. Año II; números 14-15, 1934.

Los estudios practicados en el Instituto Buntantan, Sao Paulo, sobre la especie conocida en el Brasil con el nombre vulgar de ̈Jararaca ̈ e identificada hasta entonces como Lachesis lanceolatus, motivaron que Vital Brazil, J. F. Gomes y Afranio do Amaral, dudaran de la identificación del ̈Jararaca ̈ brasilero con la especie ̈Fer-de-lance ̈ de la Martinica. Fue entonces cuando Amaral, basado en un estudio sistemático y completo sobre ejemplares de ̈Jararaca ̈, los separó con la denominación de Bothrops jararaca (Wied, 1824). El ̈Fer-de-lance ̈ de la Martinica, por el número de placas ventrales, conformación de la cabeza, número de supralabiales, sistema de coloración, caracteres del hemipenis, y principalmente, por el estudio bioquímico de la ponzoña, resultó ser el Lachesis atrox de Vital Brazil, el Bothrops atrox de Amaral, especie conocida en el Brasil con el nombre vulgar de ̈Caissaca ̈y muy abundante hacia el norte en donde substituye al ̈Jararaca ̈. Es así que Amaral, en su interesante contribución ya citada ( ̈On the differentiation of the species Bothrops atrox (L.1758), B. jararaca (Wied, 1824), and B. jararacussu (Lacerda, 1884) ̈ se expresa
como sigue: ̈He llegado a la conclusión de que el ̈Equis ̈ de la mayor parte de los países latinoamericanos, el ̈Fer-de-lance ̈ de la Martinica, el ̈Barcin ̈ de Trinidad y el ̈Caissaca ̈ del Brasil, son todas las mismas especies, esto es, Bothrops atrox L. 1758. El ̈Jararaca ̈ del Brasil y el ̈Yarara ̈ de la Argentina, deben referirse a la especie B. jararaca W.1824; y por último, el ̈Jararacussu ̈ del Brasil y el ̈Yararaguasu ̈ de la Argentina, Paraguay y Bolivia deben identificarse con el Bothrops jararacussu, Lacerda 1184 ̈.
Ahora bien, para los partidarios de la vieja nomenclatura de Boulenger, el nombre de lanceolatus es un complejo que se puede aplicar a las especies conocidas en el Brasil con los nombres vulgares
de ̈Jararaca ̈, ̈Caissaca ̈ y ̈Jararacussu ̈ y que corresponden en sistemática moderna a los nombres de Bothrops jararaca, B. atrox y B. jararacussu respectivamente. Por lo que respecta a los Bothrops jararaca y jararacussu, hasta el presente no se ha demostrado de un modo evidente su existencia entre nosotros; los caracteres dados por Quintín al Lachesis lanceolatus, corresponden perfectamente al Bothrops atrox.

De acuerdo pues, con la crítica que hemos hecho antes a los trabajos de nuestro amigo el Dr. Quintín, nos parece oportuno pasar la especia Lachesis lanceolatus para la sinonimia del Bothrops atrox. A principios de este año (12), basado en el estudio sistemático practicado en 295 ejemplares de ̈Mapanares ̈ procedentes del Estado Yaracuy y casi toda la República llegué a la conclusión de que nuestra ̈Mapanare ̈ no es otra especie que la Bothorps atox (L. 1758). Al identificarla como tal, hemos tomado en cuenta para su clasificación el número y disposición de las escamas, configuración de la cabeza, número de supralabiales, ventrales y sub-caudales, coloración, caracteres suministrado por el hemi-penis y estudio bioquímico de la ponzoña. Para confirmar estas identificaciones, enviamos un ejemplar al Dr. Afranio do Amaral, Director del Instituto Butantan y otro al Dr. Vital Brazil, Director del Instituto Vital Barazil. Fueron las respuestas: para el primero B. atrox L, para el segundo, Lachesis atrox L. Agregaba Vital Brazil: ̈Especie muy abundante en los países septentrionales de América del Sur, que nuestros autores confunden con la Lachesis lanceolatus.
Conclusión.
Bothops atrox (Linneo, 1758) es el nombre técnico que debe prevalecer para designar las especies conocidas con los nombres indígenas de Mapanare de los llanos y cordillera de los Andes y la Costa, Guayacán del Estado Zulia, Macagua del Centro y Cuaima de Oriente; especie que es idéntica al ̈Caissaca del Brasil, ̈Fer-de-lance ̈ de la Martinica, ̈ ̈Barcin ̈ de Trinidad, ̈Equis ̈ y ̈Baraba amarilla ̈ de algunos países hispano-americanos.
Descripción del Bothrops atrox venezolano.
Aunque el Bothrops atrox geotrópico ha sido suficientemente descrito por todos los herpetólogos, quiero, sin embargo, hacer unas ligeras consideraciones sobre el atrox venezolano, basado en ejemplares estudiados por mí, procedentes de casi toda la república.
(12). ̈Contribución al estudio de las serpientes ponzoñosas del Estado Yaracuy ̈. Tesis presentada ante la Universidad Central de Venezuela para optar al título de Bachiller en Filosofía, Félix Pifano, 1935.

Descripción.
Número de ejemplares estudiados: 295 (137 machos y 158 hembras). Cabeza achatada en forma de lanza, cubierta de pequeñas escamas aquilladas, imbricadas y carenadas; hocico obtuso; canthus
saliente; cuerpo grueso y de forma triangular; cola corta, delgada y no prensil. Rostral generalmente trapezoidal de base inferior, más alta que ancha, escotada en su base y oblicuamente dirigida hacia abajo y atrás. Un par de internasales, en contacto inmediato con la rostral; excavadas en canal. Canthales excavadas, sensiblemente inclinadas hacia fuera; generalmente más largas que las internasales. Supraoculares grandes, más largas que anchas, lisas o rugosas, planas o ligeramente convexas. Escamas de parte superior de la cabeza en 6 a 7 series de pequeñas escamas imbricadas y aquilladas entre las supraoculares; sustituidas en la parte anterior de la cabeza, entre las canthales, por 3 o 4 series de escamas. Nasal siempre dividida. Entre la nasal posterior y la frenal, existen con bastante frecuencia 2, 3 o 4 escamitas redondeadas dispuestas en sentido vertical, número este que es sumamente variable pero más normales en el Bothrops atrox y otras especies. Posoculares: generalmente 3 o 4 a cada lado. Suboculares: En 136 ejemplares existían dos de cada lado. Una sola escotada en su parte anterior en 5 ejemplares. En el resto eran muy variables en número. Siempre separadas de la tercera y cuarta supralabiales por una serie de pequeñas escamas. Temporales aquilladas. Preocupares: 2; la superior de mayores dimensiones que la inferior. Supralabiales: el número de 7 es la regla. En otros ejemplares estudiados solo 9 tenían 7 supralabiales de un lado y 8 del otro. En dos ejemplares existían 8 supralabiales: El estudio bioquímico de sus ponzoñas practicado con el objeto de descartar de una modo seguro la posibilidad de un bothrops jararaca Wied, nos demostró que se trataba de una atrox. La segunda supralabial forma la parte anterior de la fosita frenal. Tercera y cuartasupralabiales separadas del globo ocular por una serie de pequeñas escamas. Escamas dorsales aquilladas, dispuestas en 23 a 27 series; quillas del tipo alto y corto. Ventrales: Variaciones extremas entre 197 y 218; no hemos podido establecer diferencias entre los ejemplares machos y hembras basados en el número de placas ventrales. Subcaudales: divididas. Variaciones extremas: 52 a 72 pares. Anal entera. Cola terminada por uña. Coloración de las especies vivas. Es sumamente variable. Sobre un fondo pardo oscuro, verde, amarillento, aceituno, gris, negro y aún rosado, se destacan a cada lado del cuerpo de la serpiente, dibujos de color oscuro en forma de dientes de sierra que se alternan o se oponen con los del otro lado de la línea media dorsal. Las pintas limitan espacios laterales de forma triangular que vienen a constituir la coloración de fondo que ya hemos descrito. Cabeza sin dibujo característico. De la parte posterior del globo ocular parte una banda de color sepia oscuro que se dirige a la comisura bucal del mismo lado. Vientre generalmente de color amarillo, salpicado de negro. En los ejemplares jóvenes la cola presenta una coloración amarilla, de aquí la denominación de ̈Rabo amarillo ̈ con que la hemos conocido en la sinonimia indígena. Hemipenis: Los estudios practicados por mí en el hemipenis de diversos ejemplares del atrox, han suministrado los mismos caracteres que Amaral describe para el hemipenis de dicha  especie.  Hábitos: a pesar de encontrarse en actividad durante el día, prefieregeneralmente la oscuridad para sus migraciones, cópula y búsqueda de su alimentación. Es frecuente encontrarla a la caída de la tarde y alamanecer en los bosques y lugares húmedos. Se alimenta de ratones, conejos, etc. En las autopsias practicadas por mí, nunca he encontrado pájaros en el vientre. Longitud: Los ejemplares más frecuentemente encontrados miden 1.20 a 1.50 m. Como máximum hemos encontrado ejemplares de 2 m. Reproducción: La cópula de los ofidios es un hecho considerado por todos los naturalistas como de observación bastante excepcional (las serpientes ponen o paren una vez por año); sin embargo, en nuestras excursiones por las montañas de Yaracuy observamos en una ocasión, la cópula de dos Bothrops atrox. En lo referente a la reproducción, esta especie se multiplica de una manera sorprendente, siendo un magnífico ejemplo de conservación y perpetuidad de la especie. En una de nuestra jaulas, un ejemplar de B. atrox de 1.2 m de longitud, parió el 8.9.1934 veintiséis ejemplares que medían una 12 pulgadas de largo más o menos. Esta especie es ovo-vivípera.
Bothrops atrox, Bothrops jararaca y Bothrops jararacussu.
Uno de los problemas que han tenido que abordar los herpetólogos de la región geotrópica es el referente a la diferenciación de estas tres especies que aparentemente presentan bastante semejanza. No es este el momento, dada la extensión que tomaría nuestro estudio, para establecer la diferenciación de las especies citadas, solo haré constar de paso, que la existencia del jararaca y jararacussu no se ha demostrado de un modo evidente entre nosotros. A. L. Briceño Rossi en 1934 (13), nos ha descrito, catalogadas como Bothrops jararaca y jararacussu, ejemplares
capturados y examinados por él que, a su modo de ver, presentaban los caracteres de dichas especies. A pesar de los conocimientos que reconozco en este herpetólogo, me permito anotarle que las descripciones y fotografías correspondientes a los ejemplares identificados como tal, no corresponden a las especies jararaca y jararacussu asignan los herpetólogos modernos. Basados en las magistrales descripciones de Amaral, considero como Bothrops atrox los ejemplares estudiados por Briceño Rossi.
(13). Loc. Cit. no 15, pags. 46, 48, 50 y 51. Fotos de la página 10b.ç• Bothrops lansbergii Schlegel.
Sinonimia científica: Trigonocephalus lansbergii: Schlegel: Mag. Zool. Rep. 1-3, tab. 1. 1896 (pro parte). Lachesis lansbergii: Boulenger. Cat. Sn. Brit. Mus. III, 546. 1896. (pro parte). Bothops lansbergii: Amaral. Bull. Antiv. Instit. America. III (1): 23, tab. 1. 1929. Sinonimia indígena. A. L. Briceño Rossi considera esta especie como muy frecuente en las haciendas de plátanos del Estado Zulia, en donde la denomina ̈Deroya ̈. Dice haber visto algunos ejemplares en los platanales de Río Chico e Higuerote.
Descripción. Afranio do Amaral en 1929, dio la siguiente descripción del Bothrops lansbergii: ̈Cuerpo delgado; cola corta, no prensil; cabeza ancha; hocico ligeramente vuelto hacia arriba en su ápice; canthus rostral bien marcado y formado a cada lado por un hueso internasal, una canthal y el ángulo superior de la preocupar. Rostral más alto que ancho (una vez, a vez y media tan alta como ancha); internasales alargadas y volteadas hacia arriba en su centro; una canthal; supraoculares grandes; cabeza con escamas aquilladas; 9 a 11 supraliables; escamas del cuerpo en 23 a 25 series (excepcionalmente 27). Ventrales 147-159 (machos: 147-149; hembras 147-158); subcaudales enteras, de 28 a 31 (machos: 32 a 41; hembras 28-35 ̈). ̈Coloración: Moreno por encima con 16 a 25 manchas cuadrangulares negras a lo largo de la línea vertebral que es clara; estas manchas son algunas veces bífidas o dobles, formando zigzag con las del lado opuesto; flancos manchados o punteados de negro;  garganta de color claro, punteada de moreno oscuro; cabeza oscura, los labios presentan algunas veces puntos claros ̈. Por lo que respecta a la distribución geográfica, le asigna ̈los lugares áridos desde la costa norte y nor-oeste de la América meridional, por el centro de la América Central hasta el sur de Mexico (14). En su interesante estudio, ̈On the Bothrops lansbergii group ̈(1929), Amaral dividió el grupo lansbergii en las tres especies siguientes: Bothrops lansbergii, la única del grupo que cita para Venezuela; Bothrops phriomegas, propia de Centro América, y Bothorps nasuta, que habita la región occidental –húmeda- del Ecuador y de Colombia. Entre las especies del género Bothrops recibidos y examinadas por mí, solamente he identificado un lansbergii: me refiero a un pequeño ejemplar, conservado en formol, que me remitió gentilmente a principios

(14). Memorias do Instituto Butantan: tomo IV, pag. 236, 1929.de este año el Dr. B. Gutiérrez López y que en breve describiremos.

Los caracteres presentados por esta especie corresponden perfectamente a la descripción de Amaral; ahora bien, como no conozco la descripción de nasuta, especie muy parecida al lansbergii, es con ciertas reservas que procedo a su identificación.


Figura 4.12. Bothrops lansbergii visto por encima (Ejemplar remitido por el
Dr. Benito Gutiérrez López). Foto del Br. José Antonio Velutini.

Figura 4.13. Bothrops lansbergii visto de lado. (Ejemplar remitido por el Dr.
Benito Gutiérrez López). Foto del Br. José Antonio Velutini.

• Descripción del ejemplar de Bothrops lansbergii (serpiente conservada en formol): Cabeza de forma triangular, ancha en la región temporal; hocico relativamente corto y levantado hacia arriba; canthus saliente; cuerpo delgado y redondeado; cola corta y delgada. Diámetros de la cabeza: Rostro-nucal: 16 mm. Rostro-preocular: 3,5 mm. Rostro-postocular: 7 mm. Bitemporal: 11.5 mm. Rostral estrecha, más alta que ancha (2,75 x 2,0 mm), muy oblicuamente dirigido hacia abajo y hacia atrás.  Internasales, un par; más largas que anchas y dispuestas casi en sentido transversal; en su parte anterior se tocan en la línea media y vienen a ponerse en contacto con el borde superior de la rostral, que sobresale del plano superior de la cabeza y da al hocico de la serpiente el aspecto
de una trompa de marrano. Una sola canthal de cada lado, del mismo ancho pero menos larga que las internasales, con la cara superior ligeramente cóncava, sigue exactamente la dirección del canthus. Supraoculares: enteras y lisas, ligeramente convexas, dos veces más largas que anchas y con su borde externo un poco levantado. Escamas de la parte superior de la cabeza: imbricadas y aquilladas, dispuestas en 6 series longitudinales entre las supraoculares; substituidas en la parte anterior de la cabeza, entre las canthales por 5 series de escamas relativamente grandes (casi iguales en tamaño a las de las canthales) y ligeramente aquilladas. En el ángulo de las internasales se encuentran dos pequeñas escamas lisas y redondeadas. Escamas de las regiones parietal y temporal: pequeñas, imbricadas y medianamente aquilladas. Nasal dividida: la anterior mayor que la posterior. Preoculares: dos de cada lado. Supralabiales: 10 a la derecha, 9 a la izquierda. La segunda no forma la pared anterior de la fosita frenal. La 4a, 5a, y 6a supralabiales para el lado derecho, y la 4a, y 5a en el lado izquierdo, están separadas de las suboculares por una serie de pequeñas escamas. Sinfisial casi equilátera. Sub-labiales: 12 a la derecha y 10 a la izquierda.  Gulares anteriores: un par. Gulares posteriores: dos pares. Ventrales:149. Anal entera. Subcaudales: enteras: 27 ± 1/1 ± 4. En una solafila. Escamas dorsales: en 23 series longitudinales, con quillas hasta el extremo, medianamente pronunciadas. No existen fositas apiciliares.  Las escamas del medio del dorso tienen una lista amarillenta que por su continuación forman una línea extendida a lo largo de la región vertebral. Coloración: cabeza de color bruno sepia por encima sin dibujo característico; coloración que llega hasta el cuello en donde se confunde con la del cuerpo. Lados de la cabeza ligeramente más claras; especie de banda que del eje se dirige hacia atrás, siguiendo la
dirección de hueso cuadrado. Por debajo de esta existe una faja de color bruno obscuro que comprende la rostral, nasales, supralabiales, sub-oculares, infralabiales, sinfisial y primer par gular. Por la cara ventral la cabeza presenta un color bruno pálido. Cuerpo: A lo largo de la región vertebral se dibuja una línea longitudinal formada por la unión de las quillas de la hilera vertebral de las escamas dorsales, de un color verde oliva. Sobre un fondo bruno pálido, se destacan a cada lado del cuerpo, manchas cuadrangulares de un color bruno obscuro que alternan o se  corresponden en la línea media con las del lado opuesto. El vientre es bruno amarillento, salpicado de pequeñas manchas blancas; la cola no presenta dibujo característico. Dimensiones: longitud total: 229 mm.Longitud de la cola: 27 mm. Grueso máximo: 9 mm. Procedencia: Capturada en las cercanía de Altagracia de Orituco (Estado Guárico). Hábitos: Nada sabemos de los hábitos de esta especie. Sinonimia regional. Tomo la libertad de copiar uno de los párrafos de la atta. Carta (6.3.1935) de nuestro amigo Dr. Gutiérrez López: ̈Me permito enviarle un pequeño ejemplar, algo maltratado por el tiempo, del género Bothrops capturado en las cercanías de esta población, en donde ya son bastante escasas las serpientes de este género; en la montaña son abundantes y se llaman ̈Macaguas ̈ a todas las crotálidas sin cascabel ̈. Ejemplar marcado con el no 14 de mi colección particular.

Bothrops xanthogramma Cope. Sinonimia científica. Trigonocephalus xanthogramma Cope: Proc. Acad. Nat. Sc. Philadelphia, 110. 1868. Lachesis xanthogrammus Boulenger. Ca. Sn. Brit. Mus. III, 543. 1896. Bothrops xanthograma Amaral: Memorias do Instituto Butantan. Tomo IV, pag. 241.1929. Sinonimia indígena y distribución. A esta serpiente ponzoñosa se la encuentra en la Sierra de Perijá, en donde es muy temida por los trabajadores. Debido a la coloración amarillo plateado de las placas supralabiales, recibe el nombre de ̈Boquidorada ̈. Fue capturada y estudiada en Perijá por el Dr. Enrique Tejera en 1918. El Dr. José Quintín (1926), basado en las descripciones que le han hecho de dicha especie los naturales de la región citada, la identificó muy acertadamente como Lachesis xanthogrammus.
Descripción. He aquí la descripción original de Cope (1858) que nos ha remitido gentilmente el Rvdo. Hermano Nicéforo María (Instituto ̈La Salle ̈ de Bogotá, Colombia): ̈Forma del cuerpo más
bien alargada; cabeza larga; hocico corto. Escamas del cuerpo en 27 series longitudinales no muy aquilladas; la serie dorsal es estrecha, las de la primera serie son ovaladas, más largas que anchas. Escamas de la parte superior de la cabeza pequeñas y romas, dispuestas en 9 o 10 series entre las supraoculares; cuatro placas alargadas en una serie encima de la punta del hocico, limitadas hacia atrás por cuatro más pequeñas ovaladas; 7 supralabiales, la segunda limita anteriormente la fosita frenal; las últimas 5 son grandes y más o menos de igual tamaño. 11 infralabiales, las dos nteriores están ampliamente en contacto por delante con las gulares anteriores; dos preoculares; dos nasales; rostral elevada; gastrostegas: 196. Urostegas: 54 ̈. Coloración: color oliva muy oscuro por encima, con una línea en zig-zag amarilla de cada lado, que se extiende desde la cabeza hasta el origen de la cola: los vértices de las V se unen generalmente en la línea media dorsal, limitando espacios dorsales de forma romboidal y espacios triangulares laterales. Las bases de los triángulos ocupan 7 u 8 series transversales de escamas. Gastrostegas negras, más pálidas en la línea media con manchas irregulares en sus extremidades. La región gular, las mejillas y las supralabiales son de color amarillo brillante. Una banda dorada brillante cubre el extremo del hocico y a la mayor parte de las placas supraoculares; está limitada por debajo por una banda negra que va del ojo al ángulo de la boca. El vértice de la cabeza es negro con un par de bandas amarillas onduladas que se encuentran en el vértice formandouna V ̈. Distribución Amaral la considera como existente en el Ecuador y Andes Colombianos. Entre nosotros solo se ha encontrado en Perijá.

Bothrops medusa Sternfeld. Sinonimia científica: Lachesis medusa Sternfeld. Senckenbergiana II: 180. 1920. Bothrops medusa Amaral. Memorias do Instituto Butantan. Tomo IV, pag. 236. 1929. No sabemos nada acerca de los caracteres de esta especie. Briceño Rossi le asigna el nombre de ̈viejita ̈ y concluye diciendo que ̈es serpiente bien conocida en los valles de Caracas ̈. Afranio Amaral, al hablar de su distribución geográfica, la considera como existente solo en Caracas. Bothrops sp. En el # 6 de ̈Caracas Médico, acaba de aparecer un interesante estudio de F. Milá de la Roca titulado, ̈Descripción provisional de la ̈Tigra Mariposa ̈, donde describe una especie de Bothrops capturado en el sitio denominado Plan de Capuchinos, Cordillera de la Costa, al norte de la ciudad de Caracas. Por carecer de ̈las descripciones de todas las especies actualmente válidas para la ciencia y por otra parte de material clasificado correctamente para comparación, para poder llegar a una determinación específica ̈, el autor la clasifica en la serie Selenoglifa, familia Crotalidae, sub-familia Lachesinae y género Bothrops Wagler.
Estudio Experimental de la ponzoña bothropica. Antes de abordar este capítulo quiero escribir el nombre del Dr. Enrique Tejera que, uniendo a sus acertados consejos el aliento de su grave experiencia, me ayudó en el acopio de material para el presente estudio. Empeño mi gratitud. Las ponzoñas de las serpientes son sustancias de composición química muy compleja en cuya constitución entran gran número de principios tóxicos que, dotados de afinidades biológicas espaciales para con las células, tejidos o líquidos del organismo, dan lugar a una sintomatología cuya patogenia se relaciona al modo de actual del principio tóxico predominante. Dejando de un lado la composición químicas de las ponzoñas ofidianas cuyo estudio completo no se harealizado de modo satisfactorio en el dominio de la química de los cuerpos albuminoideos, podemos, siguiendo los conceptos de Amaral, clasificar los principios activos de aquellas, basándonos en sus afinidades biológicas. Estos principios, que podemos llamar fundamentales, se reúnen en tres grupos principales y nueve secundarios: Grupos principales: proteolisinas, cardiotoxinas y citolisinas,
con sus subgrupos: hemocitolisinas, histocitolisinas y neurocitolisinas. Grupos secundarios: cromatolisina, antibactericida, hemoaglutinina, precipitógeno, trombinógeno, anticitozima, lecitinasa,
limosina y quimosina.
La ponzoña bothropica que nos ocupa, es extremadamente rica en histocitolisinas, hemocitolisinas y en principios de segundo orden. La ponzoña de nuestra ̈cascabel ̈ (Crótalus terrificus terrificus) posee ante todo neurocitolisinas; de aquí las perturbaciones nerviosas que se observan de preferencia en los casos de mordeduras de esta especie. El estudio de la ponzoña bothropica la hemos llevado a efecto únicamente en la especie Bothrops atrox, ya que no nos fue posible examinar la ponzoña de las demás especies enumeradas en el género Bothrops.

Ponzoña del Bothrops atrox.
Caracteres físico-químicos: Recientemente recogida, esta ponzoña se presenta bajo el aspecto de un líquido denso de color amarillo, ligeramente verdoso, soluble en soluciones salinas frescas (suero artificial al 7 %o) y casi insoluble en el agua destilada. Filtrada y llevada a la estufa a 37oC para su desecación y conservación, puede dividirse en una multitud de laminillas que al pulverizarlas se asemejan al yodoformo o suero seco. La cantidad de ponzoña que hemos podido obtener en cada ejemplar ha sido sumamente variable; en término medio, la producción puede calcularse en 0,28 cm3 que suministra más o menos, 90 mg de ponzoña seca. Propiedades biológicas. Tres hechos dominan la patogenia y anatomía patológica de su acción sobre el organismo: 1). Alteración de las paredes vasculares y su consecuencia inmediata: Hemorragia por extravasación sanguínea (hemorraginas). 2). Deformación, fragmentación y lisis de glóbulos rojos de la sangre (hemolisinas). 3). Esfacelo o destrucción de los tejidos del sitio de la penetración de la ponzoña por una verdadera acción digestiva (proteolisinas). Hemorraginas: Las hemorragias constituyen uno de los síntomas más alarmantes que dominan el cuadro clínico del emponzoñamiento por el Bothrops atrox. Localizadas en el sitio de penetración de la ponzoña al principio; generalizadas después, reconocen como causa la hemorragina: uno de sus principios fundamentales, dotada de selectividad especial por endotelios vasculares (sanguíneos y linfáticos) principalmente de los de pequeño calibre y capilares. Siendo la hemorragia local la primera en aparecer, se comprende que la hemorragina se absorbe más enérgicamente en las regiones vecinas al punto de inoculación; es
después de su absorción con presencia por la vía linfática, que aparecen las hemorragias a distancia. Para Flexner y Noguchi, la hemorragina se comportaría como una verdadera ̈citolisina con respecto a los endotelios vasculares ̈; una vez destruidos estos, la hemorragia por extravasación sanguínea queda explicada. Actividad hemolítica: El estudio de la actividad hemolítica de las ponzoñas de las serpientes, es decir, la propiedad que poseen de disolver los glóbulos rojos de la sangre, ha sido objeto de numerosos estudios principalmente en lo que respecta a la naturaleza íntima del proceso. Sin pasar revista a las innumerables teorías que tratan de explicar la hemólisis, citemos la autorizada opinión de Delezene, para quien la acción hemolítica se produciría de un modo indirecto: la ponzoña, puesta en contracto con la sangre, in vitro o in vivo, actúa sobre el suero como una diastasa, causando la liberación de una sustancia que va a producir la hemólisis. El Dr. J. R. Rísquez (15) fue el primero que estudió entre nosotros el poder hemolítico de la ̈cascabel ̈, con respecto a los glóbulos rojos de la rata desfibrinados y lavados. En lo referente al poder hemolítico de la ponzoña del Bothrops atrox, hemos seguido la técnica de Noc. Este determina el tiempo necesario para que un miligramo de la ponzoña, hemolize completamente a 1 cm3 de dilución al 5 % de glóbulos rojos de caballo minuciosamente lavados, en presencia de 2 cm3 de suero normal de caballo (calentado previamente a 58 oC para realizarlo en condiciones lo más perfectas posibles: ausencia de alexina).
(15). Experimentaciones de la propiedad neurotóxica y hemolítica de los venenos de serpiente en Venezuela. Boletín del Ministerio de Salubridad y Agricultura y Cría. Nos. 4, 5 y 6. 1933.

Experimento: Solución fisiológica de ponzoña de Bothrops atrox al 1 %; dosis usada: 0,1 cm3 = 0,001 g. Glóbulos rojos de caballo lavados y centrifugados repetidas veces con suero fisiológico; t tomamos 1 cm3 de la solución al 5 %, adicionada de 0,2 cm3 de suero normal inactivado (58 oC). Estufa 37 oC. Hemólisis completa a las 2 horas. Actividad proteolítica: La destrucción de los tejidos en el sitio de la penetración de la ponzoña es debida a la gran cantidad de proteolisinas que encierra la ponzoña del atox. En las mordeduras producidaspor esta especie, se observa con bastante frecuencia gangrena de los tejidos (es la que posee el más alto poder proteolítico de la ponzoñas bothrópicas estudiadas). En la determinación de dicha actividad, nos hemos servido de la gelatina timolada. Técnica de Noc: Solución de gelatina al 20 % timolada al 02.%: 1 cm3 . Solución fisiológica de la ponzoña de Bothrops atrox al 1 %; dosis  usada 0,1 cm3 = 0,001 g. Incubación en la estufa a 37 oC; sumergimiento de los tubos en agua fría. Liquefacción definida: 1 hora, 45 minutos. Acción coagulante sobre la sangre nitratada: Técnica de Noc. Solución fisiológica de ponzoña de B. atrox al 1 %; dosis usada: 0,1 cm3 = 0,001 g. Sangre de conejo: 1 cm3 adicionado de 1 % de citrato de sodio y 4 % de clorito de sodio. Coagulación definitiva de la sangre: a los 10 segundos. Pérdida de la toxicidad por el calor: a los 70 oC. Coagulación por el calor: 70 oC. D.M.L. para la paloma de 300 g: Vía endovenosa: 0,0001 g. Vía intramuscular: 0,0007 g. Relación 1:70. Esta diferencia considerable entre las mínimas mortales por la vía venosa e intramuscular, es característica de las ponzoñas cuya acción local es muy intensa. En las ponzoñas de escasa reacción (cascabel y corales ponzoñosas), laiferencia es menor. Estos fenómenos había sido ya observado por el Dr. Vital Brazil en sus magistrales experiencias científicas sobre bioquímica de las ponzoñas. Nuestras investigaciones han estado en perfecto acuerdo con las cifras dadas por el ilustrado Dr. Afranio do Amaaral en su trabajo, ̈On the biological differentiation of the neotropical species of snakes Bothrops atrox Linné), 1758), B. jararaca (Wied, 1824) and B. jararacussu (Lacerda, 1884) (16). Estudio clínico del emponzoñamiento bothrópico. El estudio clínico que exponemos a continuación, está basado en la observación personal de numerosos casos de emponzoñamiento causados por el Bothrops atrox. Ya hemos dicho en repetidas ocasiones que tal especie es la responsable del mayor número de accidentes entre nosotros. Como complemento de este estudio semiológico, presentó las historias clínicas de varios casos atentamente seguidos y tratados por mí. Por lo que respecta a los emponzoñamientos producidos por las demás especies del género Bothrops, no he tenido la oportunidad de observar su sintomatología. La acción fisiológica de la ponzoña del Bothrops atrox en el organismo se manifiesta por dos órdenes de síntomas: Locales y generales. Síntomas locales: En el momento de la mordedura el dolor es el síntoma que abre la escena; ordinariamente moderado, comparable a un pinchazo, sustituido luego por una sensación de quemadura que se irradia a lo largo del miembro herido. Tumefacción: En el sitio de la mordedura aparecen dos heridas puntiformes causadas por los colmillos ponzoñosos de la serpiente mordedora, separados por una distancia que es sumamente variable pero de apreciación útil, ya que suministra el tamaño aproximado de la cabeza y, por consiguiente, la relativa longitud de la serpiente. Los puntos citados no tardan en rodearse de una aureola violácea, al mismo tiempo que empieza a iniciarse en su lugar el edema inflamatorio con todos los caracteres que veremos en seguida. En ciertos casos no es posible no es posible observar los puntos de inoculación: La fineza de los colmillos ponzoñosos y la

rápida retracción de la piel, son las causas que explican este fenómeno. Algunos minutos después de la mordedura la región afectada aumenta considerablemente de volumen, siendo el asiento de un edema invasor que progresa de acuerdo con la cantidad de ponzoña inyectada. Las partes tumefactas son duras, calientes y sumamente dolorosas, realizando por consiguiente el cuadro clínico de la inflamación reaccional. La piel se  cubre a veces de flictenas de tamaño variable, conteniendo en su interior un líquido sero-hemático a veces purulento y fétido; ordinariamente la primera aparece en el sitio de la inoculación de la ponzoña. Cuando la mordedura radica en el pie o tercio inferior de la pierna, por ejemplo, el edema puede invadir todo el miembro y llegar hasta el vientre; tal es el caso # 7 de mis observaciones clínicas. Equímosis. Al principio localizadas en regiones vecinas al sitio de penetración de la ponzoña, las equimosis (en algunos casos) invaden toda la superficie del organismo. Con respecto a su evolución, estas manchas pasan por todos lo colores que observamos en las contusiones con hemorragia intersticial: rojo, violeta, verde, amarillo, etc., hasta desaparecer por completo. Los enantemas de la boca y conjuntiva los hemos apreciado en muchos casos. Linfangitis y adenitis. Es muy frecuente observar en el emponzoñamiento bothropico la existencia de infartos ganglionares dolorosos correspondientes a los grupos ganglionares de los linfáticos de la región afectada. En ocasiones se complican de linfangitis, dibujándose en la piel cordones rojos que convergen a los ganglios de la región. En estos casos, la rubicundez y el edema son bastante considerables (Observación # 7). Hemorragias locales. Desde el momento de la mordedura las heridas empiezan a sangrar abundantemente, siendo favorecida la hemorragia continua (sangre fluida e incoagulable) por las alteraciones hematológicas que va hemos visto. La abundancia de la hemorragia está relacionada directamente con la cantidad de ponzoña inoculada. Abscesos, gangrenas, escaras. Los abscesos se observan en ocasiones en el sitio de la mordedura o como complicación de adenolinfangitis. Cuando la cantidad de ponzoña inoculada es considerable, la flogosis intensa evoluciona hacia la gangrena húmeda, favorecida en muchos casos por las infecciones secundarias: los huesos, interesados por el preso necrótico, no tardan en eliminarse, efectuándose verdaderas amputaciones que obligan a intervenciones reguladoras ulteriores. Otras veces se constata en el sitio de la mordedura la formación de una escara; húmeda al principio, más tarde se deseca y elimina,dejando como secuela una ulceración bastante rebelde acompañada o no de retracciones tendinosas (Observación # 3). En los casos de mediana intensidad, los fenómenos locales alcanzan poco desarrollo y el restablecimiento se obtiene (con el tratamiento seroterápico) sin dejar ninguna consecuencia.

(16). The American Journal of Tropical Medicine. Vol. IV. 1924.
Síntomas generales.
La aparición de los fenómenos generales está en relación directa con la cantidad de ponzoña inoculada, resistencia orgánica del individuo y rapidez y vía de absorción. Cuando la cantidad de ponzoña inoculada es suficiente para determinar la muerte, se observa después de la mordedura, somnolencia, disnea, pérdida de la sensibilidad,respiración estertorosa, coma y muerte. El enfermo perece por asfixia y el corazón continúa latiendo minutos después de haberse detenido los movimientos respiratorios. La muerte que sobreviene inmediatamente después de la mordedura es debida a la introducción de la ponzoña directamente en la circulación; en estos casos, el paciente sucumbe por la embolía generalizada que resulta de la coagulación intravascular casi inmediata. En los casos graves el cuadro clínico presentado por el enfermo, evoluciona como sigue: El síncope en el momento de la mordedura es muy raro; en los casos de emponzoñamiento ofídico tratados por mí, solo se presentó una vez (Observación # 7). Lo que se observa con más frecuencia es la fatiga muscular en el momento del accidente o poco tiempo después. La aparición de hemorragias a distancia, constituye uno de los síntomas preciosos para establecer el diagnóstico diferencial cuando se desconoce la serpiente ponzoñosa responsable del accidente. La gingivorragia es el síntoma que inicia el cuadro hemorrágico. En algunos casos nos ha permitido establecer el diagnóstico cuando dudábamos acerca de la variedad del emponzoñamiento por el desconocimiento de la especie de la serpiente y el poco desarrollo de los fenómenos locales. En ocasiones el emponzoñamiento bothropico se reduce únicamente a gingivorragias con edema local sumamente atenuado: son estos
los casos que podemos denominar mono-sintomáticos en los cuales la gingivorragia es el señal-síntoma (Observación #2). Sobrevienen luego hematurias, hematemesis, epistaxis, melenas, otorragias, manchas purpúricas en la piel y conjuntivas, sudores profusos, vómitos incesantes, etc., sintomatología esta que repercute notablemente sobre el estado general, traduciéndose en desfallecimiento, respiración acelerada y superficial, pulso débil y frecuente, hipotermia e hipotensión arterial. Las congestiones pulmonares por parálisis de los vasoconstrictores la hemos observado en el caso # 7; la ausencia de fiebre y de lesión cardíaca, nos ha permitido considerarla como tal. Cuando la sintomatología evoluciona favorablemente, las hemorragias empiezan a desaparecer: primero las gingivorragias, luego las epistaxis, melenas y hematemesis; en último término, las hematurias. Las orinas ordinariamente tardan varios días para adquirir sus caracteres normales; en varios casos observados ha persistido la albuminuria y aún la presencia de glóbulos rojos un mes después del emponzoñamiento. En cuanto a los fenómenos locales, en los casos leves se reabsorben muy lentamente; en los complicados, presentan en su evolución los caracteres que ya hemos descrito.
Observaciones Clínicas.
Observación #1. P.A., yaracuyano, 18 años de edad, fue mordido por una ̈mapanare ̈ en la parte interna de la región dorsal del pie derecho,el día 11.12.33 a las 5 y media P.M. Transportado inmediatamente a su casa, un curandero le prestó los primeros auxilios: fuerte ligadura por encima de la mordedura e ingestión de una infusión de guaco. A las 7.00 P.M. solicitan mi intervención; la historia y el cuadro clínico presentado por el enfermo se resume a lo siguiente: en el momento de la mordedura experimenta un fuerte dolor acompañado de hemorragia en el sitio de penetración de los colmillos ponzoñosos; un ligero edema se inició a los pocos minutos del accidente que fue aumentando cada vez más, hasta alcanzar la parte media del muslo. Cuando examiné al enfermo, este edema francamente hemorrágico, caliente y doloroso; la hemorragia local era continua. Por lo demás, el estado general era satisfactorio. Tratamiento: Después de retirar la fuerte ligadura, inyecté por vía subcutánea 20 cm3 , de suero anti-ofídico, Clase anti-bothorpico, seguido de 10 cm3 . inyectados in loco dolenti. El restablecimiento se hizo a los 5 días sin dejar ninguna secuela.
Observación # 2. P. R., agricultor, 32 años de edad; el 2.1.34 fue mordido por una culebra que mató enseguida, identificándola como ̈mapanare rabo-frito ̈. El sitio de la mordedura, dedo pequeño del pie izquierdo, fue invadido por un edema sumamente discreto que no se extendió más allá del tercio inferior de la pierna correspondiente; hemorragia local continua a pesar unos emplastos que le aplicó el curandero. A la hora del accidente aparecieron las gingivorragias acompañadas de náuseas y vómitos ligeros. Al examen clínico encuentro: pulso: 100 pulsaciones al minuto; respiraciones: normales; temperatura: 36oC. Con el tratamiento seroterápico específico logró detener la gingivorragia a las dos horas. Restablecimiento completo a los seis días.
Observación # 3. S. Sc., agricultor, 35 de edad; mordido en la región dorsal de la mano derecha por una ̈mapanare tigrito ̈ el 21.12.34 a las 10.00 P.M. El edema hemorrágico fue inmediato, acompañado de dolor, impotencia funcional e infartos ganglionares en la axila. A las cuatro horas del accidente solicitan mi intervención. El dorso de lamano presenta una tumefacción bastante considerable que deja la huella del dedo. Refiere el enfermo que a la hora del suceso empezó a ̈escupir sangre ̈, hemorragia que ha continuado a pesar de las medicaciones indígenas aplicadas por un curandero. A las 11 y media A.M. hizo su aparición una hematuria, acompañada de lipotimia y vómitos. Para la hora de mi examen el estado general del enfermo es satisfactorio. El tratamiento seroterápico trajo la detención las hemorragias. En el sitio de la mordedura se formó un flegmón, que al abrirlo dio salida a un pus fétido acompañado de tejidos esfacelados: prescribí curas húmedas y más tarde aplicación de suero normal de caballo desecado.  La cicatrización se obtuvo a los 25 días, dejando una retracción de los dedos índice y medio.

Observación # 4. Servicio de Traumatología del Hospital Vargas.  Jefe de Servicio: Dr. Hernán de la Casas. Sala # 4, cama # 19. S. I., de 21 años de edad, agricultor, ingresa al Servicio del 28.3.35,
con el diagnóstico provisional de ̈amputación espontánea de la pierna zquierda ̈. Interrogado sobre la historia de su enfermedad, nos suministra los siguientes datos: en el mes noviembre de 1933 encontrándose trabajando en un cafetal, experimentó una fuerte mordedura en el dedo gordo de pie izquierdo, seguido de un dolor intenso y pérdida del conocimiento. Una vez que lo hubo recobrado (a los 8 días, según dice el enfermo ¿?), la pierna estaba completamente gangrenada con los huesos al descubierto, los cuales se eliminaron (primero el peroné y después la tibia) al cabo de 15 días. La cicatrización espontánea fue sumamente lenta y trajo como consecuencia la formación de un muñón cónico; es con el objeto de obtener la regularización de este que ingresa al Servicio. Interrogado acerca de la existencia de hemorragias durante su enfermedad, las respuestas fueron completamente negativas. El examen clínico de este enfermo solo nos permite observar la amputación atípica situada en la unión del tercio superior con el tercio medio de la  pierna izquierda. La regularización del muñón fue practicado el 2.4.35 por mi compañero el Br. Hugo D’Erizans; durante el acto operatorio no hubo necesidad de practicar ninguna ligadura: La degeneración fibrosa era generalizado, habiendo desaparecido completamente el tronco tibio-peroneo. El peroné y la tibia presentaban lesiones de osteítis rarificante. La herida cicatrizó por primera intención.

Observación # 5. Servicio de Medicina del Hospital Vargas. Sala # 10. Jefe del Servicio: Dr. P. Perdomo Hurtado. Adjunto: J.M. Ruiz Rodríguez. AR., de 30 años de edad, natural de Petare, ingresa al Servicio del 7 de abril de 1935 por haber sido mordido en la Quebrada de Guarenas (Estado Miranda) por una ̈Tigra ̈ que medía aproximadamente metro y medio de longitud. La mordedura radicó en el dedo índice de la mano derecha, a nivel de la segunda articulación interfalangiana. El dolor y edema inflamatorios fueron inmediato, sobreviniendo luego náuseas y fuerte cefalalgia; en la misma noche del suceso (dos horas más o menos después de la mordedura) hicieron su aparición las gingivorragias que han persistido hasta el momento de su ingreso al Servicio. Al día siguiente, refiere el enfermo, la orina fue poco a poco tomando un tinte rojizo hasta llegar a orinar sangre como lo hemos comprobado al hacer orinar al paciente en nuestra presencia. El edema local fue aumentado progresivamente hasta ocupar todo el brazo, trayendo como consecuencia la producción de infartos ganglionares en la axila. La hemorragia en el sitio de implantación de los colmillos ponzoñosos fue continua y últimamente se formó a nivel de la mordedura una gran flictena de contenido sero-hemático acompañada de ardor y de impotencia funcional. Examen clínico: Hombre fuerte, ligeramente aneciado con palidez de las conjuntivas. Al examen local de la mordedura encontramos la gran flictena citada que al abrirla deja salir un líquido fétido, substituido luego por sangre fluida e incoagulable que corre continuamente. A cada lado de la articulación se observan perfectamentedos orificios de color negruzco; sitio de implantación de los colmillos ponzoñosos. Todo el miembro es asiento de un edema doloroso, duro y muy caliente. La gingivorragia es continua y al examinar la boca se aprecian numerosos enantemas con ulceración de las encías por las cuales fluye continuamente la sangre. En el momento de nuestro interrogatorio, el enfermo presenta una hematuria franca. Para este momento o hay náuseas ni vómitos; por lo demás, el estado general es satisfactorio. Pulso: Lleno, fuerte, latiendo 72 veces al minuto. Respiraciones: Normales. Tensión arterial: Tmx. 12, Tmn. 7 al Vaquez. Tratamiento: El enfermo recibe a la hora de su llegada (6 1⁄2 P.M.): 10 cm3. De suero anti-ofídico, clase anti-bothropico por vía subcutánea.5 cm3 . Del mismo suero por vía endovenosa y 5 cm3 . por vía local., Prescribo XX gotas de solución de cloruro de adrenalina al milésimo. A las 9.00 P.M.: 10 cm3 de suero anti-bothropico subcutáneo. 8.4.35. La gingivorragia ha desaparecido totalmente. La orina de la mañana es de color vino tinto. El examen de laboratorio suministra: Albúmina fuertemente positiva; pigmentos biliares positivos; hemoglobina (Tevenon): fuertemente positiva; glóbulos rojos abundantes; glóbulos blancos, células renales y bacterias diversas. Inyecto, a falta de suero anti-bothropico, suero antiofídico polivalente. 9.4.35. A partir de este día la orina fue tomando gradualmente su coloración normal. El edema, duro y doloroso al principio, se fue haciendo blando e indoloro. En el sitio de implantación de los colmillos ponzoñosos, se formó una placa de esfacelo que curó al cabo de 15 días con aplicaciones de suero normal de caballo desecado (sic).

Observación # 6. N.P., yaracuyano, de 50 años de edad, agricultor. Es mordido el sábado 25 de agosto de 1934 a las 4.00 P.M. en la parte interna de la región plantar del pie derecho por una ̈mapanare ̈ (Bothrops atrox) ejemplar que identifiqué a la hora de mi llegada. Inmediatamente experimentó fuertes dolores en el sitio de la mordedura que se irradiaban a lo largo del miembro herido, acompañado de un ligero edema hemorrágico que fue aumentando progresivamente. Llamado urgentemente, reemplazo al curandero a las 9 1⁄2 P.M. del mismo día. Después de retirar una fuerte ligadura de ̈cuero de mato ̈ puesta por aquél de manera que se hundía en el edema e impedía de este modo la circulación de retorno en el miembro, paso al examen clínico del enfermo. Examen clínico. Examen local de la mordedura: El pie y la pierna derechas son el asiento de un edema violáceo bastante generalizado, doloroso y muy caliente: signos evidentes de una violenta inflamación. En la parte interna de la región plantar del pie derecho, sitio de la mordedura, aparecen dos heridas puntiformes hechos por los colmillos ponzoñosos de la serpiente mordedora, separadas una de la otra por una distancia entre 2 y 2 1⁄2 cm más o menos. Presentábanse bajo el aspecto de dos puntos rojos rodeados cada uno de una aureola violácea; una gota de serosidad sanguinolenta salía por cada orificio que después daban salida a sangre fluida e incoagulable. Examen general: Encuentro: pulso: 100 pulsaciones al minuto. Respiraciones: 22 por minuto. Temperatura 35 1⁄2. Tensión arterial al Vaquez: Tmx. 11 y 1⁄2 y Tmn. 7. Las náuseas y los vómitos fueron casi inmediatos a la mordedura, imposibilitando al paciente de dirigirse solo desde su casa en el momento del accidente. Dos horas después de este, hicieron su aparición vómitos biliosos que terminaron por convertirse en francamente hemorrágicos. Para la hora de mi llegada el enfermo presentaba además sialorrea, gingivorragias (que fue el primer síntoma hemorrágico en aparecer), epistasis (sic), sudores fríos, sed ardiente y fuerte cefalalgia. El examen de orinas practicado en la noche del suceso revelaba presencia de albúmina. Tratamiento: Ante este cuadro clínico de emponzoñamiento botrópico típico, confirmado por la identificación de la serpiente ponzoñosa mordedora, prescribí el siguiente tratamiento: 40 cm3 . de suero anti-bothropico repartidos como sigue: 20 cm3 por vía subcutánea, 10 cm3 por vía endovenosa y los 10 restantes inyectados alrededor de la mordedura. Prescribí además, inyecciones de aceite etero-alcanforado y esparteína, ordenando además reposo y dieta absoluta. Me informan que a las dos horas de haber aplicado el suero, el enfermo presentó una hematuria bastante abundante; en la madrugada, fuerte crisis sudoral seguida de enfriamiento de las extremidades. 26.8.34. El edema llega hasta la parte media del muslo acompañado de la presencia de infartos ganglionares en la ingle. Las heridas sangran abundantemente. Pulso: 100 pulsaciones al minuto. Respiraciones: normales. Temperatura: 38o. La gingivorragia ha desaparecido totalmente, lo mismo que los vómitos y epistasis (sic), persistiendo solo un estado nauseoso con debilidad general. La orina de la mañana es de color vino tinto con gran cantidad de albúmina. El enfermo recibe 20 cm3. de suero anti-bothropico por vía subcutánea, aceite alcanforado y suero glucosado isotónico. 27.8.34. El estado general ha mejorado notablemente. El pulso es fuerte y late 90 veces al minuto. Temperatura 37 y 1⁄2. El cuadro hemorrágico ha desaparecido, dejando equímosis (sic) numerosas en la piel y conjuntivas. En el sitio de implantación de los colmillos ponzoñosos aparece una gran flictena de contenido sero-hemático que trato convenientemente: abertura y aplicación de suero normal de caballo desecado (sic). En los días siguientes la convalecencia fue franca, obteniéndose el restablecimiento completo al cabo de 20 días.

Observación # 7. S. M., agricultor, 45 años de edad; mordido en la parte externa del tercio inferior de la pierna derecha por una ̈Mapanare ̈ el 3 de enero del año en curso a las 10.00 A.M. Edema hemorrágico inmediato con gran dolor, mareos, vómitos y pérdida del conocimiento. A la hora del accidente se establece el cuadro hemorrágico: las gingivorragias son las primeras en aparecer, luego sobrevienen dos hematurias, melenas, epistasis (sic) y una hematemesis. El 4 de enero a las 11.00 A.M. me llaman urgentemente. Examen clínico. En el sitio de la mordedura aparecen los dos orificios de los colmillos ponzoñosos separados por una distancia de tres centímetros; el edema es enorme, extendiéndose hasta la raíz del muslo, violáceo, sumamente doloroso y muy caliente. Me refieren que en la mañana de este día presentó dos hematurias y una violenta hematemesis que fue lo que motivo mi llamada. Pulso: 140 pulsaciones al minuto. Respiraciones: 35 al minuto. Temperatura 36o. Inyecto a la hora de mi llegada 30 cm3 de suero anti-bothropico por vía subcutánea, 30 en la vena y 10 alrededor de la mordedura. Aplico además suero fisiológico adrenalinado, esparteína y coramina. 5.1.35. La gingivorragia persiste y se han repetido las hematurias. En el sitio de la mordedura aparece una gran flictena que al abrirla da salida a un pus fétido; el estado delos tejidos subyacentes nos indica la gangrena inminente; todos los ganglios inguinales están considerablemente infartados y dolorosos. El edema invasor llega hasta la parte media del vientre; náuseas y vómitos frecuentes; equímosis (sic) conjuntivales y epistasis (sic). Pulso: 150 pulsaciones al minuto. Respiraciones: 36 por minuto. Temperatura: 35o. Procedo a la abertura de la flictena citada y cubro la región con curas húmedas de permanganato de potasio renovadas constantemente. Inyecto 40 cm3 de suero anti-bothropico por vía endovenosa y 50 por vía subcutánea; suero glucosado isotónico y estimulantes difusibles. 6.1.35. Las epistasis (sic) y gingivorragias han desaparecido; todo el cuerpo aparece cubierto de numerosas equimosis (sic) de dimensiones variables. En la noche se presentan síntomas alarmantes por parte del aparato respiratorio: tos, disnea, expectoración hemoptoica, submacicez y estertores crepitantes de ambas bases. No hay soplos en la región precordial. Pulso: 150 pulsaciones, débiles pero regulares. Respiraciones: Disnea considerable. Temperatura: 36o. En la raíz del muslo observamos gran número de redes de linfangitis que invaden todo el bajo vientre; el sitio de la mordedura es asiento de un esfacelo de 10 cm más o menos. El enfermo recibe suero anti-bothropico por vías subcutáneas y endovenosas; suero fisiológico, aceite etero-alcanforado, revulsión torácica y X gotas de solución de digitalina al milésimo; curas locales adecuadas. 7.1.35. Persiste el cuadro pulmonar; a la auscultación atenta de la región precordial no logramos percibir ningún soplo; todas las demás hemorragias han desaparecido; el edema invasor se ha detenido, persistiendo las redes de linfangitis. Inyecto suero anti- bothropico y medicación sostenedora general. En la noche tiene lugar una fuerte crisis sudoral, presentando el sudor una coloración rosada. 8.1.35. A partir de ese día, la mejoría fue estableciéndose lentamente. En el sitio de la mordedura se puso al descubierto el peroné, persistiendo más tarde una úlcera que traté con éxito por el suero normal de caballo desecado (sic).
Diagnóstico diferencial.
En mi artículo publicado a principios de este año, ̈Breves notas sobre la terapéutica del emponzoñamiento ofídico ̈ (17), hice unas ligeras referencias a los cuatro tipos clínicos producidos por las mordeduras de nuestras serpientes ponzoñosas. Hoy no hago más que ampliar lo que dije entonces. El diagnóstico diferencial del emponzoñamiento bothropico lo estableceremos sucesivamente con los emponzoñamientos crotálico, laquésico y elapíneo. Como complemento haremos una exposición suscinta de las mordeduras de las serpientes aglifas y opistoglifas, lo mismo que de los accidentes determinados por arácnidos: Arañas y escorpiones.

(17). S. E. M. ̈Revista de la Sociedad de Estudiantes de Medicina ̈. Nos. 8 y 9. Enero de 1935.
Emponzoñamiento crotálico. Como ya hemos visto, este emponzoñamiento es producido por nuestra serpiente ̈cascabel ̈ (Crotalus terrificus terrificus Laurentius); la presencia del crepitaculum (cascabel) en la extremidad de la cola de esta serpiente, por el que se la conoce fácilmente, hace inútil toda descripción. Los síntomas que integran el cuadro clínico del emponzoñamiento crotálico: Poco desarrollo de los fenómenos locales; ausencia de hemorragias (cuando más, orinas sanguinolentas), síntomas alarmantes por parte del sistema nervioso y aparato visual: parálisis de los músculos de la nuca (signo de la nuca caída de los brasileros), etc., son suficientes para descartar la posibilidad de un emponzoñamiento bothropico.

Emponzoñamiento laquéisco. Siendo clínicamente intermediario entre el Bothropico y el Crotálico, el diagnóstico diferencial de este emponzoñamiento presenta cierta dificultad. Las especies Lachesis muta, productora de este síndrome, ha sido identificada en Venezuela por Adolfo Ernst (1883), Benito Gutiérrez López (1902), Lisandro Alvarado (1921) y A. L. Briceño Rossi (1934). El Dr. Afranio do Amaral cita a Venezuela en la distribución geográfica de esta especie. Nosotros no conocemos esta especie ni hemos observado accidentes determinados por ella.Demos la palabra al Dr. Vital Brazil en lo referente a la acción fisiológica de su ponzoña: ̈La ponzoña de Lachesis muta, dice el sabio herpetólogo, es una de las que se separan más del tipo bothropico para aproximarse al crotálico. Es así que la diferencia entre su mínima mortal por vía intramuscular y endovenosa, es muy pequeña, mientras que se observa lo contrario con el veneno de las otras lechesis. Ella nomdetermina congestión de los órganos internos, es poco hemorrágica y mata lentamente por inyección endovenosa a las dosis vecinas de su mínima mortal ̈ (18).

(18). La defense contre l’ophidisme (Butantan). 1914.

Emponzoñamiento elapíneo. Poco frecuentes aunque sin ser excepcionales, los accidentes producidos por las corales ponzoñosas son sumamente graves, generalmente mortales. La acción fisiológica experimental de esta ponzoña sobre el conejo y el cobayo, la resume Vital Brazil en los siguientes síntomas: ̈Absorción extremadamente rápida sin reacción local, dolor muy intenso, acción refleja muy pronunciada sobre las glándulas, determinando salivación abundante, hipersecreción nasal, lacrimeo (sic) y diarrea; posee acción muy marcada sobre el aparato visual, determinando ceguera parcial, temblor, fatiga muscular y parálisis ̈. En nuestras investigaciones con la ponzoña del Micrurus coralinas ( ̈coral macho ̈ de nuestros naturales), hemos obtenido los mismos resultados. Basta recordar esta sintomatología para no pensar jamás en un emponzoñamiento bothropico.

Accidentes determinados por las serpientes aglifas y opistoglifas. Consideradas como inofensivas porque no determinan accidentes graves en el hombre, las mordeduras de las serpientes aglifas y opistoglifas determinan, en ciertos casos, fenómenos locales tan desarrollados, que hacen pensar en la existencia de un emponzoñamiento bothropico. Los signos característicos dejados en la piel por los dientes de estas serpientes, la ausencia de hemorragias a distancia y la evolución espontánea, favorable, del edema inflamatorio, son suficientes para establecer el diagnóstico etiológico.
Emponzoñamiento arácnido. Entre los accidentes producidos por nuestras arañas ponzoñosas, son dignos de citar los de la Licosa raptoria, una de las arañas que ocasiona frecuentemente esfacelos en el sitio de penetración de la ponzoña y que revisten en algunos casos cierta gravedad. He aquí como describen Vital Brazil y Vellard la sintomatología del araneismo licósico: ̈El paciente experimenta en el momento de la picada un dolor muy vivo pero pasajero: poco a poco el miembro herido comienza a edematizarse, al mismo tiempo que aparecen dolores lancinantes; al día siguiente, el edema es considerable, con sufusiones sanguíneas, en cuyo centro se aprecia el sitio de la picada por la presencia de una pequeña escara; generalmente no hay hipertermia; a veces se observa una urticaria generalizada pero sin reacciones ganglionares; el estado general es bueno; en los días siguientes, el edema se extiende más y más llegando a ocupar todo el miembro, acompañado algunas veces de flictenas; poco a poco la escara aumenta, un surco de eliminación se forma y una placa de tejido esfacelado, muchas veces considerable, se elimina; la curación es muy lenta, dejando una cicatriz indeleble, frecuentemente retráctil y dolorosa ̈ (19).
El caso que a continuación describimos, corresponde perfectamente a un araneismo licósico: A. R. de 18 años de edad fue picado en el dorso del pie derecho por una araña que según el paciente presentaba los siguientes caracteres: Longitud de tres centímetros más o menos, color pardo oscuro, casi negro en el dorso, con una faja blanco-amarillenta  por encima, continuada hacia atrás por otras líneas transversales. En el momento del accidente experimentó un fuerte dolor en la región de la picada acompañado de náuseas. El edema inflamatorio fue inmediato, alcanzando la parte media del muslo a las cuatro horas del suceso. A pesar del edema tan considerable, el estado general se conservó perfectamente bien. Al día siguiente se formó una flictena en el sitio de la picada, rodeada de sufusiones sanguíneas que se extendieron en un área de cinco centímetros más o menos. A los cinco días apareció una escara gangrenosa que se eliminó, dejando una ulceración que cicatrizó muy lentamente. No hubo infartos ganglionares ni hemorragias. Diagnóstico diferencial. El gran desarrollo de los fenómenos locales sin hemorragias a distancia (gingivorragias especialmente), nos permite descartar la existencia de un emponzoñamiento bothropico en el presunto caso de que no haya podido identificarse el agente provocador.

Emponzoñamiento escorpiónico. Los accidentes producidos por nuestros escorpiones determinan poca reacción local, acompañada de fenómenos de excitación pasajera, anestesias, sensación de adormecimiento local o de hormigueo, cefalalgia, náuseas, vómitos, etc. Generalmente no revisten gravedad. Con esta sintomatología nos parece inútil establecer un diagnóstico diferencial con el emponzoñamiento bothropico.

Diagnóstico de los emponzoñamientos bothropicos entre sí: Mientras no conozcamos las propiedades bioquímicas y acción fisiológica de las ponzoñas de los Bothrops lansbergii, xanthogrammus,
medusa, Sp. etc., no se podrá describir nada de cierto sobre las variaciones clínicas de los emponzoñamientos producidos por dichas especies.

(19). ̈Contribucao ao estudo do veneno das aranhas ̈ Vital Brazil y Vellard. Memorias do Instituto Butantan, tomo II, fascículo único. 1925.

Tratamiento.
Dada la acción fisiológica tan variable de las ponzoñas ovidianas  principalmente en lo que se refiere al retardo o rapidez de su absorción, es de gran interés establecer, antes de instituir el tratamiento específico, el diagnóstico exacto del tipo clínico del emponzoñamiento. Los cuatros tipos clínicos de nuestro emponzoñamiento ofídico que hemos enumerado en la nota preliminar de la presente tesis, dan lugar también a cuatro tipos inmunológicos, de donde tiene lugar una seroterapia específica para cada entidad clínica producida por mordeduras de los géneros a los cuales pertenecen nuestras especies de serpientes ponzoñosas. El suero anti-bothropico, obtenido por la hiperinmunización de caballos con ponzoña de las especies del género Bothorps es el específico del emponzoñamiento que ocupa nuestro estudio. A falta de un suero anti-bothropico nuestro, he utilizado los sueros de los Institutos ̈Vital Brazil ̈ (Nicteroy) y ̈Butantan ̈ (Sao Paulo) de la vecina República del Brasil.
Principios directores de la seroterapia anti-bothropica.
1o. Vías de aplicación del suero. Ya hemos visto que la ponzoña bothropica penetra muy lentamente en la economía y es absorbida más que todo por la vía linfática; las citolisinas, muy abundantes
en dicha ponzoña, dan origen a una gran reacción inflamatoria con destrucción de los tejidos a nivel de su inoculación. Nosotros, siguiendo las prescripciones de Amaral (20), inyectamos alrededor de la mordedura por lo menos una parte del suero, formando de este modo una verdadera barrera que limita la destrucción de los tejidos; la otra dosis de suero la inyectamos a distancia para neutralizar la acción que ejerce la ponzoña bothropica sobre los centros vitales una vez que se ha absorbido. Con esta técnica, los resultados obtenidos han sido muy satisfactorios en lo referente a la evolución de los fenómenos gangrenosos, tan frecuentemente observados en el emponzoñamiento bothropico.
(20). Pontos de vista basicos na terapéutica do ophidismo. Memorias Instituto Butantan. Tomo V1.
1931.

2o. Dosis: La dosis de suero varía según la gravedad del caso. En los emponzoñamientos de extrema gravedad se inyectan de 50 a 100 cm3 , repartidos por las vías endovenosa y subcutánea; en los casos de mediana intensidad, bastarán de 20 a 40 cm3 y en los benignos de 10 a 20 cm3
3o. Repetición de las inyecciones a cortos intervalos. Siendo la cantidad de ponzoña segregada por las serpientes es sumamente variable, no es posible determinar con certeza la dosis de suero que es necesaria emplear para tratar un emponzoñamiento. De esto se desprende qué, una vez inyectada la primera dosis de suero, es necesario vigilar atentamente la evolución clínica del caso para inyectar otra dosis si la mejoría no es definitiva. En los casos graves, me permito recomendar inyectar el suero por lo menos cada tres horas hasta que se llegue a una dosis global suficiente para neutralizar aproximadamente la ponzoña absorbida.
4o. Sostener el estado general. En nada difiere del tratamiento general de cualquier afección. En caso de congestión pulmonar, flejamiento cardíaco, etc., aplicar la terapéutica sintomática seguida siempre de nuevas dosis de suero. Dietética y purgante: En los casos benignos y medianos, nos contentaremos con prescribir un ligero régimen lacto-vegetariano. En los emponzoñamientos graves (sobre todo complicados con hematemesis y enterorragias), la dieta debe ser absoluta: alimentar al paciente con sueros fisiológico y glucosado isotónico. Con respecto al purgante (salinos de preferencia), se administrará al quinto día después de haberse detenido todos los síntomas; prescribirlo tardíamente en las formas clínicas hemorrágicas. El tratamiento físico-químico y las medicaciones indígenas fue objeto de estudios respectivos a propósito de mi artículo ya citado en el capítulo consagrado en el diagnóstico diferencial, publicado a principios de este año en nuestra ̈Revista de la Sociedad de Estudiantes de Medicina ̈. Félix Pifano C.  Caracas: julio de 1935.

Comentarios del recopilador.
Comentarios.
Esta tesis doctoral se realiza cuando en Venezuela cuando mucho o todo estaba por hacerse, por crearse, por descubrirse… Se va observando la fruición, fidelidad y exactitud en la descripción del joven de 22 años, aún bachiller (el 27 de julio de 1935 obtiene el título de Doctor en Ciencias Médicas), el cambio del estado general del paciente, el triunfo del bien sobre el mal, podría decirse. Para el tratamiento se utilizaba entonces el suero normal desecado de caballo. Comenta sobre la terapéutica aborigen del curandero como la fuerte ligadura de ̈cuero de mato ̈. Utiliza el examen sistematizado para no dejar nada de lado. Nos había comentado que inicialmente en sus estudios se empleaba el tensiómetro o método oscilómetro de Michel Víctor Pachon (1867-1938); pero que al regreso de José Gregorio Hernández de Francia, había traído consigo uno más elaborado y exacto, ideado por Vaquez-Laubry que determinaba las tensiones sistólica y diastólica. Armado de un laboratorio rústico y práctico era capaz de realizar determinaciones de diversos elementos de la orina. Fui repasando con gusto y llevado de la mano en forma maravillosa por el joven Pifano, todos los pasos terapéuticos del emponzoñamiento ofídico. Incluyendo cuando necesario, inyecciones de aceite etero-alcanforado y esparteína, suero fisiológico adrenalinado, coramina, revulsión torácica. Conocedor de la bibliografía nacional y dentro de las limitadas fuentes de búsqueda para la época, de la internacional Bothrops pifanoi Sandner y Romer 1961 Bothorps venezuelensis – Sandner-Montilla 1952 (Venezuelan lancehead, ̈barriga morada ̈,̈cuatro narices ̈, ̈rabo candela ̈, ̈terciopelo ̈, ̈tigra mariposa ̈) Leishmania pifanoi (NCBI Taxonomy ID 5682)
Al inicio de uno de sus fecundos trabajos (139), el Maestro hace una cita del escritor Ernest Hemingway,

̈Lo que importa es durar y dar cima a tu trabajo; ver, oír, aprender y comprender; y escribir cuando llegues a saber algo; no antes, pero tampoco demasiado tarde ̈.

REFERENCIAS
1. Pifano F. Contribución al estudio de las serpientes ponzoñosas del Estado Yaracuy. Tesis de Bachillerato. Caracas. Imprenta Bolívar. 1934. 16 páginas.
2. Pifano F. Breves notas sobre la terapéutica del emponzoñamiento ofídico. S.E.M.I. 1935;8-9:13-14.
3. Pifano F. Contribución al estudio etio-patogénico y clínico del emponzoñamiento bothropico en Venezuela. Tesis Doctor en CienciasMédicas. UCV. Caracas. Artes Gráficas. 1935 43 páginas.
4. Pifano F. Contribución al estudio de la Campaña anti-ofídica en Venezuela. Bol Min Sanid Asist Social. 1936;I.2:1937-1943.
5. Pifano F. Maneras de estudiar un criadero de larvas anofelinas. Tijeretazos Malariol. Div Malariol Sanid Asist Social. 1938;1.3:47-49.
6. Pifano F. La Enfermedad de Chagas en el Estado Yaracuy, Venezuela. Comprobación del primer caso agudo diagnosticado por el examen directo e sangre. Rev Polic Caracas. 1938;39:2653-2655.
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8. Pifano F. Anotaciones acerca del Psammolestes arthuri Pinto, 1926 (Hemíptera, Heteróptera, Triatomidiae): Reduvídeo hematófago encontrado en nidos de ̈cucarachero de monte ̈ (Dentrocoalptidae) en un sector de los Valles de Yaracuy, Venezuela. Gac Méd Caracas; 1938;45:241-245.
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17. Pifano F. Anotaciones cerca del Psammolestes arthuri Pinto 1936 (Hemíptera, Heteróptera, Triatomiadae): reduvídeo hematófago encontrado en niños de “cucaracheros de monte” (¿Dendrocolaptidae?) en un sector de los valles del Yaracuy. Su importancia como probable vector en la naturaleza del Schizotrypanum cruzi, Chagas 1909. Gac Med Caracas. 1938;45:241-245.
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74. Pifano F. Introducción al estudio de la Patología Tropical. Concepto de trópico. Su extensión y límites desde los puntos de vista astronómico e higiénico. Factores concernientes a la endemicidad de las enfermedades tropicales en los climas cálidos. Clasificación y dominio geográfico de estas enfermedades en la zona intertropical. Publicaciones de la Cátedra de Patología Tropical. Caracas, tomo I. 1943, fasc I, p:9-16
75. Pifano. F. Caracteres diferenciales de los parásitos maláricos del hombre. Publicaciones de la Cátedra de Patología Tropical. Caracas, tomo I. 1944,fasc. I, p:26-32.
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86. Pifano F. El diagnóstico de rutina de la Schistosomiasis mansoni por la intradermorreacción de Fairley en la Campaña Sanitaria Anti-Bilharziana.(Trabajo en colaboración con el Profesor Martin Mayer. Presentado enel XII Conferencia Sanitaria Panamericana). Editorial Grafolit, Caracas. 1947. Cuaderno Amarillo # 18, p.1-20.
87. Pifano F. Investigaciones concernientes a los aspectos pulmonar y cardiovascular de la Schistosomiasis mansoni en áreas endémicas del país. Trabajo presentado en la XII Conferencia Sanitaria Panamericana. Editorial Grafolit, Caracas. 1947. Cuaderno Amarillo # 19, p.1-68.
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110.Pifano F. Primeros resultados obtenidos en Venezuela con la cercaría- reacción de Vogel-Minning en el diagnóstico de Schistosomiasis mansoni. Estudio comparatido con el examen coprológico y la intradermorreacción con ̈bilharzina ̈. Trabajo presentado en el Tercer Congreso Alemán de Microbiología y Medicina Tropical, Hamburgo, septiembre de 1950.
111.Pifano F. Contribución al estudio experimental de las miocarditis parasitarias de la región neotrópica. Investigaciones histopatológicas sobre el miocardio en ratones blancos infectados experimentalmente con Schzotrypanum cruzi y Schistosoma mansoni sometidas a dietas carentes de vitamina B1 y Factor PP. (Trabajo realizado en colaboraciónel Doctor Giorgio Marcucci). Arch Venez Med Tropical Parasitol Méd. 1950;II,1:1950.
112.Pifano F. Representantes venezolanos del género Eratyrus (Hemiptera, Triatomidae) y redescripción del Eratyrus mucronatus Stal, 1859 (Trabajo realizado en colaboración con los Dres. Rafael Medina y Pablo Anduze). Arch Venez Med Tropical Parasitol Méd. 1950;II,1:250-255.
113.Pifano F. Serpientes ponzoñosas de Venezuela. III. Bothorps schelegelii (Bertold, 1846) Hand, 1857. Su existencia en Venezuela. (Trabajo realizado en colaboración con el Dr. Miguel Römer y el Dr. Sandner Montilla). Arch Venez Med Tropical Parasitol Méd. 1950;II,1:257-264.
114.Pifano F. Modalidades de la infección producida por el Schistosoma mansoni en animales de laboratorio infectados con cercarías provenientes de un solo caracol (Trabajo en colaboración con el Profesor Martin Mayer).Rev San Asist Social. 1951;16:445-449.
115.Pifano F. La leishmaniasis tegumentaria americana (Trabajo en colaboración con los Dres. M. Medina Febres y Miguel Römer). Presentado a las II Jornadas de Venereología, Dermatología y Lepra. Caracas, 10 a 16 de marzo de 1951. Memorias de las Jornadas. 1951;1:427-448.
116.Pifano F. La cercaría-reacción de Vogel-Minning en la Schistosomiasis mansoni (Trabajo realizado en colaboración con el Profesor Martin Mayer).mRev San Asist Social. 1951;16:461-474.

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118.Pifano F. Cavernícola pilosa Barber, 1937 (Hemíptera-Heteroptera- Triatominae) (En colaboración con el Br. Ignacio Ortíz). Rev San Asist Social. 1952;17:245-248.
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