La mitología griega forma parte de nuestras raíces permeadas desde Europa y es uno de los referentes simbólicos más importantes de la cultura occidental. Todo mito encierra una cosmovisión y sintetiza nuestros modos de percibir el mundo, pues los mitos siempre «nos dicen algo profundo y enigmático sobre nosotros mismos», y por ello nos fascinan tanto, en la medida en que el relato mítico «traduce sueños, fantasmas, deseos y miedos ancestrales» que forman parte de nuestra esencia humana. Ahí reside la clave de su sentido y su valor. De entre los mitos griegos, uno de los más insinuantes y aleccionadores es aquel de ¨El hilo de Adriana¨…
A cambio de la paz, los atenienses debían enviar cada año a siete hombres jóvenes y siete doncellas para alimentar al temido Minotauro, un horrible híbrido mitad toro y mitad humano que se encontraba encerrado en un laberinto; una construcción diseñada por Dédalo especialmente para él. Ariadna hija del rey Minos y Pasifae de Creta, en forma prudente, busca ayuda en el constructor del laberinto. Dédalo es el único que tiene la solución y por determinadas razones que solo él conoce, le entrega la información de cómo salir de esa construcción. La princesa arriesga su vida pero no le importa. Se las ingenia para reunirse secretamente con Teseo quien luego fuera mítico rey de Atenas, hijo de Etra y Egeo, explicándole con precisión cómo hacer para salir del laberinto; además, le entrega una pequeña espada mágica y un ovillo de hilo que ataría a uno de los extremos a la puerta.
El joven héroe comienza a sentir una gran admiración por la joven. Le agradece lo realizado y le promete que si sale con vida la tomará por esposa… Teseo pudo regresar victorioso luego de vencer y aniquilar al pavoroso Minotauro, símbolo de las debilidades y de la propia ignorancia, conquistando así la luz de la sabiduría. El Hilo de Ariadna simboliza el lazo que une las cosas, aquello que vincula nuestro pasado con el presente, al hombre exterior con el hombre interior, a lo eterno con lo pasajero. En fin, es la riqueza de la experiencia…
¨Mi muy querida Merche:
Me tomas esta mañana con el ánimo un poco decaído por no decir muy decaído; ayer lunes 6 de junio se celebró la transmisión de la Junta Directiva de la Academia Nacional de Medicina; un hecho natural, diríase, una sucesión de directivas al través de 112 años…
Sí, es cierto, cada 2 años ocurre este cambio democrático y solemne… que se vayan unos para que vengan otros con mejores ideas pero sin apetitos desmedidos para ayudar con bonhomía. Las sesiones siempre un jueves, siempre puntuales a las 10.00 AM en punto, día en que nos congregamos para aprender y enseñar, para honrar a nuestro antecesores y para soñar con una medicina mejor para el país, para hablar de lo que hay y de lo mucho que falta por hacer, para discutir los ingentes problemas sanitarios del país y fraguar soluciones siempre desoídas y despreciadas por las altura del poder, para servir de timonel y guía de la medicina venezolana, tan vapuleada en casi cuatro lustros de la más profunda oscurana que hayamos tenido en esta Venezuela sin luces y sin moral…
Pero el hecho es que las condiciones que rodean el Palacio de la Academias en pleno centro de Caracas, área de inseguridad, invasión azuzada adrede del populacho insolente y bullanguero, y el secuestro de la luz disfrazado de racionamiento a que nos han impuesto, hizo que en 112 años, este ritual cambiara de día y se realizara un lunes… ¡un lunes!, como si fuera poco, decimos…
Enerva y descompone el ver cómo estamos transitando un complejo laberinto sin haber podio hallar aún el hilo de Ariadna, de dónde no sabemos cómo salir ni dónde encontrar la hebra prodigiosa y un Teseo valiente que mate al Minotauro…¨
Aquellos, a quienes confiamos dirigir los destinos de la patria, que comienza por la salida del ¨ilegítimo¨, quizá llenos de buenos deseos, están más confundidos que nosotros y se han visto tantas veces envueltos en la vorágine de la más sucia política, no solo la dirigida desde los más altos conciliábulos de los cubanoides vende patria, sino también entre aquellos que escogimos y en quienes depositamos nuestro destino para cambiar la situación: rencillas, envidias, zancadillas, quítate tú para ponerme yo, que por momentos parecen desbaratar la unidad sin la cual nunca podremos vencerlos. ¨Compatriotas fieles, la fuerza es la unión¨, reza el estribillo del Himno Nacional varias veces al día voceado en la radio y la televisión para que rebote en oídos sordos e indiferentes… ¿Cómo saldríamos de este inmundo atolladero sin la pétrea unión de todos…? ¿Cómo es que la llamamos? ¿Es la Mesa de Unidad o el Tablero de la Desunión…?
Los venezolanos hemos navegado en un mar proceloso con velas negras, señal luto, asomo de que hemos viajado al encuentro de la muerte y prueba de ello es la impune mortandad de cada día en la calles de cada ciudad, de cada pueblo, en las casas de familia y en hospitales públicos y privados hendidos por la carencia, deparada por una terrible decadencia donde los medicamentos básicos ya no existen y la historia natural de las enfermedades se cumple como se ha cumplido desde tiempos bíblicos, como hemos aprendido de las épocas del peor oscurantismo…
Los personeros del gobierno, curiosidades antropológicas que son, especialmente aquellos que son médicos, ministros y aún psiquiatras, que han transfigurado su conciencia para estar de lado de la mentira rampante y la dureza de corazón, solo por un odio hacia lo que son, una vendetta enfermiza que se retroalimenta cada día… Un tiempo para el genocidio, un tiempo para asesinar a sangre fría, ningún tiempo para crecer y crear…
Los médicos en ejercicio activo vivimos con el alma en vilo; buena parte de nuestros pacientes han suspendido sus tratamientos, bien por la carestía o por el desánimo que conlleva el frustrante periplo por farmacias desguarnecidas, del ¡NO hay!, de la entrega resignada y el sufrimiento por presentir el final; alarma la docilidad, la pasividad y el conformismo para enfrentar al estado cruel; ¡estamos como embarbascados…! No queremos regresar de este largo viaje sin arriar las negras velas; estoy convencido de que pronto podremos levar velas blancas, señal de la victoria de la libertad y la democracia sobre la opresión, la maldad infinita y la exclusión.
En la estructura temporal de la civilización moderna, se suele emplear una sola palabra para significar el «tiempo». Los griegos tenían dos: Chronos y Kayrós. Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayrós, el momento justo, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Es la ocasión, la oportunidad, con las cuales se asocian intrínsecamente la mesura, el decoro, el justo medio. El kairós es la tempestividad, es el tiempo favorable para cada asunto. Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, para matar al Minotauro, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada. Venezuela y los venezolanos sentimos que el Kayrós está en su punto; la penitencia que hemos pagado por nuestra liviandad ha sido cruel y prolongada; pero los tiempos son propicios, se acerca al fin como también la muerte del narcoestado y con ella la desaparición de los pequeños hombres, brutos de la cabeza y pletóricos de odio y envidia. Amor con hambre no dura.
Dieciocho largos y penosos años y no han podido con nosotros… El pueblo venezolano ha sido fiel a su espíritu democrático, ni con armas rusas ni con la infernal asesoría cubana, ni con la oscurana informativa han logrado doblegarnos… Pedimos, exigimos que se dé fin a la violencia de toda estirpe, pedimos y exigimos que el malsano gobierno que ocupa Miraflores de una vez sea reemplazado por otro nacionalista, efectivo y honesto, que realmente mire a los ingentes problemas del pueblo… Pedimos y exigimos la salida de Maduro y su corte malandra…